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Habla por primera vez la madre de Iván Castro, asesinado en 2017: “Marta me dijo en la morgue que estaba embarazada de mi hijo”

“Me enteré por las noticias y supe que era él por la descripción”

Puri Castro, en primer término, junto a Dubi Lapa, pegan uno de los carteles impresos con la imagen de Iván Castro, pidiendo justicia . | C. M. B.

Todo lo que viste es negro. El traje, los zapatos y el bolso. También la mascarilla. Tiene los ojos cansados y, desde hace casi cuatro años, apenas sonríe. Comer se le hace imposible. Tiene el estómago lleno de la peor angustia para una madre: perder a uno de sus hijos.

Es Puri Castro, la madre Iván Castro -el joven asesinado en diciembre de 2017 en un garaje de la calle Ingeniero Casariego de La Felguera-. Están detenidos como presuntos autores del crimen la que era su novia desde hacía 18 años, Marta Rama, y el amante de ésta, Nelson dos Anjos. El juicio comenzará el próximo día 28. La Fiscalía de Asturias sostiene que el crimen fue planeado por la pareja y perpetrado por él. Iván Castro falleció de tres disparos. “Sé que será muy duro”, claudica Puri Castro, los hombros hacia el suelo. Coge aire. Al sufrimiento por perder a su hijo se suma la traición de Marta: “Jugó conmigo. Cuando estábamos en la morgue, me dijo que estaba embarazada de Iván”. Es la primera vez que habla en público del crimen de su hijo. Lo hace con LA NUEVA ESPAÑA. Esta es su historia.

Puri Castro se cita con este diario en una céntrica cafetería de La Felguera. Está con ella su sobrina, Dubi Lapa. “Estamos preocupados porque apenas come, y tiene que estar fuerte para lo que va a pasar ahora… Sabemos que el juicio es una prueba muy dura para ella, pero quiere estar allí por Iván”, explica Dubi Lapa. La memoria de Iván, que impregna todo en la vida de Puri. Han iniciado una campaña de apoyo entre la hostelería de Langreo, con una pega de carteles: “Justicia para Iván”, el lema que subraya una foto del joven.

Se le ve feliz, sonriente. Estaba entre coches, su mayor pasión: “Era lo que más le gustaba”, apunta la madre. Y se hace el silencio.

–¿Conocía a Marta?

–Sí, claro que la conocía. Llevaban muchos años juntos, teníamos relación con ella.

Solo unos días antes de que Marta Rama presuntamente participara en el crimen de Iván Castro, Puri le había hecho un regalo: “Vi un kit de manicura en el supermercado, para quitarse el esmalte de las uñas, y me acordé de ella. Se lo compré”, afirma. Un regalo anticipado de Navidad, antes del puente de la Constitución. El día 7 de diciembre de 2017, Iván apareció muerto.

Aquí llega lo más duro para Puri Castro: recordar el día más triste de su vida. “Tenía una buena relación con Marta, pero ella casi nunca me llamaba. Ese día sí me llamó”, explica. Era ya de noche, y Puri Castro estaba en casa revisando el Facebook. Le apareció la noticia de un crimen en un garaje de La Felguera y, cuando iba a abrirla, recibió una llamada de Marta Rama: “Me dijo que estaba preocupada, porque Iván no había vuelto a casa y no la había llamado. Yo le respondí que acababa de encontrar esa noticia, y ella se echó a llorar. Me dijo que estaba muy preocupada, estaba confirmándome que ese chico era mi hijo”. Además, le dio otra información clave para la investigación: Marta Rama confirmó que había pasado en dos ocasiones por delante de la cochera, viendo allí el despliegue policial, y ni siquiera se paró a preguntar qué estaba ocurriendo.

Cuando colgó el teléfono, Puri Castro leyó la información. Supo, sin duda, que el joven que yacía muerto en la cochera era su hijo Iván. “Le reconocí, aún sin verlo, por la descripción ropa. Decía la noticia que llevaba un chandal negro y unas zapatillas deportivas blancas. Era lo que él se ponía para estar en casa, o cuando salía a dar una vuelta. Si salía a cenar o algo, se arreglaba más”, afirma. Unas manos temblorosas tamborilean en la mesa.

Iván Castro había sufrido mucho. Unos años antes del crimen, había sido diagnosticado de leucemia. Luchó mucho. “Le dieron el tratamiento más fuerte, lo pasaba fatal”, recuerda, angustiada, su madre. Sudaba, vomitaba, no podía levantarse de la cama. Era una “quimio tan agresiva”, apunta Puri Castro, que le ofrecieron congelar su esperma para ser padre en el futuro. “Le dijeron que la vía natural estaba descartada después de ese tratamiento”. Iván aceptó la oferta. Valiente, sabía que superaría el cáncer.

Esta información no sería relevante si, a continuación, Puri Castro no describiera la escena que vivieron en la morgue. “Estábamos allí, esperando a que trajeran a Iván, y Marta me dijo que estaba embarazada. Me lo aseguró varias veces, a pesar de que yo le dije que eso era imposible”, apunta la madre de Iván. Cuando salieron, le dijeron que llamarían a un taxi. Marta Rama se fue hacia el otro extremo de la calle: “Yo tengo uno esperándome”, afirmó Marta Rama. Era Nelson dos Anjos, el otro acusado del crimen.

“Ahora que lo sabemos todo, nos damos cuenta de que él estuvo en todo momento junto a ella”, apunta Dubi Lapa. Lo vieron al salir de la morgue, en el entorno del tanatorio y cerca de la iglesia. “Estuvo siempre allí pero, como no sabíamos quién era, no caímos en lo que estaba ocurriendo”, añade Puri Castro. Hubo otros detalles que sí llamaron su atención. Un ejemplo: pidió encarecidamente, y a través de WhatsApp, que sus apellidos no figuraran en la esquela. Otro: Puri Castro tiene un amigo que trabaja en una gasolinera en Argame (Morcín), cerca de la localidad en la que vivía Nelson dos Anjos. Había visto a Marta Rama varias veces por la zona. Cuando la joven lo vio en el tanatorio, y supo que la había reconocido, le echó: “Le dijo que no pintaba nada allí”.

Marta Rama, apunta la madre de Iván Castro, quiso deshacerse enseguida de las cosas del joven: “Desocupó el piso en unos días, nos dijo que no podía permitirse pagar el alquiler”. Dice Puri Castro que la familia sabe ahora que ella estaba conviviendo ya, desde hacía unos meses, con Iván y con Nelson. Los dos a la vez. “A mi hijo le ponía excusas. Le decía que iba a cuidar a su madre, que estaba mala de cáncer”.

La investigación se hizo muy dura para Puri Castro. Iba todas las semanas a la Comisaría de Langreo para saber si había novedades. En una de esas visitas, el responsable de la investigación la animó a que escribiera a Marta Rama. Parecía despreocupado, pero nada de eso. Seguían a la joven de cerca. Marta Rama respondió con un mensaje que parecía inocente. Leído ahora, encoge el alma: “No entiendo como siguen sin saber nada y espero que sea verdad que siguen en el caso. Y si, ojala hubiera tenido la suerte de haberme quedado embarazada, pero hasta eso tuvo que salir mal” (sic).

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