La directora general de Energía, Minería y Reactivación, Belarmina Díaz, visitó ayer las obras de descontaminación de la antigua mina de mercurio de La Soterraña. Acompañada por técnicos del ayuntamiento de Lena y de Medio Ambiente, realizó una evaluación de las tareas de recuperación de los terrenos. El objetivo era analizar qué nuevos trabajos son necesarios y “estudiar el acceso a nuevos fondos para acometer lo que aún resta para rehabilitar por completo la antigua explotación”.
Díaz estuvo ayer con representantes de los vecinos y de la activa plataforma de afectados por la contaminación generada por esta mina de montaña. “Somos sensibles con la preocupación de los vecinos”, señaló la responsable autonómica . “El Principado ya colabora con el proyecto que está en ejecución y mantenemos la preocupación por este entorno”. Belarmina Díaz se comprometió “a buscar soluciones y a estudiar futuras posibilidades de actuar en los terrenos”. En este sentido, señaló que desde el Gobierno regional “hemos recogido inquietudes y propuestas para ver cómo podemos avanzar en un proceso conjunto”.
Los trabajos de descontaminación en La Soterraña arrancaron el pasado mes de octubre tras varios años de intentos fracasados por poner en marcha el esperado proyecto de recuperación ambiental. Los técnicos explicaron ayer que las labores que se desarrollan buscan “una fijación de los materiales”, para evitar la filtración a las aguas de escorrentía y su expansión por el valle.
La actuación cuenta con una partida europea de 1,2 millones de euros, a través del proyecto “SUBProducts 4Life”. Es un plan pionero. Según las especificaciones técnicas, supone movilizar 20.000 toneladas de escoria y cenizas para la contención de los contaminantes. Incluye pruebas en las instalaciones de El Terronal (Mieres) y, si funciona, se replicará en antiguas minas de toda Europa.
El cierre
La mina Soterraña ha dejado una desgarradora huella en el concejo de Lena. Durante décadas, trabajadores enfermaron por su exposición a los contaminantes. La mina cerró definitivamente sus puertas en los años sesenta, cuando el valor del mercurio se desplomó sin remedio. Según algunos testimonios, “el precio del mercurio cayó en picado, por el descenso de la demanda de este material. Un frasco, que había llegado a costar 30.000 pesetas, se quedó en 4.000 pesetas. Aquello no era rentable”.
Los vecinos del valle de Muñón reclamaron ya entonces la descontaminación de la zona. Un clamor que se ha alargado durante medio siglo y que, por fin, el pasado año se materializó en un proyecto de saneamiento ambiental.
Ya antes del proyecto de descontaminación en ejecución, hubo varios proyectos sobre la mesa, pero ninguno salió adelante. Al fin, en 2017, se presentó el programa Subproducts4LIFE. Está financiado por la Unión Europea y es un trabajo en equipo. Cuenta con la colaboración de empresas, como Tecmim, y está encabezado por la Universidad de Oviedo. También colaboran el Principado de Asturias y el Ayuntamiento de Lena. Es un plan ambicioso.
Las 20.000 toneladas de escorias y cenizas necesarias para aislar el avance de la contaminación subterránea está llegando a Lena desde térmicas, cementeras y hornos de acerías de la región. Según explicaron responsables de la actuación en desarrollo, “se utilizarán cuatro subproductos”. Estos son, en concreto, las cenizas de las térmicas y los yesos que se utilizan para eliminar el sulfuro de los humos de las centrales. Las escorias son de hornos altos de acerías y de cementeras.
Así, evitará la expansión de la contaminación y lo más importante su paso a las aguas de escorrentía. El Principado asumió ayer la necesidad de abordar nuevas actuaciones cuando acabe la obra para culminar la recuperación de este enclave.
