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El Principado restringe la escalada en el peñón de Figares para proteger los nidos

La actividad deportiva queda acotada, entre enero y julio, a un pequeño sector de la pared para favorecer la cría de buitres, halcones y alimoches

Arriba, varios buitres volando junto a sus nidos en el peñón de Figares. En el círculo, un alimoche. | LNE / L. M. Arce

La disputa que mantienen ecologistas y escaladores en el peñón de Figares, en Morcín, ya cuenta con una normativa para conciliar la citada actividad deportiva con la cría de aves salvajes protegidas. La escalada estará prohibida en la mayor parte de la pared entre el 1 de enero y el 31 de julio. En ese periodo, los montañeros sólo podrán hacer uso de un reducido sector situado en la cara frontal con el pueblo de Figares. El resto de asentamiento, quedará acotado para que buitres, alimoches y halcones puedan anidar.

El Principado restringe la escalada en el peñón de Figares para proteger los nidos

“No cubre por completo nuestras aspiraciones, ya que hubiera sido necesario ampliar algo más el periodo de prohibición, pero en lineas generales estamos satisfechos ya que hemos conseguido que se regule el uso de este importante enclave natural”, explica José Antonio García, portavoz de la Asociación Asturiana de Amigos de la Naturaleza (ANA).

La Consejería de Medio Rural y Cohesión Territorial ya ha informado al movimiento ecologistas de las restricciones que se impondrán en Figares, donde los desencuentros entre ornitólogos y escaladores se prolongan desde hace años. El BOPA acaba de publicar un dictamen para la protección autonómica del águila real, el alimoche común, al halcón peregrino y al buitre leonado durante sus períodos de reproducción y crianza. Las tres últimas de estas especies anidan en Figares. La resolución establece que durante los períodos de reproducción y crianza se prohíbe la escalada en sectores y fechas que figuran en los anexos del acuerdo. La Consejería señalizará aquellas áreas críticas siempre que dicha información no resulte contraproducente para la especie estableciendo la naturaleza y fecha de las limitaciones de uso. En este apartado, quedarían sin señalizar aquellas zonas con presencia de aves cuya localización pública pudiera poner en peligro los nidos por culpa de prácticas furtivas. La restricción temporal podrá ser retirada para aquellos nidos en los que se compruebe, por parte de la Guardería o técnicos de la dirección general del Medio Natural y Planificación Rural, que las especies consideradas se están reproduciendo en otros nidos de su territorio fuera de las zonas de escalada. Para el cumplimiento de estas condiciones se redactará un protocolo de vigilancia por parte de técnicos y Guardería del Medio Natural en los períodos de acotamiento de las zonas recogidas en la resolución.

El pueblo de Figares, que alberga una popular escuela de escalada, cuenta actualmente con media docena de casas habitadas. En este bello paraje morciniego la naturaleza se vuelve vertical, con muros de roca que se elevan decenas de metros sobre el estrecho valle. Estas abruptas paredes están más pobladas que la propia aldea, ya que en ellas habitan decenas de buitres leonados y alimoches, junto con algún halcón. Los ecologistas vienen denunciando que este asentamiento animal está amenazado por el hombre aún situándose en cornisas aparentemente inaccesibles. Conseguido que el Principado restrinja la escalada en periodos de cría, el último resto pendiente para los preservacionistas es conseguir que la zona se señale. “Es importante que los escaladores cuentan con información para que no incurran en ningún tipo de incumplimiento”, señala José Antonio García. Los ecologistas denunciarán la presencia de deportistas en zonas acotadas.

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