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Pintaius, un “lenense” en la legión romana: historiadores sostienen que el astur, que luchó con el ejército imperial, nació en Zurea

El soldado, que falleció a los 30 años, alcanzó cierta relevancia en las filas que luchaban por Roma

Esta es la historia del primer asturiano que alcanzó la fama. Pintaius: un guerrero astur que se integró en el ejército romano y alcanzó cierta relevancia. Llevaba el estandarte –era el denominado “signifer”– de la Cohors V Asturum. Cuando murió, pidió expresamente que sus orígenes se reflejaran en la estela. Según algunas investigaciones, Pintaius nació en el territorio que actualmente ocupa el concejo de Lena.

No fue fácil que el nombre de Pintaius se “colara” en la historia. Los guerreros astur-cántabros trajeron de cabeza al Imperio durante demasiado tiempo. Es por eso que Roma intentó borrar cualquier rastro de su existencia, incluso mucho después de doblegarlos. La lápida de Pintaius fue hallada en el oeste de Alemania, concretamente en Rheinbrohl (cerca de Bonn), a mediados del siglo XVIII. La traducción del epitafio es la siguiente: “Pintaius, hijo de Pedilico / astur transmontano del castillo de Intercatia, / portainsignias que sirvió en la cohorte V reclutada con astures / murió a los 30 años después de servir siete en el ejército”.

Una pieza excepcional. Según Daniel Casado Rigalt, doctor en Historia de la Arqueología y profesor de la Universidad a Distancia de Madrid (UDIMA), “la aparición de esta lápida hizo saltar los resortes de la memoria astur”. Además de ser inédita ofrecía, aunque a primera vista no lo parezca, información clave sobre la historia del soldado fallecido.

Estaba orgulloso de sus raíces, apuntan los investigadores. Por eso en la estela destaca su lugar de origen: “No es común que sea así”, apunta Rigalt. El epitafio refleja, en primer lugar, que Pintaius era hijo de Pedilico. Y lo más importante: “astur transmontano del castillo de Intercatia”. Intercatia, apunta Rigalt, ocupaba aproximadamente el territorio que actualmente ocupa Asturias. En concreto: de Pola de Somiedo a Pola de Lena, de oeste a este; de Pola de Lena a Pola de Gordón (León), de norte a sur y de Pola de Gordón a Puebla de San Mamés de las Rozas (León), de este a oeste.

La mayoría de los guerreros de Intercatia pertenecían a la tribu de los Orniacos. “Esta tribu parece estar ligada al Ornia, que era el río Huerna”, apunta el profesor de la UDIMA. Además, procedía de un “Castellum”, que es un castro en altura y fortificado. Estas construcciones eran de menor tamaño que las fortalezas denominadas “oppida” (“oppidum en singular). Algunas fuentes afinan aún más y apuntan que los Orniacos estaban asentada en la actual localidad de Zurea.

A pesar de esta lectura, que defienden no pocos historiadores, el origen de Pintaius no está confirmado. En lo que no hay debate es en la historia sobre su carrera. Fue un militar muy destacado, que pudo ser “reclutado” por el ejército romano en la rebelión de los bátavos: el levantamiento de tropas auxiliares contra el Imperio.

Ocupar el puesto de “signifer” no era poca cosa. “Es seguro que destacó por su destreza militar, el estandarte de una centuria no lo podía llevar cualquiera”, señala el historiador Rigalt. Para ser abanderado de una cohorte, como lo era Pintaius, había que cumplir con una serie de requisitos: eran soldados más altos que la media, tenían que ser ambidiestros y –lo más importante– presentar muy buenas aptitudes en el manejo de las armas.

La estela de Pintaius se completa con un grabado de su figura. Según esta representación, el soldado llevaba un “gladius” (una espada) y un “pugio” (arma auxiliar a modo de puñal). En cuanto a la indumentaria, lo más significativo es que Pintaius se tapaba con una piel de oso. Llevaba las garras cruzadas sobre el pecho. Era la prenda exterior que lucía sobre la “lorica”, una pieza defensiva que protegía el tórax y el abdomen. Como portaba el estandarte, Pintaius no podía llevar escudo. Es por eso que tenía una protección “extra”: una túnica fuerte que también servía de abrigo.

La carrera militar de Pintaius, al menos en el ejército romano, fue relativamente corta: permaneció en las filas durante siete años. Falleció a los treinta. Según los historiadores, justo tres décadas era la esperanza de vida media en la antigua Roma. Para los curiosos y “fans” que quieran conocer la lápida de Pintaius, el primer asturiano que alcanzó la fama, hay una réplica en el Museo Arqueológico de Asturias. La original está un poco más lejos: se expone en Alemania.

La reproducción de la lápida de Pintaius, expuesta en el Museo Arqueológico de Asturias.

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