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Lucía García Futbolista internacional del Athletic de Bilbao y Embajadora de la Mierensía

“Un esfuerzo no es jugar al fútbol, sería trabajar 10 horas en lo que no te gusta”

“Los equipos femeninos de Asturias lo están haciendo bien, trabajan para ser competitivos, creo que su objetivo debe ser subir a Primera”

Lucía García, en el campo de fútbol Eliseo Gutiérrez de Mieres. A. Velasco

Lucía García (Barakaldo, 1998) es la única chica de cuatro hermanos cuatrillizos. De la Pola del Pino, una parroquia allerana cerca de Felechosa. Pero ese parto múltiple llevó a su madre a tierras vascas y le abrió la puerta a ser hoy una de las jugadoras más importantes del Athletic de Bilbao. Acaba de recibir de manos de la asociación “Mierenses en el Mundo” el premio como Embajadora de la Mierensía, un reconocimiento que aunque alejado de los campos de fútbol, lucirá con orgullo. Internacional con España, la joven, que acaba de cumplir 23 años, espera seguir vistiendo la elástica rojiblanca y la del combinado nacional. Y una curiosidad: en sus orígenes, quiso ser portera. No la dejaron. Una suerte. Ahora marca goles como soles.

–Acaba de recibir el premio de embajadora de la Mierensía ¿Qué supone para una persona tan joven como usted?

–La verdad es que me hace estar muy contenta porque siempre es un placer recibir un premio, y más cuando es de casa, en Asturias. Además, como vi el día que me lo entregaron, en el campo de fútbol, ser un referente para muchos niños y niñas es un honor que llevo con la cabeza muy alta.

–¿Qué le une a Mieres?

–Tengo familia. Mis tíos son de Mieres y desde pequeña siempre fue mucho a visitarlos. Además, también cuando estudiaba, bajaba a Mieres a clases particulares, así que me unen lazos familiares y de infancia.

–Hace pocas semanas acababa la temporada. ¿Qué tal le ha ido?

–La verdad es que para nosotras este año ha sido muy difícil, porque nunca nos habíamos visto en la situación de pelear por no bajar y de estar en la parte baja de la tabla. Considero que la temporada pasada ha sido un año de aprendizaje, y esperemos que en las próximas temporadas podamos estar en una situación de luchas por cosas bonitas. Hay que reconocer que para un club como el Athletic es un poco más complicado, nuestros rivales se refuerzan cada verano, y nosotros tenemos una filosofía muy particular, con la que vamos a muerte, pero que hace que sea un poco más difícil cada año a la hora de encontrar jugadoras para mejorar el equipo. Aún así, tenemos la ilusión de no estar peleando por la permanencia y sí por cosas más importantes la próxima temporada, que comienza pronto.

–Juega para uno de los clubes históricos del país. ¿Qué se siente al ponerse la camiseta del Athletic de Bilbao?

–Es un lujo vestir cada fin de semana esta camiseta. Yo lo valoro muchísimo, y a parte de la suerte, también es un premio a todo el trabajo y el esfuerzo que llevo haciendo desde pequeña.

–También es una de las habituales en la selección española. ¿Qué supone defender la camiseta nacional?

–Pues un sueño hecho realidad, que le voy a decir. Representar a tu país a nivel deportivo es lo máximo y estoy muy contenta de poder hacerlo y de ponerme cada vez que puedo la camiseta de la selección. Al final que Jorge Vilda cuente con asiduidad conmigo es un placer. Ahora me toca seguir trabajando intensamente para intentar estar todas las veces que pueda con la selección, y para poder ir a la Eurocopa del próximo año. Pero vestir la camiseta nacional, como le digo, es un placer y un orgullo.

–Cuénteme, ¿Dónde empezó a jugar al fútbol?

–Pues en Aller, en mi casa, en mi pueblo. A mis hermanos no les gustaba nada jugar al fútbol. Y yo cogía un balón y recorría las calles de La Pola del Pino jugando. Luego también en el colegio con los compañeros. Hice un año de fútbol sala y un profesor del colegio me dijo que si quería probar en el Oviedo Moderno, que era un club que estaba haciendo muy bien las cosas. Fui y me cogieron, y con 15 años debuté en Primera División, algo que muy poca gente puede decir.

–Me han contado que las paredes de La Pola del Pino aún tiene algún balonazo suyo.

–Jugaba muchas veces sola por las calles, y le daba balonazos a las paredes, a alguna puerta. De aquella, todas las vecinas me reñían porque les fastidiaba las flores, o los canalones, o manchaba la pared. Todavía hoy, cuando voy por el pueblo, me lo recuerdan, aunque tengo que decir que ahora lo hacen con bastante más cariño que cuando era pequeña (sonríe).

–¿Cómo ve el fútbol femenino asturiano?

–Los equipos están haciendo bien las cosas, y poco a poco trabajan para ser competitivos y subir a Primera División, que creo que es el objetivo de equipos como el Real Oviedo o el Sporting. Pienso que el Oviedo está algo más hecho. Pero es tremendamente positivo que los clubes apuesten por el fútbol femenino y se vayan dando pasos adelante. Sería genial ver a un equipo asturiano en Primera División.

–En Aller, el Santiago creó hace un par de temporadas un conjunto femenino. ¿Cómo allerana, que le parece?

–Mire, que a las chicas del concejo les guste el fútbol me hace mucha ilusión, pero que además tengan donde practicarlo me pone muy contenta. Al final es tener una alternativa y un sitio cerca de casa donde poder hacer lo que te hace feliz. Ahora miro atrás y valoro muy especialmente el esfuerzo que hicieron mis padres para llevarme a entrenar a Oviedo, o para ir a jugar. Era un gasto que antes quizá no valoraba tanto como ahora, pero hicieron un esfuerzo tremendo que no todo el mundo puede hacer.

–¿Qué objetivos tiene para el próximo año?

–La verdad es que a nivel de clubes estaría muy bien intentar entrar en la Copa de la Reina y ganarla, y no sufrir durante la temporada. Y luego me encantaría jugar la Eurocopa con España.

–¿Algún sueño?

–Cada vez que salto al campo ya lo es. Mucha gente me dice que como hago tantos esfuerzos por el deporte, pero para mí jugar es un sueño. Un esfuerzo sería trabajar en ocho o diez horas en lo que no me gusta. Pero jugar al fútbol ya es un sueño que estoy viviendo cada día.

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