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Científicos de El Entrego demuestran que hacer deporte modifica el ADN del cerebro

Los investigadores del CINN y de la Universidad de Oviedo concluyen que “el entrenamiento deja señales en nuestros genes”

Por la izquierda, Mario Fernández Fraga, Rocío González, Agustín Fernández, Juan Ramón Tejedor, Raúl Fernández y Alfonso Peñarroya. | LNE

De todos es sabido que el ejercicio físico tiene beneficios fisiológicos sobre nuestro organismo y también que genera endorfinas que mejoran nuestra salud emocional. Ahora, científicos del Centro de Investigación en Nanomateriales y Nanotecnología (CINN) de El Entrego, han demostrado que hacer deporte modifica el ADN a través de procesos epigenéticos, es decir, no se modifica la secuencia genética pero sí hay alteraciones en los genes. La conclusión más destacada del estudio, en palabras de Mario Fernández Fraga, profesor de Investigación del CSIC y coordinador del laboratorio de Epigenética del Cáncer y Nanomedicina, es que “nuestro estilo de vida modifica nuestra genética y hacer deporte deja una señal en el ADN de las células de nuestro cerebro”.

El grupo de Fernández Fraga quería estudiar “si ese beneficio que ya sabíamos que nos proporcionaba el deporte se producía a través de mecanismos epigenéticos, esa modificación en la molécula que regula la función del ADN y que es lo que controla todo nuestro organismo”. Su hipótesis era que “el ejercicio físico modifica esos procesos epigenéticos y ello conlleva el beneficio cognitivo”.

Esa hipótesis se confirmó en un trabajo con ratones que hicieron ejercicios de fuerza y de resistencia. Para ello contaron con la colaboración del grupo de investigación Intervenciones Traslacionales para la Salud, de la Universidad de Oviedo, especializado en medicina del deporte. Ellos entrenaron a los ratones con distintos tipos de ejercicios y los investigadores del grupo de Epigenética del Cáncer y Nanomedicina del CINN estudiaron las muestras de los hipocampos de esos ratones, “una zona del cerebro que ya sabemos que responde a estímulos externos”. El grupo formado por Fraga, Rocío González, Agustín Fernández. Juan Ramón Tejedor, Raúl Fernández y Alfonso Peñarroya estudió “las modificaciones epigenéticas en todo el genoma de estos ratones” y descubrió que “los diferentes tipos de ejercicio se asocian con diferentes patrones epigenéticos”. “Comprobamos que el ejercicio físico induce cambios en el cerebro a través de procesos químicos”, resume Fernández Fraga, “y eso es algo que nadie había hecho antes”, celebra junto a sus compañeros. Hasta el momento se conocían las respuestas fisiológicas a la actividad deportiva, pero no las epigenéticas.

Además, añade el investigador, “es otro ejemplo de cómo los genes interaccionan con factores externos como el entrenamiento”. Se vuelve a demostrar que la genética y el medio ambiente están relacionados y que nuestro estilo de vida modifica nuestros genes.

Además, aunque esto ya es más complejo, los investigadores han comprobado que distintos tipos de ejercicio generan respuestas diferentes. Según sea el tipo de deporte, graba una señal y otra en el ADN de las células de nuestro cerebro.

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