Un olivo y un monolito con una placa conmemorativa colocados en los jardines de la residencia de mayores de Pola de Laviana recordarán a todas las personas fallecidas relacionadas con el centro. Pero este reconocimiento, que se presentó ayer, aprovechando el aniversario del geriátrico, también es un homenaje a la vida y la esperanza. “Como sociedad, no dejamos de ser un conjunto y como si de un bosque se tratara, muchos árboles lo conforman”, explicó el director de la residencia, Federico Álvarez, destacando que “a veces una plaga entra en el bosque y alguno se apaga o marchita, pero siempre deja un hueco, todos somos un árbol y todos conformamos un bosque”.
En el encuentro también participó la concejala de Igualdad, Jacoba García, quien destacó que el de ayer es “un encuentro para celebrar la vida, porque tras el año tan duro sufrido, debemos quedarnos con todo el cariño, con las miradas cómplices detrás de las mascarillas, con el compañerismo, con los abrazos sin contacto físico y con los besos que volaban por el aire”. La edil aprovechó además para reiterar de nuevo que la colaboración del Ayuntamiento con la residencia de mayores siempre ha sido y será absoluta. Por último, la gerente de Establecimientos Residenciales de Asturias (ERA), Ana Suárez Guerra, destacó, por su parte, “la gran familia que forman en la residencia de Laviana y el increíble trabajo, lleno de cariño y amor que se desarrolla en ella a lo largo de sus 28 años de vida, pero sobre todo en los momentos más complicados”.
En el acto también se homenajeó a tres residentes que llevan más de 25 años en el centro, como son Conchi González, Olvida Cañón y Paulino Sánchez (“Toroces”); así como a varias trabajadoras que también llevan desde sus inicios en la residencia.