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Ludi González Presidenta del colectivo «Les Filanderes»

Ludi González, presidenta de Les Filanderes: "Queremos que las mujeres tengan el espacio cultural que se les había negado"

"En los últimos años se ha ido sumando gente joven al colectivo; lo necesitamos porque nos aportan muchas propuestas"

Ludi González en la sede de "Les Filanderes". | E. P.

Les Filanderes es un colectivo sociocultural que lleva más de dos décadas luchando por dar voz a todas aquellas mujeres que han quedado relegadas en la sociedad. La cultura es su arma más poderosa y a través de distintos proyectos animan a las mujeres a convivir con la escritura y la literatura. Su presidenta, Ludi González, hace un recorrido en esta entrevista por la memoria del colectivo e insiste en que la finalidad principal de la entidad es la lucha por la igualdad de géneros.

–¿Cómo surgió el colectivo de Les Filanderes?

–Se fundó en el año 1999. Por tanto, llevamos 23 años en Langreo. Un grupo de compañeras pensó que era importante la presencia de la cultura en el ámbito femenino ya que las mujeres, pese a estar en el siglo XXI, estamos un poco relegadas. Había mujeres dedicadas a la casa, a la familia, a los maridos... que estaban pidiendo un espacio y fueron esas compañeras quienes decidieron formar "Les filanderes". Es un colectivo sociocultural donde llevamos por bandera las palabras y construimos una tela de araña donde todas las ideas tienen cabida.

–¿Qué puede decir de las mujeres que conforman Les Filanderes?

–Esta nueva junta la empezó en el año 2020. Algunas mujeres ya no están, otras lo dejaron e incluso algunas, ya han muerto. Cada una de ellas van dejando un grano de arena. La antigua presidenta, Asunción Naves, presidió durante veinte años la entidad junto con el resto de compañeras. Ahora, pese a haber convivido dos años con la pandemia, intentamos seguir cumpliendo nuestros objetivos principales.

–¿Qué áreas abordan dentro del colectivo?

–Tenemos distintas áreas. Por un lado, hacemos teatro, certámenes orientados a la cultura y también nos dedicamos al ámbito social.

–¿Cuál es el objetivo a cumplir dentro de esas áreas?

–A través de los certámenes literarios queremos dar voz a esas mujeres que a lo largo de la historia han estado silenciadas y que han vivido esa época tan oscura que esperemos que no vuelva. El certamen de poesía se titula "Argentina Rubiera, mujeres silenciadas". El propio nombre lo dice todo. Decidimos ponerlo porque Argentina fue una activista y poetisa muy importante en Langreo.

Por otro lado, tenemos el certamen internacional de relatos cortos. Es más o menos lo mismo, pero en él intentamos contar cosas de las mujeres. Vienen de muchísimos países de habla hispana. El año pasado recibimos casi doscientos relatos.

–¿Qué otras actividades desarrollan?

–Realizamos talleres de lectura. Casi siempre está compuesto por las mismas personas, socias, aunque también puede participar gente de fuera. Normalmente somos veinte y tampoco podemos abrirlo más porque no hay espacio suficiente. Contamos con la ayuda del área de la Mujer y con el Ayuntamiento de Langreo. Con ello intentamos que la mujer lea libros que, por iniciativa propia, quizá no se lean. Solemos leer cosas reivindicativas y feministas, luego hacemos una reunión con las profesoras Pilar y Concha Cartón para comentar la lectura. Parece que cada una leyó uno distinto. Está muy bien porque damos diferentes puntos de vista.

–¿Qué podría contar del taller de escritura?

–Tenemos un taller de escritura que empezamos con Benigno Delmiro. Ahora está un poco aparcado, pero los retomaremos. En él hicimos libros sobre la minería, oficios de mujeres silenciadas... cada una de nosotras tenía una historia que contar. Hablábamos de les güeles, les tíes, una vecina... y formamos una trilogía de libros que tuvo mucho éxito. La verdad que nos presta mucho hacerlo, yo creo que es terapia.

–¿Han tenido éxito los talleres?

–Han tenido mucho éxito. De hecho, tenemos una compañera que se llama Vivian Esteban que lo tiene todo. Ella pinta y se dedica a hacer poesía. Este año para juntar un poco todos los poemas le hicimos un poemario titulado "Suspiros al aire" con ilustraciones de ella y editado por nosotras.

–¿En qué consiste su exitoso programa de intercambio de libros?

–Llevamos diez años con este programa. La verdad es que no se podría hacer si el Ayuntamiento no colaborara. El propio nombre lo dice. Es un intercambio, no somos una librería. No tenemos libros nuevos. Hay libros que vienen en mejor o peor estado. El material que tenemos es de la gente que los entrega. Hay veces que las personas que entregan libros no pueden realizar el intercambio, la verdad que no les importa.

–¿Cómo afectó la covid-19 a la entrega de libros?

–Estuvimos a punto de no saber qué hacer. Decidimos después de mucho pensar que, en lugar de abrir la puerta, íbamos a abrir la ventana. La distancia se mantenía, los libros se limpiaban y pasaban una cuarentena. Fue horrible porque perdíamos mucho tiempo. Seguimos manteniendo la distancia porque aún sigue el covid presente por ahí.

–¿Cómo gestionan el intercambio?

–Lo que hacemos es dar un número de usuario según van llegando y vamos guardando los libros por orden de llegada. No es lo mismo venir a última hora y llevar los libros que venir en junio o en julio. Este año es más complicado porque cambia la ley y cambia el material de los cursos impares. Por tanto, está siendo todo complicado.

–¿Cuentan con gente joven en el colectivo?

–Estos últimos años se fue apuntando gente joven. La más pequeña, que es nuestra secretaria, es Clara Rivas. Tiene 32 años. Necesitamos jóvenes porque son los que nos dan muchas propuestas. Muchas de ellas se hacen socias, pero por culpa del trabajo no pueden asistir. Pese a ello están ahí apoyando, todo vale. Como estuvimos paradas, tenemos muchas ideas que queremos llevar a cabo.

–¿Cuáles?

–Ahora estamos recibiendo poemas porque en septiembre se hace la entrega de premios del certamen de poesía. También, con motivo del veinte aniversario, queremos preparar algo diferente con el certamen de relatos. Son todo ideas.

–¿Qué tipo de financiación recibe el colectivo?

–Los ingresos que tenemos para la financiación son la cuota de socias y la venta de la lotería. Las subvenciones que tenemos, tanto en el Ayuntamiento como por parte del Instituto de la Mujer, son para llevar a cabo nuestros certámenes.

Por otro lado, tenemos los ingresos del teatro. Lógicamente cobramos por actuar, pero es lo comido por lo servido. Hay que pagarle al transportista, la gasolina de los que nos llevan.... De eso se hace cargo el colectivo. Si sobra algo hay que tener en cuenta que se tiene que guardar para el teatro. Si hacemos una obra nueva habrá que comprar atrezo o vestuario, nunca se sabe.

–¿Considera que el papel de las mujeres en el ámbito sociocultural ha evolucionado?

–Podemos decir que sí, pero poco. Ahora hay más mujeres preparadas y estudiadas, tienen más conocimientos, que es muy importante. Nosotras intentamos acercar la cultura, no es todo coser y fregar. Intentamos que, a través de nuestro colectivo, las mujeres tengan ese espacio que nos negaron por el simple hecho de ser mujeres. La cultura nos pareció muy importante porque una persona que lee y escribe consigue tener mayor poder de decisión propia.

–¿Colaboran con otras asociaciones?

–Sí, intentamos colaborar con todas las asociaciones que nos llaman. Estamos en el Consejo de la Mujer y, por ello, todos los primeros de mes procuramos asistir siempre a la concentración que se hace por la violencia de género. La verdad que esta época que nos ha tocado vivir a causa de la pandemia y la crisis ha provocado que familias tengan uno o varios miembros al paro. Dentro de lo que cabe, intentamos ayudar en la manera en que podamos.

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