Aunque ya hay muchas menos restricciones, la normalidad volvió “a medias” en la celebración ayer del día de Todos los Santos en las comarcas mineras. A diferencia de lo que ocurría antes de la pandemia, muchos de los oficios religiosos que tradicionalmente se realizaban en los camposantos, tuvieron lugar en las iglesias. Además no todos los vecinos con familiares y amigos que descansan en los cementerios decidieron acudir ayer hasta allí, sino que aprovecharon los días previos, en visitas escalonadas. Eso sí, las flores volvieron a ser las protagonistas indiscutibles de esta jornada en honor de los seres queridos fallecidos.
Entre las personas que no faltaron a su cita en el día de Todos los Santos estuvieron las hermanas Elvira y Eloísa Peguero, de La Joécara, que acudieron ayer al mediodía hasta el cementerio del distrito langreano de Sama. “Otros años está más concurrido, pero muchos vinieron ya la semana pasada a arreglar los nichos”, aseguraban estas hermanas. En Langreo, los actos litúrgicos tuvieron lugar en las iglesias, dejando los camposantos para años en los que la situación mejore. Así, hubo misas en las iglesias de Ciaño, San Miguel en Lada, la capilla de Nuestra Señora del Carmen, la iglesia de Sama y la de Lada.
Sí hubo actos litúrgicos en los cementerios del concejo de Laviana, tanto en el de la Pola como en Carrio, Llorío, El Condao, Tiraña y Tolivia. La misma situación se dio en el concejo de Aller, concretamente en los cementerios de Santibáñez, Murias, Nembra, Bustillé y Moreda.
En el concejo de Mieres, la actividad religiosa en los camposantos se limitó al de Loredo, mientras que hubo misas en las iglesias de San Juan, Baíña, La Rebollada, San Pedro y Seana.
También hubo diferentes oficios religiosos en los concejos de San Martín del Rey Aurelio y Lena, algunos de ellos en cementerios, así como en Caso, Sobrescobio, Morcín y Riosa.
