"Los montes entre Riofrío y La Raya son el puerto de Braña, no San Isidro"

El geólogo Santos Nicolás Aparicio se ha pasado más de dos décadas pateando el monte de su concejo natal. Eso ha dado como resultado "El libro de Braña", que hoy a las 19.00 horas presenta en el Montepío de la Minería, en Felechosa.

–¿Dónde está el puerto de Braña?

–Hay una confusión generalizada con Braña y San Isidro. En realidad ni Braña ni San Isidro son un puertos de montaña sino dos predios, territorios independientes pero colindantes. La subida desde Riofrío hasta La Raya es el puerto de Braña, el alto hasta Isoba (León) es San Isidro. Arriba, el cartel no pone puerto sino alto de San Isidro. La Raya es el límite entre los dos. Para los leoneses está claro, de hecho, la estación toma el nombre del predio de San Isidro. Los asturianos no lo tienen claro, salvo en el concejo de Aller y principalmente en Felechosa donde se sabe perfectamente que esa vertiente de la cordillera cantábrica es el puerto de Braña.

–Ha estado investigando durante 19 años para hacer este libro.

–En realidad han sido más pero en 2003, con la información que tenía, decidí que iba a hacer el libro. Tenía información oral de los vaqueros que iban al puerto en verano. Iba sacando artículos en la revista "Estaferia Ayerana" sobre los puertos del alto Aller pero con el de Braña tenía tanto que serían demasiados artículos y opté por hacer un libro.

–Usted es geólogo, ¿de dónde le viene ese interés por la etnografía?

–Nací el Felechosa y mis padres eran maestros pero pasé mucho tiempo con una familia que iba a al puerto con el ganado. Ese contraste entre mis padres que eran maestros y la vida de los vaqueros me sorprendió mucho.

–¿Cuál es, a grandes rasgos, la historia del puerto de Braña?

–Nunca fue un monte de utilidad pública, tenía propietarios aunque, aún sin documentos, los ganaderos de Felechosa tenían derecho secular al usufructo. En el siglo XIX y principios del XX hubo movimientos complicados. Unos particulares compraron el monte y redimieron el usufructo dejando sin alimento a la gente de Felechosa y el alto Aller. En 1898 el cura de El Pino escribe una carta al Ministerio de Agricultura explicando la situación y se dicta una real orden anulando esa venta y recuperando el usufructo.

–Todo solucionado.

–No, porque la compra del monte había sido legal. Así que en 1903 llega la conocida como guerra de los pastos. Los ganaderos se oponen a que otros, los que habían comprado el monte, disfruten del puerto. Ante esto, en 1905 el Ayuntamiento de Aller se vio forzado a comprar el monte y los propietarios se vieron forzados a venderlo. Los últimos propietarios particulares fueron los hermanos Gutiérrez, que se lo habían comprado a la Condesa del Vado. En 1905 llegó la paz de los puertos y desde entonces el monte está bajo el control del Ayuntamiento de Aller.

–Y los ganaderos lo siguen usando.

–Sí. Son pastos de verano para alrededor de 1.000 cabezas de ganado. La existencia de la carretera ha permitido que los dueños de las cabañas, que no del suelo, las rehabilitasen y las usen como casas de verano, de las personas, no de las vacas.

–¿Además de historia, que hay en el libro?

–Fauna, flora, toponimia y etnografía, que ocupa la mitad del libro. Hice un catálogo de todas las construcciones, de los mayaos, las vegas, los prados. En toponimia era muy urgente recoger los nombres tradicionales que los vaqueros daban a cada mayao, porque sino desaparecerían.

–El libro va acompañado de un mapa.

–Sí, hay un anexo que es un mapa de escala 1:5000, cada centímetro del mapa son 50 metros de territorio. Fue un trabajo ingente, pero me permitió ubicar topónimos, sendas, regueros, construcciones, fuentes.

–¿Fuentes de invierno?

–Dar ese nombre a la estación de esquí fue una aberración. Las pistas están en la Llana’l Fitu y Entresierras, que son territorios del puerto de Braña. La estación debería llamarse Braña. Fuentes de Invierno es otro monte que está varios kilómetros al Este de la estación de esquí.

–¿Por qué los asturianos no sabemos como se llama ese territorio y lo identificamos con San Isidro?

–Por la mala señalización. El Principado debería señalizarlo bien.

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