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Un cazatesoros para la historia de Mieres

El filatélico Joaquín García cede al Ayuntamiento valiosos documentos, como un plano de la villa de 1895 o el proyecto del castillete de Barredo

Joaquín García muestra el plano de Mieres de 1895 a Aníbal Vázquez, mientras Juan Ponte y Susana Losa ojean un libro de Vital Aza, ayer, en la Biblioteca de Mieres. | D. M.

Barredo fue uno de los pozos más emblemáticos de la minería asturiana. Su castillete y chimenea son uno de los símbolos más distintivos de un Mieres que en su momento decidió vertebrar su expansión universitaria alrededor de la vieja explotación. Desde ayer, la Biblioteca de la ciudad custodia el proyecto original del castillete de Barredo. Está datado en 1941. Se trata de una donación de Joaquín García González, reconocido filatélico y un enamorado del coleccionismo.

El mierense Joaquín García acaba de recibir en Irún la Orden Civil del Mérito Postal, máxima distinción española destinada a recompensar méritos, actividades o servicios relevantes o excepcionales en el ámbito postal. Lo cierto es que su trayectoria bien merece un matasellos conmemorativo. Es presidente de la comisión de filatelia fiscal de FESOFI (Federación Española de Sociedades Filatélicas) y jurado nacional. Ha sido distinguido con la medalla de oro del colectivo por sus colecciones temáticas y fiscales. Además, ha ganado en cuatro ocasiones el premio «Vidal Menéndez» de diseño de matasellos especiales. Es el actual responsable de la publicación «Revista Filatelia».

Pero la pasión de Joaquín García por el coleccionismo va mucho más allá de los sellos. Bien se le puede definir como un cazatesoros. Acaba de ceder a la Biblioteca de Mieres varias joyas «perdidas». Además del citado proyecto del castillete de Barredo, la cesión incluye también un histórico plano de la ciudad de 1895, además de varias obras de la biblioteca de Vital Aza.

El alcalde de Mieres, Aníbal Vázquez, y el concejal de Cultura, Juan Ponte, recibieron ayer a Joaquín García para recoger sus donaciones. Aprovecharon para entregar un diploma y la insignia del municipio al coleccionista: «Agradecemos a Joaquín el gesto que ha tenido con Mieres, recuperando unos fondos muy importantes que son historia de nuestro municipio y que ahora estarán a disposición de los mierenses», señaló el regidor del concejo. Joaquín García encontró los documentos que ahora ha cedido a la Biblioteca de Mieres en Madrid: «Con este tipo de documentos lo más habitual es que el esfuerzo sea encontrarlos, más que lo que puedan costar económicamente adquirirlos». Este ingeniero tiene claro que la cesión al Ayuntamiento es la mejor decisión: «Con frecuencia en coleccionista peca en su afán de atesorar, cuando lo mejor es compartir el hallazgo». En este sentido, apunta que muchas joyas se pierden por desconocimiento: «Hay quien guarda escritos de cierto valor y al fallecer sus herederos no saben lo que tienen entre manos, por lo que acaban desapareciendo con más frecuencia de la deseada». Joaquín García afirma que disfruta mucho más sabiendo que los documentos que ha cedido al Consistorio estarán custodiados por los técnicos municipales y a disposición de cualquier historiador o vecino curioso: «Hay cosas que están mejor en las instituciones que en una estantería».

Los inicios

Joaquín García comenzó a coleccionar sellos en el colegio El Pila de Lena, donde inicio sus estudios, que culminaría con una ingeniería en Topografía. «El responsable del laboratorio de ciencias naturales tenía una buena colección de sellos usados del mundo, que nos enseñaba en los recreos, y fue en ese momento en el que empecé a aficionarme por la filatelia», explica. Hoy cuenta con centenares de álbumes. El estudio y la investigación le han permitido destacar en un mundo en el que, como en casi todo, el dinero manda: «Hay colecciones de muchos millones de euros, pero el mundo de las subastas está acotado para unos pocos aficionados con gran poder adquisitivo», subraya García. No hace falta contar con una fortuna para adentrarse en el mundo de la filatelia, aunque el camino alternativo requiere de dedicación y mucho trabajo. La clave es la documentación, la formación, erudición y también la intuición del explorador . «De alguna manera se puede decir que somos una especie de cazatesoros».

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