Pinchazos virales para vencer al covid: amigos de un enfermero allerano popularizan en redes su labor en el centro de vacunación
Mario González forma parte de la plantilla del recinto de Santullano

Mario González con sus compañeras, en el centro de vacunación, muestra el cartel con su foto y el popular hashtag “#AMiTambiénMeVacunóMario”.
C. M. BASTEIRO / L. C.
Se llama Mario González Mata, tiene 27 años y es allerano. De Moreda, para más señas. Sonríe mucho. Es uno de los enfermeros del centro de vacunación contra el covid-19 en el área del Caudal (con sede en el recinto ferial de Santullano). Suministra una media de doscientos “pinchazos” al día.
Y aquí se acabaría la historia, si no fuera porque sus amigos y compañeros han popularizado su labor en redes sociales. Con el hashtag “#AMiTambiénMeVacunóMario”, comparten en internet fotos en las que el chaval hace su trabajo. La ocurrencia engordó hasta viralizarse. Sus compañeras han colocado un cartel con su foto y el “famoso” hashtag a la entrada del centro de vacunación. Un poco de alegría en momentos duros. Con ustedes, Mario González Mata: el nuevo héroe de la pandemia.
“No, no, de héroe nada. En esta pandemia todos somos importantes, cada uno más importante que el anterior”, afirma Mario González. Un chaval de sonrisa fácil y siempre sincero. También cuando reconoce que, al principio, no estaba seguro de que enfermería fuera su carrera: “En la universidad no lo tenía muy claro, la verdad”, apunta.

Mario González administra una dosis de la vacuna a su madre, María Isabel Mata Castañón. / C. M. BASTEIRO / L. C.
Pero no colgó los libros. Menos mal. La primera vez que hizo prácticas, ahí ya sí, la vocación le llegó al alma: “Cuando puse los pies en el hospital supe que este trabajo era para mí, no podía imaginarme haciendo otra cosa”. Era el año 2016, la llegada del coronavirus ni se imaginaba. Cuando estalló la crisis sanitaria, Mario González Mata tenía cuatro años de experiencia como enfermero.
Hubo incertidumbre y cansancio. Ahora, meses después de aquellos primeros días, él lo valora con unas palabras templadas: “Fue una situación tan nueva y tan difícil que, la verdad, nos costó un poco adaptarnos. Ahora parece que la llevamos todos ya un poco mejor que al principio”.
Llegaron las vacunas, y Mario González estuvo entre el personal encargado de vacunar ya a los primeros: sus compañeros sanitarios. “Fue un alivio y una alegría, además me hizo mucha ilusión estar entre el personal dedicado a la vacunación”, afirma, risueño. Luego fue destinado al centro de vacunación del área sanitaria del Caudal, acondicionado en el recinto ferial de Santullano: “Está muy bien organizado y todo el mundo trabaja muy bien. Todos. Desde mis compañeras enfermeras y auxiliares hasta el personal administrativo, pasando por la labor de los voluntarios de Protección Civil”.
"Es que no entiendo que haya gente, poca afortunadamente, que no vea que la vacuna es necesaria para volver a la normalidad”
De Protección Civil depende la regulación del tráfico a la entrada. También la organización de la espera y el paso a las líneas de vacunación de los muchos vecinos que ya se han inoculado. En julio, llevaban 50.000 dosis administradas. Ahora ya está en marcha la vacunación de los más jóvenes y se ha superado el umbral del 70 por ciento de inmunizados.
Entre tantos, hubo un “pinchazo” que lo cambió todo. El del primer amigo de Mario que, con algo de broma y mucho de admiración, subió una foto a sus redes sociales con un hashtag que se le ocurrió: “#AMíTambiénMeVacunóMario”. En los días siguientes, se sumaron al movimiento otros vecinos del concejo. El alcalde de Aller, Juan Carlos Iglesias, y concejales del Ayuntamiento, como Jaime Fernández (Ciudadanos) hicieron lo propio. #AMiTambiénMeVacunóMario suma centenares de entradas en las redes, especialmente en Instagram.
“Me hace mucha ilusión, la verdad. Y me parece una forma de animar a la vacunación contra el covid-19”, explica el sanitario. Sus compañeras, hace unos días, dieron un paso más: colocaron el cartel con su foto a la entrada del recinto ferial. Es una buena idea, apunta sin dudar, Mario: “Hay gente que llega a vacunarse un poco nerviosa. Está bien poner cara a alguien y humanizarlo, porque la situación está siendo difícil para todos”.
Para unos más que para otros. La única pregunta que hace torcer un poco el gesto a Mario González es la siguiente: “¿Qué les dirías a los negacionistas?”. “No sé... Intentaría convencerlos. Es que no entiendo que haya gente, poca afortunadamente, que no vea que la vacuna es necesaria para volver a la normalidad”. A estas alturas de la pandemia, y sin perder la sonrisa, calcula que ha administrado unas 20.000 dosis de Pfizer, Moderna y Astra Zeneca. Los “pinchazos” de los que se siente más orgulloso: “Los de mis padres, claro”, responde. Otra vez la sonrisa.
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