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Los asturianos exiliados tras la guerra civil toman la palabra en Sama: "Sufrimos mucho"

Protagonistas de un episodio que afectó en la región a 70.000 personas participaron en un acto en Langreo

Eloína Blanco Fanjul, de pie, junto a Pamela Álvaez, Enriqueta Ortega y Ángeles Flórez Peón. | Vivas

El horror de la guerra civil obligó a salir de Asturias a unas 70.000 personas que buscaron refugio y ayuda por mar. Un hecho, el abandono forzoso del hogar, que estos días ha vuelto a la actualidad con la guerra en Ucrania. Este es el hilo que une los dos actos que se celebraron ayer en la Casa de Cultura Escuelas Dorado, enmarcados en la semana cultural para celebrar la Fiesta del Libro que organiza el Ayuntamiento de Langreo y la tertulia “Encuentros”. Por un lado, la inauguración de la exposición “Sufrir la guerra, buscar refugio”, que organiza el grupo Eleuterio Quintanilla. Y por el otro, la presentación del libro “Exilio republicano asturiano” que firman Rosa Calvo y Enriqueta Ortega.

Los dos actos estaban unidos, como explicó Ortega durante la presentación del libro, que cuenta 19 biografías de asturianos en el exilio. “Rosa y yo decidimos hacer un viaje por Francia para entrar en contacto con exiliados y recoger su testimonio, fue una de las experiencias más gratas que he tenido nunca”, explicó. Estas personas “nos abrieron sus casas y se generó una relación de amistad muy importante, además de abrirse una cadena de contactos que nos permitió incrementar los testimonios para el libro”.

Enriqueta Ortega también dio algunas pinceladas sobre cómo se organizaron los exilios, utilizando barcos extranjeros “a los que no se les podía atacar, porque a los barcos españoles sí los atacaban, eso hacía que salieran con más tranquilidad”. Otro aspecto destacado fue cómo se organizaron las salidas, siendo los primeros en partir “aquellos que más riesgo tenían de sufrir las consecuencias de la guerra, porque lo mismo bombardeaban un hospital que un refugio, les daba igual”.

Terminó la coautora del libro señalando que “no hay nada mejor que tener los testimonios directos de los familiares y de quienes sufrieron el exilio”. Así, los asistentes pudieron escuchar la historia de Ángeles Flórez Peón, “Maricuela”, que con 104 años todavía tenía fuerzas para contar la pena de cárcel que sufrió por cocinar para milicianos y el exilio para conseguir la reagrupación familiar. “Considero que fui de las más privilegiadas por todo lo que viví”, comenzaba Maricuela, señalando que “conocí la República, la cárcel, fui condenada. Pasé cuatro años en los que lo único que tenía para comer era un pedacín de pan y dormía entre dos mantas, esa fue mi vida de joven”. Aseguró que “sufrí mucho, pero lo mínimo. Vi gente a la que iban a fusilar, es horrible ver a una persona que sabes que la van a matar. Incluso recuerdo una vez a una mujer que llamaron para fusilar y su hija al lado gritándoles, ‘mátenme a mí y no a mi madre’”.

Otra de las personas que también tomó partido en esta presentación fue Eloína Blanco Fanjul, que junto a su hermano Manuel sufrió el exilio y la deportación, así como Rita Obaya, que fue víctima de la represión de los golpistas y tuvo que expatriarse.

Olvido Fanjul

Eloína Blanco Fanjul contó la historia de su madre, Olvido Fanjul que partió a la Unión Soviética como cuidadora, ayudando a la evacuación de 1.100 niños. Sin embargo, cuando los nazis cercaron Leningrado fue detenida y acabó en el campo de concentración y exterminio de mujeres de Ravensbruck (Alemania). “Mi madre logró sobrevivir a ese infierno gracias a la solidaridad y ayuda de otras deportadas, después de dos años de cautiverio y malos tratos”, explicó. De ahí acabó en Tarbes (Francia) donde residían muchos refugiados, entre ellos Gerardo Blanco con el que tuvo a Eloína, Manuel y Amelie. “Cuando decidieron regresar con nosotros a Asturias en la España franquista, tuvieron que sufrir la represión y la vigilancia de la Guardia Civil”, apuntó, señalando que “no fue nada fácil para ellos, cuando el único error que cometieron fue intentar salvar la vida y pagaron un precio muy elevado; para nosotros serán siempre nuestros héroes”.

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