La zona de terrazas del parque Jovellanos ha sido siempre un céntrico espacio de encuentro para los mierenses. Los hosteleros comienzan a recuperar el optimismo tras un año y medio de incertidumbres y esfuerzos sin recompensa. “La normalidad está próxima, se nota en el ambiente”, apunta Héctor García, de la Cafetería Jovellanos, uno de los establecimientos más representativos de este concurrido eje peatonal.

La apertura de la barras ha supuesto un doble paso adelante, con un beneficio funcional, pero también simbólico. “El vaso de vino sin barra no sabe igual”, apunta Héctor García. Y es que ya lo dijo hasta Napoleón Bonaparte, que «nada hace que el futuro parezca tan de color de rosa como el contemplarlo a través de un vaso de buen vino”. En este caso, el creciente ambiente en los bares se puede interpretar como un claro síntoma de que la pandemia remite.

“Hay gente aún tiene cierto recelo a ponerse en la barra, pero poco a poco es un territorio que se irá reconquistando” pronostica convencido Héctor García.

La Cafetería Jovellanos es de los establecimientos que más elogios ha recibido durante los largos meses de crisis sanitaria por el cumplimiento de las medida sanitarias: “Ahora lo que toca es ir paso a paso, sin precipitarnos y sin cometer imprudencias”, señala Jorge Álvarez, cliente del establecimiento, mientras observa en el periódico con un mueca de cierta sorpresa una foto de las fiestas de San Mateo con mucha gente en la calle: “Leer el periódico en el bar es un placer íntimo y se nota que la gente está volviendo porque aquí tienen dos ejemplares de La NUEVA ESPAÑA y en ocasiones tenemos que esperar turno para cogerlo”.

La Cafetería Jovellanos ha resistido a la pandemia superando la adversidad desde el primer día. “Justo la primera noche del confinamiento nos entraron a robar”, recuerda Héctor García. Ahora, tiene al menos la barra para apoyarse. “No queda otra que trabajar e intentar dar un buen servicio”.