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Mieres, infierno ambiental

Las consecuencias de incumplir las directrices pactadas con los agentes sociales

La canal de desagüe del pozo Polio. | D. M.

Tal parece que la problemática medioambiental del municipio de Mieres se centra solamente en la térmica de La Pereda. Nada mas lejos de la realidad, ya que este concejo tiene, además, otra serie de necesidades ambientales que es necesario subsanar.

Para ello, es necesario examinar y analizar el Plan de Calidad Medioambiental del Municipio de Mieres, en el que se recogen las directrices a seguir para mantener un adecuado equilibrio ambiental en función de la diversidad de cada uno de los lugares del concejo. En cambio, lejos de examinar y analizar dicho plan, se obvia su aplicación y de ahí que las medidas a aplicar para dar solución a los problemas en materia de medio ambiente no existan o se apliquen de una manera deficiente.

Puede que los ciudadanos se pregunten qué es y en qué contiene ese Plan de Calidad Medioambiental. La respuesta es sencilla, es un documento elaborado por el Foro cívico Municipal de Medio Ambiente del que forman parte los colectivos sociales, medioambientales, culturales, sindicales y políticos que en aquel momento recogieron y consensuaron las diferentes propuestas de sus miembros en materia de mejora medioambiental. Tras su puesta en común fueron analizadas y corregidas por el Centro de Cooperación y Desarrollo Territorial de la Universidad de Oviedo antes de proceder a su aprobación definitiva y me atrevo a decir sin temor a equivocarme que ha sido el documento consultivo con mayor participación social elaborado en este ayuntamiento, lo que prueba el interés que en Mieres se tiene por los problemas ambientales desde todos los puntos de vista, pero…

Siempre tiene que haber peros y en esta ocasión cabe reseñar que desde hace tiempo, como he dicho anteriormente, este Plan no se toma en consideración y menos aún se le da al Foro Cívico Municipal de Medio Ambiente, la participación y la importancia que se debería otorgar a un órgano consultivo de estas características. Tampoco desde el área de medio ambiente se pone mucho interés en centrar la política ambiental en aquellos problemas a los que desde el ayuntamiento se les debe dar la correspondiente solución

Por eso entiendo que al Foro cívico se le debería dotar de algún tipo de competencia, más allá del propiamente consultivo, como parte integrante de una concejalía que, en estos momentos, brilla por su ausencia, sin ni siquiera manifestarse ante los problemas que Mieres padece y para cuya toma de decisiones, tan solo es necesario seguir básicamente las recomendaciones del Plan de Calidad.

Hecha esta salvedad que considero necesaria para que los vecinos entiendan como se deberían hacer las cosas y que también puedan determinar hasta que punto se hacen, o como deberían ejecutarse, no queda mas que hacer un breve recorrido por aquellos temas en los que el Ayuntamiento no ha dado un solo paso para poner remedio a problemas que, como los saneamientos, pueden llegar a suponer la apertura de expedientes sancionadores tanto administrativos como económicos, tal como sucedió hace un par de años al propio gobierno central ante el incumplimiento de las obras de saneamiento en diferentes lugares entre los que se encuentra el ayuntamiento de Gijón. La Directiva Marco del Agua, en alguna de cuyas sesiones para la elaboración del borrador inicial me tocó participar, determina que 2023 es el año en que la totalidad de saneamientos deben hallarse finalizados previendo las correspondientes sanciones para aquellos ayuntamientos que, a la citada fecha, no tengan cubierto este servicio de vital interés para la corrección y mejora del medio ambiente en su territorio.

De cumplirse a rajatabla la Directiva Marco del Agua, el ayuntamiento de Mieres podría enfrentarse a uno de esos expedientes sancionadores, dado que una buena parte los saneamientos rurales aún no se han llevado a cabo. Tan solo los colectores generales de los ríos Turón y San Juan cumplen con los requisitos exigidos habiendo sido ejecutados a principios de la anterior década, el de San Juan se inauguró el 23 de marzo de 2003, quedando por agregar al mismo las aguas fecales de las zonas rurales, cuyos pueblos hoy en día, ante la carencia de saneamiento, se ven obligados a seguir utilizando pozos negros de la misma manera que en la mayor parte de las zonas rurales del concejo.

Además de esta circunstancia, existe otro grave problema ambiental del que el ayuntamiento mierense hace caso omiso y que se centra en los vertidos de los diferentes pozos mineros, siendo los mas sangrantes los pertenecientes a los pozos Polio y Tres Amigos. Los vecinos desde hace unos cuatro años vienen denunciando tanto públicamente como ante las administraciones correspondientes, entre las que se halla el ayuntamiento de Mieres, sin que desde éste se haya dado respuesta alguna sobre su posicionamiento ante este problema, a los vecinos que entienden el problema mucho mas allá de los daños ambientales del río San Juan, ya que como afluente, sus aguas también afectan al río Caudal, pero en modo alguno se están tomando medidas para corregir la situación y solamente una irrisoria sanción a Hunosa por parte de la Confederación Hidrográfica del Cantábrico ha sido la única respuesta hasta el momento.

Siguiendo con la problemática ambiental que nos ocupa, no está de más remontarse a mediados de la década de los 90, con el auge de la minería a cielo abierto y de los (¿beneficios?) económicos que traería. En cambio, las únicas consecuencias fueron simplemente el inicio del éxodo rural en algunas zonas del concejo, la deforestación y los daños de algunas especies arbóreas, así como una considerable pérdida de acuíferos que tanto en las explotaciones de San Víctor o La Mozquita, por citar solamente las de mayor movimiento de tierras en nuestro concejo, dejaron inerte su aprovechamiento tanto forestal como ganadero dada la deficiente descontaminación aplicada en su momento. Con el paso del tiempo, hoy aquellos trabajos de restauración ambiental son inapreciables por no decir nulos.

Todo esto, que dicho con lenguaje de calle puede parecer insignificante, no lo es tanto porque guarda tras de si una serie de condicionantes de carácter técnico y legal, que sería muy farragoso entrar a descifrar y menos aún en el breve espacio del que se dispone por lo que tan solamente cabe decir que la pasividad en temas de carácter ambiental son una constante por parte de un equipo de gobierno que lejos de concienciar a la ciudadanía sobre los perjuicios que causa una mala gestión de nuestro medio ambiente, olvida por completo los compromisos adquiridos ante los ciudadanos.

Esta y no otra es la situación medioambiental de un municipio cuyos gestores no han sabido, o no han querido afrontar como debieran, teniendo a su alcance los medios para poder hacerlo. Las consecuencias se irán viendo con el tiempo por parte de quienes vivimos en un concejo que, debido a la incapacidad política de su equipo de gobierno, medioambientalmente se está convirtiendo en un infierno.

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