La Fiscalía del Principado de Asturias considera que el mierense detenido en el mes de noviembre de 2019 acusado de matar a su yerno a cuchilladas acabó con su vida de forma voluntaria, asestándole múltiples puñaladas o golpes con un arma blanca de naturaleza corto-contundente. El Juzgado de Primera Instancia e Instrucción número 3 de Mieres acogió esta mañana una comparecencia en la que las partes –Fiscalía y acusación particular- trasladaron al investigado sus imputaciones, tal y como recoge el artículo 25 de la Ley Orgánica del Tribunal del Jurado.

El Fiscal, sin perjuicio de la calificación jurídica que se haga en el momento procesal oportuno, considera que los hechos “son constitutivos de un delito de homicidio en alguna de sus formas previstas en el artículo 138 y siguientes del Código Penal (homicidio o asesinato) y que se concretará en el momento en que se formule el escrito de acusación”.

Luis Salazar fue degollado por su suegro un martes. El viernes siguiente iba a disfrutar por primera vez de la recientemente obtenida custodia compartida de su hijo, de 17 meses de edad por entonces. Estaba en trámites de divorcio. Ha pasado ya más de año y medio desde que J. A. F. R. confesase en la Comisaría de Mieres ser el autor del crimen y entrara en prisión. Policialmente el caso se considera resuelto, pero debe ser la resolución judicial la que ponga final a esta atroz historia. La Fiscalía determinará en breve si el autor confeso será juzgado por homicidio o por asesinato. 

Si bien podría interpretarse que con la confesión el caso le cayó resuelto a la Policía Nacional, la realidad es muy distinta. La Comisaría de Mieres desarrolló un intenso trabajo de investigación las semanas posteriores al crimen. Y es que el arma, un cuchillo de grandes dimensiones, nunca apareció. Se trata de un fleco que podría tener su relevancia a la hora de calificar el suceso como homicidio o asesinato. Equipos policiales estuvieron buscando por todo Mieres el puñal, sin éxito.

El rastreo fue especialmente minucioso en el río San Juan, que por aquellas fechas arrastraba un gran caudal. El agresor confeso no fue nada preciso a la hora de justificar su presencia en la casa a hora tan temprana. Afirmó no saber que había hecho con el arma.