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Un festival en los refugios antiaéreos de Leópolis

Valentina Zalevska programa el ciclo internacional de cortos de su ciudad: «Tenemos que ofrecer algo a los jóvenes»

Valentina Zalevska ante el cartel del festival de cortos de Mieres. | Fernando Rodríguez

Valentina Zalevska camina por Mieres con un bolso negro sobre el que destaca una pegatina de la bandera de Ucrania, la bandera de su país, el mismo que ahora ve como es destruido por los misiles rusos. Zalevska ha viajado a Asturias para participar en el Mieres Film Festival, el festival internacional de cortometrajes que se clausuró ayer. Ella fundó hace 13 años el «Lviv International short film festival wiz-art», el festival de cine de su ciudad, Leópolis, una urbe de un millón de habitantes que antes de la invasión rusa acogía 150 festivales de todo tipo, «era la capital cultural de Ucrania», resume. Ahora ella vive en Berlín y es la programadora del festival de cortos de Leópolis, además de haber puesto en marcha el festival de cine ucraniano en Alemania.

La cita del cine en pequeño formato de Lviv era tradicionalmente en agosto pero en esta ocasión será en octubre. Y sí, se va a hacer, las bombas no lograrán acallar el grito de la cultura por la libertad. Pero no solo cambiará la fecha sino también el escenario. Las proyecciones, explica Zalevska «se harán en el refugio de antiaéreo de una escuela de Lviv». Ese es el plan inicial «pero lo más probable es que tengamos que buscar más refugios» para proyectar todo lo que tiene programado, un total de 250 cortometrajes.

El empeño es sacar adelante el festival en medio de la primera guerra del siglo XXI en suelo europeo. «Hay mucha gente joven en Lviv, todos los festivales se han cancelado y queremos ofrecerles algo», subraya la programadora, «además, la ciudad ha multiplicado su población por la llegada de refugiados de otras zonas de Ucrania».

Zalevska recuerda la belleza de su ciudad, «que es patrimonio de la Unesco», y cómo ahora está siendo destrozada. «Nos atacan desde Bielorrusia y desde el Mar Negro», explica, y ante la duda de su Leópolis es un lugar seguro, afirma de manera rotunda que «no hay paz en ningún lugar de Ucrania» y eso complica su tarea, no solo por las bombas, por tener que hacer el festival en un refugio sino porque «la subvención que nos daba la Fundación Cultural de Ucrania este año se ha destinado al ejército».

Y la industria cultural de Ucrania, ¿sobrevivirá a la guerra? La respuesta es un sí categórico, y la explicación de tan simple hiela un poco la sangre, «llevamos nueve años de guerra, no solo 100 días».

Por desgracia la temática de las películas ucranianas de los próximos años tampoco será muy distinta a la de los últimos. En Ucrania «hay mucho cine de guerra desde hace tiempo». En eso están también ahora los cineastas del país. «Todos han salido a la calle a grabar, por dos causas, por documentar los crímenes de guerra que se están cometiendo y poder aportar pruebas, y para dejar constancia de la historia», explica la joven ucraniana que destaca como al país también han llegado directores de todos los lugares del mundo, entre ellos el oscarizado Sean Penn que está grabando un documental.

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