La transformación en espacio cultural del pozo Santa Bárbara ha superado las mejores expectativas del Ayuntamiento. La muestra "Voladuras controladas", obra del artista de Herminio, ya ha recibido cerca de dos mil visitas y la concejalía de Cultura ha decidido ampliar su presencia en Turón durante todo el mes de agosto. Va camino de acercarse a las 3.500 visitas que tuvo previamente la luminosa escultura de Anthony McCall. Este buen funcionamiento ha animado al Consistorio a dar nuevos pasos de cara a un futuro aprovechamiento del pozo. De hecho, ya se negocio con Patrimonio la ampliación del conjunto que actualmente está catalogado como Bien de Interés Cultural (BIC).
La intención del Ayuntamiento es que el antiguo economato ligado al pozo de la Rebaldana pase a integrar el BIC de Santa Bárbara: "Se trata de un edificio con una tipología única en Asturias", destacó ayer Juan Ponte. El concejal de Cultura argumenta que el antiguo establecimiento comercial minero reúne las condiciones necesarias para integrarse en el conjunto patrimonial ligado al pozo turonés. "Estamos ante el único edificio de estas características que se conserva y es sin duda una singularidad dentro de la herencia patrimonial de la minería".
El economato se encuentra situado a pocos metros del pozo y tiene dos accesos. Uno se utilizó en su momento para acceder a la zona de almacén de piensos y vinos. El otro permite la entrada directa a la sala donde aún se conserva el mostrador de planta en U con taquillas en los extremos, donde se adquirían los productos. A la derecha queda otro almacén, con sus estanterías.
Santa Bárbara se convirtió en 2010 en el primer pozo minero asturiano al que se aplica la máxima categoría de protección patrimonial. El Principado declaró Bien de Interés Cultural a esta explotación, propiedad de Hunosa y que permanecía cerrado desde el 31 de junio de 1995. La protección abarca a una superficie exterior del pozo de 7,84 hectáreas. Tras la rehabilitación que se abordó en 2015 y estar una década sin uso, el Ayuntamiento de Mieres parece haber dado con la clave al transformar el equipamiento en un espacio escénico de éxito. La ampliación de la cobertura del BIC parece que apunta a ser el próximo paso.
Una joya mal envuelta
El pozo Santa Bárbara se ha convertido en un espacio cultural de carácter multidimensional. Además de dar cabida al arte visual, también la música y la gastronomía han asumido su cuota de protagonismo en la catedralicia sala de compresores, rehabilitada en 2015 con 662.483 euros. De momento, tanto la muestra de Anthony McCall, como ahora la de Herminio, han recibido el beneplácito de público y crítica. También la gastronomía sensorial de «Bocamina» ha tenido muy buen recibimiento. El proyecto municipal, de momento, solo flojea en un aspecto.
«El entorno del pozo está muy descuidado, con maleza, suciedad e incluso zonas peligrosas para el tránsito», explican los visitantes. El Ayuntamiento es consciente de la carencia que arrastra este ambicioso proyecto de aprovechamiento cultural. Por ello, el gobierno local trabaja desde hace ya algún tiempo en buscar financiación para abordar una actuación en los terrenos de la vieja explotación minera para mejorar el espacio, tanto estética como funcionalmente.
Los problemas son considerables. Todo el entorno de la sala de compresores del pozo, corazón del proyecto cultural, está repleto de maleza. El acceso principal a la instalación sufre además problemas los días de lluvia, ya que se anega la carretera, llegando a impedir el tránsito peatonal. De hecho, en más de una ocasión se ha tenido que habilitar el paso a través de la zona del castillete, algo más alejada. El propio edificio rehabilitado sufre importantes goteras. De igual forma, ya fuera de los terrenos cedidos por Hunosa, el aparcamiento del viejo pozo presenta un estado «deplorable».
