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Fiebre por el esquí en la Cordillera

Pajares y Fuentes de Invierno viven un puente de Carnaval histórico: “Nunca hubo tanta gente, es el mejor fin de semana en diez años”

Esquiadores en Fuentes de Invierno, ayer. | Escuela de Esquí Fuentes de Invierno.

El puente de Carnaval ha sido histórico en las estaciones de esquí asturianas. A falta de los datos oficiales y conjuntos que ofrecerá esta tarde la dirección general de Deportes del Principado, la sensación en Fuentes de Invierno (Aller) y Valgande-Pajares (Lena) es que nunca ha habido tanta gente en las instalaciones.

Armando Vallés, responsable de Aller Experiencias, lo resume con un “no puede haber más gente”. En Fuentes de Invierno han ido estos días de récord en récord en cuanto a afluencia de público, y en especial a cursillistas. Durante todo el fin de semana festivo la Escuela de Esquí de Fuentes de Invierno ha tenido una media de 500 personas por día, algo que no se había vivido antes. Entre los clientes destacan los procedentes de Galicia. Vallés calcula que un 40 por ciento de los cursillistas que estos días han contratado clases en Fuentes proceden de la comunidad autónoma vecina. “También hay un porcentaje muy alto de portugueses”, afirma el empresario.

Esquiadores disfrazados en Valgrande-Pajares.

Fuentes de Invierno ha mantenido abierto todo su dominio esquiable durante el puente festivo. También han estado abiertos todos los remontes. Vallés destaca la importancia de haber mantenido abierta la pista de Llana’l Fitu, “una pista de 2.130 metros que es la más larga de la Codillera Cantábrica”. Se trata de una pista verde que une las zonas alta y baja de la estación: “al ser de un nivel fácil es muy importante para los cursillos”, apunta Vallés, que destaca que “estos días el 80 por ciento de la gente que vino a Fuentes eran principiantes que querían aprender a esquiar”.

El empresario traslada también el éxito al sector hostelero del valle de Aller, “todos los establecimientos están llenos, la ocupación es del cien por cien”, asegura Vallés, que espera que “esa ocupación se mantenga durante todo el mes de marzo, porque hay previsiones de nieve y se están consolidando las reservas de plazas hoteleras para todos los fines de semana del mes”.

En la otra estación de esquí asturiana, Valgrande-Pajares, en el concejo de Lena, la afluencia de público también ha sido muy destacada durante todo el puente. “Me atrevería a decir que ha sido el mejor fin de semana del año”, afirmó ayer el director del complejo invernal, Javier Martínez, que también ha notado “una altísima afluencia de esquiadores gallegos.

Julia Vega, descansando tras una jornada de esquí en Valgrande-Pajares

Valgrande-Pajares mantiene abiertos 10 kilómetros de pistas gracias a los cañones de nieve. Pese a la ausencia de precipitaciones, las bajas temperaturas nocturnas han permitido a Pajares seguir fabricando nieve para mantener abiertas parte de sus pistas. El esfuerzo de los trabajadores ha sido también clave para poder mantener abiertos los pasillos que enlazan la zona alta y media con la zona baja de la estación, evitando que los esquiadores se tengan que quitar las tablas para acceder al telesilla cuatriplaza de la zona baja.

En la Escuela de Esquí de Valgrande-Pajares también están teniendo un puente festivo más que ajetreado. Hasta ayer lunes llevaban contabilizadas 3.500 horas de clase desde el pasado viernes. Esto no quiere decir 3.500 alumnos, ya que muchos principiantes repiten varios días, pero sí da una idea de la cantidad de esquiadores que se acercaron a la estación. A esas 3.500 clases habrá que sumar las de hoy martes, último día del puente de Carnaval.

Estos datos llevan a los responsables de la Escuela de Esquí de la estación lenense a asegurar que ha sido el mejor fin de semana que ha vivido Pajares en los últimos diez años.

Las dos estaciones de esquí asturianas están viviendo un año con el que no contaban ni en sus mejores previsiones. Las nevadas de principios de diciembre les permitieron abrir las pistas, y desde entonces no han tenido que cerrar por falta de nieve. Algún día, el mal tiempo complicó la práctica del esquí y el funcionamiento de los remontes, pero aún así está siendo una temporada histórica. Pese a las pocas precipitaciones, las bajas temperaturas están permitiendo mantener las pistas abiertas sin interrupción durante meses, algo no habitual en la Cordillera Cantábrica.

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