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Los vecinos exigen arreglar ya el acceso al parque de las Ubiñas: “Es muy peligroso”

Piden que se licite la obra de 800.000 euros prevista para mejorar el firme y evitar desprendimientos en una vía muy utilizada por ciclistas y turistas

Secundino Álvarez señala el asfalto estropeado en la carretera de las Ubiñas, a su paso por Teyeo. | C. M. B.

Secundino Álvarez, responsable de la asociación de vecinos de Teyeo, camina por el asfalto de la carretera de acceso al parque natural de las Ubiñas (MO-3). Quiere mostrar los baches, las zonas de desprendimiento. Pero es casi imposible: no dejan de pasar coches, furgonetas de reparto y algún camión.

Los vecinos de la zona –declarada Reserva de la Biosfera por la Unesco– exigen al Principado que licite ya la actuación de mejora, prevista para este año. La situación empeora cada día: cada vez hay más tráfico, por el “boom” de la montaña tras la crisis del covid-19; cada vez hay más baches y grietas, por el paso incansable de vehículos. “Si nadie hace nada, en invierno esto puede ser mortal”, claman los que conducen a diario por la vía.

Están ya cansados de repetirlo. La reclamación para la mejora de la carretera de las Ubiñas lleva ya unos años sobre la mesa: “Es que estamos hartos. No pedimos un capricho, mejorar esta carretera es una necesidad”, afirma Álvarez, mientras señala una de las zonas con el firme levantado e irregular.

Es en Teyeo donde empiezan los problemas: “Hasta aquí, se llega más o menos bien. De aquí hacia arriba, va de mal en peor”, avisa el vecino. El principal problema en el pueblo de Teyeo es lo desgastado del firme: “Cuando llueve, ya no te digo nada si hiela, se vuelve muy resbaladizo. Es muy peligroso, tanto para conductores como para peatones”, afirma.

Lejos de mejorar, tal y como alerta Álvarez, la carretera empeora con la subida hacia la zona más alta del espacio protegido. Cerca de Tuiza de Arriba, una gran roca amenaza con caer sobre la carretera: “Es una zona en la que los desprendimientos son muy frecuentes. Es necesario actuar con urgencia, antes de que tengamos que lamentar graves daños personales”, apunta Auri Villar, portavoz de los vecinos en la vertiente lenense del parque natural de las Ubiñas.

Uno, dos, tres... Ayer mismo rodaban por la carretera, ya a primera hora de la mañana, cerca de diez ciclistas. Un día laborable y con meteorología inestable. “El número se eleva a la enésima potencia en los días festivos”, señala la portavoz vecinal. También se han multiplicado, en los últimos meses, los vehículos de turistas: “No vamos a decir que estemos masificados, como otras zonas, porque no es así. Pero sí que tenemos muchos más turistas que antes de la crisis sanitaria del covid”, matizó Villar.

Tráfico que se suma a los coches de los vecinos, que no son pocos. “Hay que tener en cuenta que no hay una línea de transporte público, así que conducir vehículos particulares es la única forma de llegar a los pueblos de la zona”. También hay tráfico pesado, de las labores aún en marcha por la obra de la Variante de Pajares, y vehículos de reparto y otros servicios –como panaderos y pescaderos de venta ambulante–.

“Hay que tener cuidado en algunos puntos de la carretera porque, si te cruzas con un camión o una furgoneta, hay que maniobrar para poder pasar”, apunta Secundino Álvarez, con la voz ya algo cansada. No es de extrañar. La reclamación de los vecinos llegó a su punto álgido hace tres años, con el anuncio de la llegada de la Vuelta a España al alto de La Cobertoria. Hartos de una carretera “en pésimas condiciones”, el día del inicio de la temporada de pastos, cortaron el acceso al valle.

Llegó un compromiso. El Principado anunció que se acometería una obra de mejora en un plazo de semanas, ante la inminente llegada de la prueba deportiva. Hubo unos arreglos que los vecinos calificaron de “rebacheo superficial”. Y, de nuevo, otra promesa: habría una obra de más envergadura, para la que se reservó una partida de 800.000 euros en los últimos Presupuestos regionales. “Es cierto que hay una partida, pero no hay plazos”, apuntan los vecinos. Mientras tanto, una pancarta recibe a los visitantes: “Aquí está la Reserva de la Biosfera que no tiene carretera”.

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