El futuro de los terrenos de Nitrastur o lo que quede tras el desmantelamiento de la central térmica de Lada pasa por diversificar sus usos, no centrándose únicamente en una idea sino en apostar por proyectos que contribuyan al arraigo de la población, aumentar la capacidad productiva y el ocio o esparcimiento. Esto fue lo que se trató ayer en las Jornadas de "Transición Xusta" organizadas por "Conceyu pola transición xusta" en la Casa de Cultura Alberto Vega, en el distrito langreano de La Felguera. En esta ocasión, la jornada contó con la participación de Manuel Carrero de Roa, doctor arquitecto y especialista en urbanismo y ordenación del territorio; e Ícaro Obeso Muñiz, profesor del departamento de Geografía de la Universidad de Oviedo.
Los citados terrenos se califican como baldíos industriales y suponen un 25 por ciento del suelo urbano que va desde el distrito de Barros hasta el de Ciaño. Para intervenir en ellos, como explicó Obeso Muñiz, "hay distintas escalas posibles, la municipal, a través del Plan General de Ordenación Urbana u otros instrumentos como planes especiales; la autonómica, con instrumentos de ordenación del territorio donde podría encajar un plan territorial especial; pero también se puede contemplar la planificación económica donde están los fondos de los presupuestos del estado o los fondos de transición justa, que pueden tener incidencia sobre el territorio". Eso sí, destacó que esta zona de regeneración "tiene propietarios privados con intereses en esos suelos, está la administración y los movimientos vecinales que también tienen su voz, surgiendo así una nebulosa donde la mayor parte no sabe qué se puede hacer". En su opinión, "hablar de posibles ideas es aventurado y sólo genera frustración", aunque para alentar a los presentes, el profesor relató su experiencia con en la cuenca del Ruhr y la regeneración del río Emscher, en Alemania, señalando que es posible actuar en este sentido.
Para ello, eso sí, "habría que organizarse tanto a escala autonómica, municipal y los agentes privados para marcarse un horizonte, ver qué instrumentos usar y aplicar la técnica de realizar pequeñas acciones, ir poco a poco en lugar de comprometer una actuación de mucho calado". Y al hablar de posibles usos, "es mejor que cuando salga a concurso, sea el equipo redactor quien lo haga porque al final siempre surgen incompatibilidades". En este sentido, el profesor abogó porque tengan cabida "usos públicos y esparcimiento que mejoren la calidad ambiental del río Nalón y del valle".
En este sentido también habló Carrero de Roa, señalando que "las iniciativas y planes que se han desarrollado hasta ahora no han tenido el resultado esperado porque le ha faltado una visión estratégica de saber a dónde queremos que vaya el territorio". En su opinión, "hay que tener una perspectiva integrada teniendo en cuenta otras dimensiones como la ambiental, ya que estos concejos, por su situación y características, están en muy buena disposición para mejorar su papel como generadores de servicios ecosistémicos para el desarrollo de la vida en zonas rurales y urbanas como la producción de aire limpio o agua de buena calidad, que son el soporte del resto de actividades económicas". Así, una primera idea es "transformar el río Nalón en una infraestructura verde con un corredor ecológico que preste estos servicios".
Otra dimensión, explicó, "son las implicaciones del cambio climático, como generar tejidos urbanos adaptados a las nuevas condiciones del clima y cómo contribuir a la mitigación de las emisiones de gases de efecto invernadero". En este sentido, "los fondos de transición justa son una buenas ocasión para que los territorios se reintenten y se puedan identificar nuevos modelos de ciudad no basados en actividades económicas como la industria pesada, pero sí con la generación de conocimiento o la innovación, y que sea un desarrollo sostenible, y es necesario que se haga un plan integrado".
