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Las distintas actividades de la empresa Hunosa

Militares de Zaragoza aprenden a "postiar" con los mineros del pozo Fondón de Sama de Langreo

"Es increíble cómo trabajan con la madera y con el 'hachu'", afirman los de la Brigada de Emergencias sobre las técnicas para evitar derrumbes mineras

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La UME aprende a "postiar"

“No tiene nada que ver con lo que estoy acostumbrada a hacer. Es impresionante cómo trabajan con la madera y con el ‘hachu’”. Lidia Sánchez Ramos es teniente médico del cuarto batallón de la Unidad Militar de Emergencias (UME) con base en Zaragoza. En la mañana de este martes observaba a los miembros de la Brigada de Salvamento Minero de Hunosa eran capaces de construir una estructura para evitar derrumbes de tierra en una galería con tan solo unos troncos de madera y un hacha.

Sánchez Ramos es una de los 23 militares que pasan la semana en las instalaciones de la Brigada Minera en el Pozo Fondón, en Sama de Langreo. Ellos están acostumbrados a trabajar en condiciones muy adversas. La mayor parte de sus actuaciones se desarrollan en medio de desastres naturales. Trabajan en incendios, inundaciones, terremotos o erupciones volcánicas, como se ha visto recientemente en la isla de La Palma. Pero todos esos escenarios son en exterior. No están habituados a trabajar en una galería subterránea, así que se han trasladado a Asturias para aprender.

Lo que más les sorprendió a los militares fue todo lo que los mineros asturianos son capaces de hacer con un simple hacha. “Nosotros trabajamos con metros, con niveles y con sierras. Ellos usan el ‘hachu’ para todo. ¿Cuánto mide esto? Un ‘hachu’ y una cuarta, y no fallan”, decía sorprendido Pedro Huarte, jefe de sección del cuarto batallón de la Unidad Militar de Emergencias destinada en Zaragoza.

Huarte, uno de los miembros de la UME que monitorizó la colada del volcán de La Palma, aseguró que la Brigada de Salvamento Minero de Hunosa “tiene un nivel muy difícil de equiparar”. El militar resumía: “ellos postian y nosotros apuntalamos”.

El jefe de la UME explicó que tenían muchas ganas de viajar a Asturias para conocer el trabajo de los mineros. Lo gestionaron por medio de sus compañeros del batallón quinto, que tiene su sede en León y que es a quienes corresponde la zona de Asturias. Además, apuntó, uno de los miembros del destacamento de Zaragoza, “el brigada Álvarez, es de las Cuencas”.

Un minero supervisa el trabajo con el hacha.

Los militares de la UME llegaron el lunes a Asturias y permanecerán en la región hasta este jueves. Durante todos estos días están haciendo prácticas de distintos métodos de trabajo y rescate en las instalaciones de la Brigada de Salvamento Minero en Sama de Langreo.

Al frente de la Brigada Minera está el lenense Antonio Ortega, que se reía cuando su compañero de la UME hacía referencia a la utilización del “hachu”. Todo tiene una explicación, “a entornos con atmósferas explosivas como la mina, no se puede entrar con maquinaria, todo tiene que ser manual”. “Nosotros usamos motosierras y sierras eléctricas”, comentaba otro de los militares, un minero le respondía con una pregunta: “¿y cómo hacéis si llegáis a un sitio como un terremoto y no hay combustible para las motosierras ni electricidad para vuestras máquinas?”. La solución es sencilla, un “hachu”.

Ortega detallaba que si bien “nuestro fuerte es postiar y trabajar en galerías, también haremos prácticas de buceo en humo o de trabajos en altura”.

Esto se trata de un intercambio de conocimientos y los mineros reconocían que también tenían mucho que aprender de los militares. Para empezar, “todo lo que sea trabajar en el exterior”, apuntaba el jefe de los brigadistas. Pero hay otro aspecto en el que también los militares pueden asesorar a los mineros. “Tienen unos protocolos de actuación y una forma de organizar el trabajo muy buena”, subraya Ortega. Militares frente a mineros.

El brigadista Agustín González da instrucciones a la teniente de la UME Lidia Sánchez.

Si la Unidad Militar de Emergencia es conocida por acudir a las mayores catástrofes, los mineros asturianos no son menos apreciados. Hace tres años Ortega y parte de sus compañeros recibieron elogios de toda España. Ocho brigadistas asturianos acudieron a Totalán, en Málaga, para rescatar al pequeño Julen Roselló, el niño de dos años que se precipitó por un pozo de prospección el 13 de enero de 2019. Los asturianos llegaron hasta Julen pero desgraciadamente el pequeño ya había fallecido. Su trabajo fue reconocido ese mismo año con la Medalla de Oro de Asturias.

En la actualidad la Brigada, expertos en trabajos en espacios confinados con atmósferas irrespirables, está compuesta por 19 personas, 12 brigadistas, 4 conductores y tres mandos, cada uno con su “hachu” y sus ganas de ayudar.

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