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Un accidente a menos de 40 kilómetros por hora: así fue el fatal siniestro en el que murió el mierense fallecido en León

Pablo González, de 42 años, chocó contra otra moto en una concentración en Villablino: “Íbamos a 40 por hora, lo normal habría sido romper un brazo”, relata un amigo

Pablo González, en una fotografía reciente.

–Fue una fatalidad. Lo normal es que se hubiera roto un brazo, como mucho.

Los amigos más cercanos a Pablo González Armesto no daban ayer crédito a la noticia del fallecimiento de este mierense mientras participaba en la tarde del sábado en una apacible concentración motera en Villablino. El accidente se produjo “de la manera más tonta”, mientras parte de los motoristas daban un tranquilo paseo por los alrededores de la localidad leonesa. “Íbamos por debajo de cuarenta por hora, acabábamos de pasar un badén y la moto que iba justo delante de Pablo frenó sin que él se percatase de la maniobra”. Uno de sus mejores amigos, que lo acompañaba, explicaba ayer el trágico desenlace. Lo hacía roto por la pena: “Chocó con la rueda delantera y salió despedido por los aires hacia delante”.

Pablo González se golpeó bruscamente contra la calzada, justo al lado del quitamiedos. El casco el protegió la cabeza, pero el impacto en el pecho la causó una hemorragia interna. Cuando los servicios sanitarios llegaron al lugar, Pablo González aún se encontraba con vida. Falleció durante el trasladó en helicóptero.

“Ha sido una tremenda fatalidad, estamos rotos”, apuntaban ayer los familiares mientras velaban el cadáver en el tanatorio de Murias. La noticia del fallecimiento de Pablo González Armesto con tan solo 42 años ha generado una enorme congoja y pena en Mieres. El sentimiento en su entorno más cercano solo puede describirse desde el desconsuelo. “Era un chaval entrañable, tremendamente cariñoso y noble”, apuntaban ayer sus amigos y familiares sin aún poder digerir el fatal desenlace de un accidente de moto que debería haber tenido consecuencias intrascendentes. “Iba muy suave, ha sido una fatalidad”. El entorno de este mierense no encuentra consuelo. “Era un chaval realmente bueno, alegre y buen amigo”. Tras el golpe, allegados y familiares solo querían ayer asumir la fatalidad sin buscar culpables. Apenas acertaban a reflexionar superficialmente sobre el doloroso e inesperado accidente: “Ha sido pura mala suerte”.

El accidente ocurrió la tarde del sábado en Villablino, localidad leonesa a la que Pablo González se había trasladado junto a uno de sus primos y un amigo íntimo para participar en una concentración motera. Durante un recorrido por los alrededores de la localidad, fue cuando el motorista que le precedía frenó bruscamente sin darle tiempo a reaccionar. El accidente ocurrió aproximadamente a un kilómetro de distancia de Villablino, en la carretera que conecta con Babia.

Pese a que el siniestro se produjo fuera de la zona delimitada de la concentración, los organizadores quisieron ayer trasladar su pésame a la familia: “Lo sentimos de corazón por sus padres y amigos. Al principio pensamos que solo era un accidente con heridos, pero al enterarse del fallecimiento la gente se vino abajo y todo se suspendió”, señalan los responsables del evento, que reunió a muchas decenas de motoristas. “Es una cita que quedó suspendida con la pandemia y que ahora queríamos retomar. El disgusto ha sido tremendo”, remarcaron desde Villablino.

El otro motorista que resultó herido en el accidente fue trasladado al Hospital de León con una luxación de hombro. El fatídico choque se produjo minutos antes de la siete de la tarde. En ese momento los participantes en la concentración motera estaban realizando un recorrido por los alrededores de Villablino.

Pablo González Armesto estaba soltero y actualmente residía en la localidad de Riquixu, en la zona alta de la ladera solariega de Turón. Era hijo único y perteneciente a una familia muy apreciada del barrio de Santa Marina. Estudió en el colegio Santiago Apóstol. Actualmente trabajaba en la factoría de PMG Asturias Powder Metal, ubicada en el polígono de Baíña y dedicada a la producción de engranajes destinados a la transmisión de automóviles.

Era muy aficionado a las motos, aunque tampoco un fanático del mundo del motor: “Salía de vez en cuando con sus primos y amigos. Era una persona tranquila y alegre”, explicaba ayer uno de sus tíos. Últimamente no cogía con frecuencia la moto, ya que en noviembre había sufrido un accidente, que sin ser muy grave le había obligado a tomarse un descaso de su afición.

González Armesto era muy conocido en Mieres. Su padre trabajó en un popular taller y él siempre se mostró muy sociable: “Era de esas personas que resultan entrañables, de las que no es fácil llenar su vacío”, apuntaba ayer un amigo. Pese a no estar casado ni tener hijos, mantenía muy buena relación con sus primos, ejerciendo de orgulloso tío de los hijos pequeños de éstos. “Le adoraban”. Pese a su vinculación con Mieres del Camino, hace tiempo decidió fijar su residencia en la zona alta del valle de Turón, concretamente en la citada localidad de Riquixu, muy cerca de la conexión con El Rancho. Se trata de un paraje de gran belleza natural “en el que se encontraba muy a gusto”.

Máxima seguridad

La organización de la concentración celebrada este sábado en Villablino insistió ayer en trasladar a través de este diario sus condolencias a la familia: “La seguridad es algo primordial para nosotros. De hecho insistimos mucho en que en la zona del evento y alrededores se eviten las maniobras peligrosas, como los populares caballitos y ese tipo de acrobacias”, apuntaron los responsables del evento. El encuentro, que se celebró con todos los permisos en regla, comparte el sentir general de que el terrible accidente en el que ha perdido la vida Pablo González no guarda relación con ningún tipo de imprudencia: “Ha sido un golpe de pura mala suerte”.

La Dirección General de Tráfico no se cansa a la hora de poner énfasis en el riesgo que acompaña a cualquier desplazamiento en moto. Aunque en 2021 la siniestralidad bajó en España un 16 por ciento con respecto a 2020, fueron 241 los fallecidos. Hay que recordar además que estas cifras no incluyen los accidentes en vías urbanas, que no son responsabilidad directa de la DGT . Se trata, igualmente, de una actividad muy masculinizada. En el 98 por ciento de los accidentes mortales las víctimas fueron hombres. La mayoría, como en este caso concreto, entre los 35 y 44 años. La semana pasada, por ejemplo, falleció otro motorista, de 48 años, tras sufrir un accidente en la Ronda de Oviedo cerca de La Bolgachina, en sentido Gijón.

El Ayuntamiento de Mieres trasladó ayer un sentido pésame a la familia. El vicealcalde, Manuel Ángel Álvarez, se desplazó al tanatorio para acompañarles en el duro trance.

Pablo González será despedido hoy a la una y media de la tarde tras el rezo de responso en el tanatorio de Mieres.

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