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El valle de San Juan lucha contra su “abandono” tras perder 6.000 empleos

El movimiento vecinal busca rearmarse para reclamar la protección del legado industrial, un uso para el viejo hospital y la recuperación del río

Las instalaciones del pozo Polio, en avanzado estado de deterioro. | D. M.

El pozo Tres Amigos se jubiló el 26 de diciembre del año 2000, poniendo fin a más de siglo y medio de intensa actividad minera en el valle de San Juan. Unos días más tarde, el 17 de enero de 2001, se inauguró en la embocadura del valle el actual tanatorio de Mieres. Esta iniciativa privada que rondó los 1,8 millones de euros de coste ha sido la única inversión significativa abordada en la zona tras la pérdida, según el recuento de los vecinos, “de más cinco mil puestos de trabajo ligados al carbón”. Con el tiempo se ha convertido en una imprevista alegoría del deceso productivo y, en buena parte, demográfico de un entorno antes rico en lo fabril y muy activo en lo social. “Nos han abandonado por completo. Por no recibir no hemos disfrutado ni de un euro de los fondos mineros pese al cierre de todas las exploraciones y ser la cuna de la minería en el municipio”, apuntan los responsables del movimiento vecinal.

Ángel Luis Rubio, junto al desagüe del pozo Tres Amigos. | D. M.

La plataforma “La Güeria San Juan también existe” se constituyó en abril de 2017 con el respaldo de una decena de asociaciones vecinales. El objetivo era denunciar, primero, y corregir el “olvido” que sufría esta zona de Mieres. Pasado un lustro, el colectivo busca reforzar su representación para relanza una reivindicación que ha terminado por vaporizarse por desatención política. “Ninguna administración ha mostrado interés por dinamizar este territorio”, apunta José Antonio Fernández, integrante de la citada entidad vecinal. “Nos hemos quedado sin minería, sin puestos de trabajo, sin servicios y casi sin población”.

En el valle de San Juan resisten ante el despoblamiento poco más de 1.400 vecinos. No son ni la cuarta parte del recuento que se hacía en los años boyantes de la minería: “El colegio de Rioturbio llegó a tener más de 1.200 alumnos y ahora no hay ni cien”, señala Ángel Luis Rubio, portavoz de la plataforma local. “Había portales en los que vivían medio centenar de críos y ahora, como mucho, hay uno”, puntualiza José Antonio Fernández. La ebullición ha dado paso al declive sin apenas resistencia.

El pozo Tres Amigos suma ya dos décadas anegado. Polio ya ha cumplido un cuarto de siglo sin actividad. La que fuera una de las explotaciones más emblemáticas de Hunosa luce actualmente en ruinas. Los dos castilletes gemelos que apuntalan la vieja mina se resisten a postrarse ante la realidad, aunque no pueden disimular el sentimiento de abandono. Además, el antiguo hospital comarcal de Murias, con sus más de 800 empleos, se trasladó a Santullano en 2014. Los vecinos contabilizan más perdidas: “Posiblemente hemos perdido un centenar de negocios, entre bares y tiendas”. Los empleos han pasado de varios miles a unas pocas decenas: “Prácticamente toda la gente que quedamos aquí somos jubilados”, señalan los portavoces de la comunidad.

La sociedad civil se está rearmando para una última batalla. La plataforma “La Güeria San Juan también existe” aspira a que el centenario entramado ferroviario minero que vertebra todo el fondo de este valle mierense pase a contar con algún tipo de protección patrimonial. El objetivo final del colectivo sería la declaración como Bien de Interés Cultural (BIC) de los muros de mampostería y túneles que aún se sostienen pese “al abandono” que, denuncian los vecinos, sufre este antiguo circuito fabril, activo desde mediados del siglo XIX. El colectivo también reclama actuaciones de rehabilitación en los pozos Tres Amigos y Polio. Recuerdan que la minería en Mieres “comenzó en San Juan” y lamentan el olvido que ha sufrido el patrimonio industrial del valle, empezando por sus grandes pozos, que languidecen sin ningún tipo de actuaciones de conservación.

El viejo hospital

Los vecinos demandan igualmente un plan de uso para el edificio del antiguo hospital. “Al final dejaremos que el que fue el primer hospital público de España se venga abajo”, lamenta Ángel Luis Rubio. También piden el desarrollo de un plan de recuperación del cauce del río San Juan y restauración de su entorno. Los primero que reclaman los vecinos es que se haga una investigación para “encontrar las causas de la desaparición de las especies piscícolas en la ribera”. Los vecinos llevan años denunciando los “nocivos” vertidos desde los pozos cerrados.

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