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Javier Vigil | Gerente del clúster de la biomasa de Asturias

"El monte en Asturias está abandonado, la madera si no se extrae se pudre y se pierde"

"En el centro de Europa es habitual, muchos pueblos funcionan con centrales de biomasa con un coste mucho más estable que el gas"

Javier Vigil

Javier Vigil es Ingeniero Técnico Forestal y lleva más de una década trabajando con biomasa. Acaba de ponerse al frente como gerente del clúster de empresas de biomasa y forestales, con más de una treintena de compañías asturianas lideradas por Hunosa.

–¿Qué es la biomasa?

–La fitomasa forestal, la masa que tienen todos los árboles y plantas de la región. Otra cosa son los combustibles que somos capaces de extraer de ahí.

–¿Y cuáles son?

–Diversos. El inmediato y más práctico es la leña. Están las leñas antiguas, que también se usan y las leñas más tecnificadas, la astilla forestal, el chip industrial para la producción de energía eléctrica y más tecnificada aún, los pelets.

–Al final estamos hablando de leña de toda la vida.

–Sí. Aunque en biomasas se está investigando mucho, se están haciendo gases a través de combustiones parciales y segundas combustiones. Incluso productos químicos.

–¿Qué supone para Asturias el nacimiento de este clúster?

–El desarrollo de la biomasa como combustible estratégico, algo que está subdesarrollado. Hay comunidades limítrofes como Galicia y Castilla León que apostaron muy fuerte por el recurso y van por delante. El potencial de Asturias es muy grande, está todo sin hacer, ni siquiera hay normativa vigente para hacer, por ejemplo, un cultivo energético.

–Como se hizo con el eucalipto.

–El eucalipto es un cultivo. Hay discusión si es una especie forestal o un cultivo forestal. Esto es lo mismo, podría ser eucalipto o especies autóctonas de sauces que tienen unas producciones muy elevadas.

–¿No hay legislación?

–Cuando actúas en el monte está todo bajo una legislación y normas de selvicultura. La selvicultura es sostenible por definición. Desde el punto de vista técnico todas las cortas siguen unos criterios selvícolas que impone el Principado desde el servicio de montes. Toda la biomasa que se vaya a extraer se hará siempre desde el punto de vista de la sostenibilidad. Haría falta redactar normas que tengan previstas las explotaciones con biomasa que nos podrían llevar a tener producciones que revalorizarían enormemente los recursos forestales existentes con clareos y demás actuaciones.

–¿Cuál es la situación actual del monte en Asturias?

–Está abandonado. Es mucha superficie y necesita mucha inversión. Los últimos años las inversiones tuvieron otras prioridades, empezando por la pandemia.

–¿Cómo afectaría la explotación de la biomasa?

–Todo lo que cause un impacto económico y que sea capaz de mover un producto que vamos a utilizar como combustible será impacto positivo. Es muy importante que llegue el dinero a los propietarios, ellos son la base de todo. Serviría para fijar población y mejorar la gestión. Si el propietario tiene un beneficio económico va a gestionar el monte. Si no tiene manera de pelear con aquello que es muy grande y le va a comer el dinero, no lo va a gestionar y entonces vamos a tener problemas. Lo principal es que llegue dinero al propietario del monte.

–¿Qué hacemos con la biomasa una vez extraída del monte?

–La podemos usar energéticamente desde dos puntos de vista, para producir calor, energía térmica, o para producir energía eléctrica. El primero tiene mayor valor añadido, garantizaría la llegada de ese dinero al monte pero es más limitado en volumen, habría que promover pequeñas instalaciones con pequeños consumos con redes de calor. En el centro de Europa es el pan nuestro de cada día, muchos pueblos funcionan con pequeñas centrales térmicas de biomasa y redes de calor a coste muchísimo más estable que el gas y el gasóleo.

–Asturias es un lugar privilegiado, será por monte...

–Sí, es un sitio privilegiado pero también muy complicado por su orografía. Tenemos un problema grave y endémico que son los accesos a los montes, es una de las cosas que hay que solucionar. A todos los montes se entra por un pueblín y creas un conflicto al pasar un autocargador con 10 toneladas de madera por medio.

–¿Tenemos claro de quién es el monte?

–Es otra de las cosas que hay que definir. Estos últimos años se han estado haciendo proyectos de ordenación forestal y me he encontrado muchos que estaban sin deslindar. Una de las líneas que proponemos desde el clúster es intentar definir muy bien la propiedad en las zonas donde se actúe. Con las nuevas tecnologías como los drones sería más sencillo. Los paisanos tenían todas las parcelas carcobadas, cavaban entre una finca y otra, con cartografía de drones se haría visible y permitiría redefinir toda esa cartografía catastral.

–Les acusarán de querer esquilmar los montes.

–La biomasa es un recurso que pasa por la sostenibilidad. De nada sirve subir al monte y empezar a echar castaños abajo y ponernos a quemar. Hay un concepto técnico que es la posibilidad del monte. Cuando se ordena un monte una de las cosas más importantes que tienes que definir es la posibilidad de esa parcela, lo que puedes extraer de ella garantizando sus sostenibilidad. Un pinar de pino del país tiene un turno de 30 años. Si tienes 30 hectáreas, la posibilidad de ese monte sería cortar una hectárea al año de modo que cuando llegas a la última hectárea cortada la primera está regenerada. El recurso forestal tiene muy baja productividad y de 500 hectáreas a lo mejor cortas 10 o 15 que están a final de turno y hay que extraer. Si no la extraes se va a caer, se va a pudrir, se va perder.

–Pero la biomasa está mal vista.

–Por desconocimiento de la gestión que se hace del monte. No se mueve un árbol sin una justificación adecuada. Hay que tener en cuenta que una gran superficie de Asturias está sobre parque natural. Para cortar en un parque natural, si eres propietario tienes que ver que tu IGI (instrumento de gestión integrada) te lo permita. El proceso es muy garantista. Ahora mismo, si visitas una mata de castaño sin ningún tipo de intervención verás que es un compendio de plagas. En las que hay intervención, se ha cortado, se han seleccionado los brotes, se encuentran los castaños sanos. Si comparas la cartografía antigua de Asturias y la actual, compruebas que nos volvimos a monte. En concejos como Pravia o Villaviciosa, donde están las mayores explotaciones forestales de Asturias, casualmente no hay incendios.

–Esa es otra, la gestión del monte y los incendios, eso de que "los incendios no se apagan solo en verano sino durante todo el año".

–Los incendios se apagan con clareos y podas durante todo al año, porque eso implica tener discontinuidad de combustible del suelo a las copas. En Asturias en los últimos años ya hemos visto algunos incendios de copas, y esos no los para nadie. Da igual que multipliques por tres el parque de bomberos y pongas tres helicópteros, como no sea con prevención y gestión, no se apagan.

–¿Qué papel juega la térmica de La Pereda, la central de Hunosa que se va a reconvertir a la biomasa?

–Tendrá un impacto importante. Sería una suerte que La Pereda se pusiese a consumir biomasa, sería un revulsivo para las comarcas mineras y la zona centro, para su gestión forestal. Las cuencas cortan 6.000 toneladas de madera al año cuando las zonas de costa y eucalipto debe rondar las 300.000. La barra de costa de Asturias corta entre 600.000 y 900.000 toneladas al año.

–¿Qué reclama el clúster?

–La biomasa es el hermano malo de las energías renovables. Por ejemplo, en las ayudas del principado para renovables hay 80.000 euros de inversión en biomasa, eso no llega ni para una caldera de un colegio de un Ayuntamiento. Es una de las cosas que tenemos que abordar desde el clúster.

–¿Hay en el Principado empresas capaces de desarrollar el sector?

–Sí. En Asturias hay cultura forestal y el clúster hay empresas especializadas en corta, en producir biomasa y empresas que conocen muy bien el monte de la región.

–¿Cuál sería una aplicación práctica?

–La biomasa forestal térmica es operativa instalando redes de calor, calderas grandes de uno o dos megavatios y distribuir ese calor como se hace con el gas, con tuberías de agua caliente. A la puerta de casa te ponen un contador de calorías con un intercambiador de calor y te olvidas. También se podrían instalar sistemas para grandes empresas.

–¿Y les interesa?

–Sorprendentemente muchas empresas están empezando a preguntarnos. Según está el precio de la energía las inversiones tienden a buscar salidas y la biomasa tiene unos precios muy estables.

–¿Volviendo al principio, cómo nació el clúster de biomasa?

–Se estaba empezando a fraguar la idea de hacernos visibles y organizarnos de algún modo porque sino iba a pasar el mismo tren que pasó hace unos años y no fuimos capaces de coger. Cuando Hunosa nos habló del proyecto del clúster a los que trabajábamos en biomasa nos apuntamos todos. Además, tenían el trabajo previo muy avanzado y muy bien desarrollado.

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