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El canto del andarríos chico celebra la recuperación ambiental del río Caudal

El cauce ha pasado de ser una cloaca a prosperar y albergar especies animales raras en otras partes de España

Clemente Álvarez, observando el río Caudal a su paso por Mieres. En el recuadro, un ejemplar de andarríos chico. | D. M. / Alba López

A lo largo de cerca de cuatro kilómetros, los que van desde Santullano hasta el lavadero de carbón de El Batán, el tramo urbano del río Caudal alberga más de cincuenta especies de aves que nidifican cerca de las aguas. Este bullicioso aleteo es el positivo balance del vigoroso resurgir ambiental que arrancó en 1994 con el ambicioso proyecto de canalización y saneamiento del cauce, una actuación que entonces el Ayuntamiento cifró en 1.600 millones de las antiguas pesetas, unos 9,6 millones de euros. Los ecologistas reconocen el logro alcanzado y destacan que la recuperación de este sistema es ya una realidad contrastada hasta el punto de haberse convertido, en algunos aspectos, en un referente nacional. De hecho, hay un pequeño pájaro que podría enarbolarse como el estandarte de todo este proceso.

Las aves celebran la mejora del Caudal

El andarríos chico es una especie de ave que, sin llegar a estar amenazada, se considera muy poco común. “No está en el catálogo de fauna amenazada, pero se ha incluido en un apartado especial que demanda medidas de protección”, explica Clemente Álvarez, responsable de la Coordinadora Ornitológica de Asturias. Se estima que en Asturias habitan apenas una treintena de parejas de este pequeño pájaro de pluma grisácea, pero con barrados y punteaduras que le dan un aspecto poco uniforme. En el río Caudal se han detectado más de un decena de estas parejas: “En concreto tenemos identificadas once, por lo que puede considerar la reserva de esta especie más importante en toda la zona norte de España”, subraya Álvarez.

El andarríos chico prácticamente llegó a estar desaparecido en la comarca cuando el río bajaba negro, arrastrando la contaminante huella del carbón que se lavaba en sus aguas, junto a los pozos. La inversión en el cauce realizada hace ya más de un cuarto de siglo lo ha convertido en un armonioso fluir de aguas cristalinas. El río negro dio paso a la vida. “El balance es muy positivo y este ecosistema se ha convertido en un valor natural para la comarca”, señala Clemente Álvarez.

El alcance de la actuación de saneamiento abordada en la travesía urbana del río Caudal pronto podrá ser cualificable de una manera totalmente precisa. La Coordinadora Ornitológica de Asturias realizó un estudio del estado del cauce justo antes de su recuperación, en el año 1994. El colectivo prevé repetir el análisis en breve para evaluar con rigor empírico el verdadero avance logrado en estas tres décadas.

“El caso del andarríos rico es llamativo, pero en el cauce hay importante poblaciones de otras aves”, destaca Clemente Álvarez. El río aún no es el de hace siglo y medio, antes de que las minas de carbón oscurecieran su aspecto, pero el cauce ha vuelto a ser prácticamente cristalino y de nuevo da cobijo a una poblada comunidad de aves. Garzas y patos conviven con especies que pasan más desaparecidas, como la pequeña lavandera blanca. Se trata de un tesoro natural que aumenta el atractivo de la senda fluvial de Mieres, que transcurre entre Ujo y Ablaña. “En estos momentos las especies más representativas que anidan en el Caudal podrían ser el avión zapador, el mirlo acuático y el ya citado andarríos chico”, destacó el responsable de la Coordinadora Ornitológica de Asturis.

El renacer de cauce que hace treinta años transcurría difunto también ha arrastrado las inevitables polémicas y desencuentros entre pescadores y conservacionistas. Han aparecido especies de aves que no tienen a todo el mundo contentos. Los cormoranes incomodan a los pescadores. Estos depredadores, inusuales hasta hace poco en estas latitudes, han proliferado hasta poner en peligro, según el citado colectivo, la población de truchas. Los ecologistas consideran injusta la mala fama que se han generado estas aves, “Si bien hoy en día su presencia es mucho mayor que antes, no se la puede considerar una especia invasora. Además, su influencia en la reducción del número de truchas es muy discutible, ya que suelen alimentarse de otras especies más fáciles de pescar, como la boga”.

La recuperación ambiental del cauce del río Caudal, además de aves, hizo en su momento regresar a los pescadores. El coto de pesca sin muerte de Mieres, inaugurado en 1997, llegó a ser considerado por varias revistas especializadas el mejor de Europa dentro de su categoría. Fue un breve tiempo de gloria, ya que el declive comenzó ya a principios del nuevo siglo. Los pescadores sostienen que la aparición descontrolada de cormoranes esquilmó el cauce de truchas. Luego llegarían las garzas, acentuando el malestar.

Lo que parece claro a estas alturas es que el debate sobre la gestión del río ha dado un giro e 180 grados. La controversia gira ahora sobe la necesidad de encontrar equilibrio entre la abundante fauna que puebla el ecosistema. Los problemas de contaminación han sido arrastrados por la corriente.

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