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El declive del urogallo: quedan 60 ejemplares en Asturias, 16 de ellos en cautividad en el centro de cría de Redes

Solo el 15% de las cien aves nacidas en una década en el complejo logró sobrevivir

Hembra de urogallo, en un jaulón del centro de cría de Sobrescobio.

Solo 16 de las 102 aves que nacieron en el centro de cría del urogallo, ubicado en el parque de Redes, lograron sobrevivir. Así se desprende de la respuesta que el consejero de Medio Rural y Cohesión Territorial del Principado, Alejandro Calvo, dio al diputado de Ciudadanos Sergio García, que había presentado una pregunta en la Junta General. También expuso Calvo que los gastos no ordinarios (excluyendo el mantenimiento del centro) relacionados con la conservación de la especie alcanzan los 590.000 euros en diez años, “una cifra que refleja la importancia de esta especie en Asturias”.

Crías de urogallo en el centro de Redes.

El Consejero asegura en su respuesta que, en el caso de la cría en cautividad del urogallo en Asturias, “aún no se ha conseguido la producción suficiente de individuos para su liberación en el medio natural, pero constituye una buena reserva genética con individuos de las zonas occidentales y orientales, y una representación importante de la población total de urogallos en la Cordillera Cantábrica,”, según el muestreo población que presentó el Ministerio de Transición Ecológica en 2019. Así, se estima para Asturias “una población de 60 urogallos, con lo que los 16 del centro representarían el 27% de la población total, el 47% de las hembras y el 14% de los machos”.

El centro de Redes echó a andar en 2008, aunque hubo que pasar una fase de pruebas y las primeras campañas estables de reproducción en cautividad tardaron un tiempo en llegar. Los 102 nacimientos se estiman del balance de actividad que el Consejero hace del centro del urogallo en la última década. En este tiempo “se han realizado 382 análisis parasitológicos, 293 microbiológicos, histológicos y toxicológicos siempre que se consideró necesario”. Además, “se realizaron 160 embriodiagnosis de los huevos y 86 necropsias de todos los pollos y adultos muertos en el centro”. Calvo señaló que en el centro se “consigue una incubación media anual de una veintena de huevos, con una tasa de supervivencia muy limitada debido a las patologías que se encuentran en estudio” y que permiten llevar el análisis de “esta problemática a las poblaciones silvestres, lo que podría constituir uno de los factores de su descenso poblacional”.

En esa línea, aludió a las muestras que se han realizado “para estudios genéticos y de estrés, que han permitido establecer patrones hematológicos y bioquímicos del urogallo cantábrico, el estudio de enfermedades infecciosas y parasitarias –que no sería posible estudiar en el medio natural– y el establecimiento de un banco de germoplasma”. Según el Consejero, “la crianza de urogallos originarios del medio natural, junto con la alimentación y el diseño de las instalaciones relacionado con las necropsias realizadas en el centro y la experiencia de los individuos liberados, permiten afirmar que las diferencias físicas, como la longitud de intestinos, el tamaño del corazón o el desarrollo muscular, entre otros, no constituyen un problema para su adaptación a la vida silvestre”.

En la respuesta, el titular de Medio Natural señala que la población de urogallo cantábrico “ha experimentado en las últimas décadas un severo declive en toda su área de distribución”. En relación al censo de machos en cantaderos, una variable ampliamente utilizada para conocer la tendencia demográfica de la especie, “en la vertiente sur de la Cordillera, entre 1981 y 2003, hubo una diminución del 70% en el número de machos censados entre 1982 y 2003”. Y a pesar de la ausencia de datos actuales en los cantaderos del núcleo cantábrico occidental, “sí se puede incrementar la tasa de regresión de machos hasta, al menos, el 80% en tiempos recientes, debido a la desaparición casi completa de ejemplares en el núcleo oriental castellano-leonés y suponiendo una situación estable en los cantaderos occidentales”.

Por último, el consejero alude a los trabajos de censo genético desarrollado que entre 2020 y 2021, en coordinación con el resto de comunidades autónomas de la cornisa cantábrica, fueron elaborados por el Instituto de Biología Evolutiva. En este estudio “se determinan los grados de consanguinidad para los distintos grupos, lo que permitirá avanzar en los trabajos de refuerzo poblacional combinadas con la mejora del hábitat, la determinación de amenazas intrínsecas y extrínsecas en el éxito reproductivo y el control de los aspectos antrópicos que puedan afectar a su conservación”.

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