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Santullano se apunta a la terapia canina

La asociación La Llobera trabaja con perros el desarrollo motriz y sensorial de los niños en el Colegio de Educación Especial

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La terapia canina en Santullano, en imágenes A.Velasco

Las terapias con animales son uno de los métodos más utilizados con los colectivos más vulnerables. Desde la equinoterapia, basada en la relación con los caballos, hasta el que desde hace unos meses se desarrolla en el Centro de Educación Especial de Santullano: la canoterapia. Unos perros que han llegado para contribuir a la formación y el aprendizaje de los 25 niños matriculados en el colegio mierense, y cuya presencia en las aulas es toda una alegría para los pequeños.

Las encargadas de llevar a los animales a Santullano son Alicia Fernández y Sara García, ambas responsables de la asociación La Llobera, que fue quien obtuvo la adjudicación de un programa que el Ayuntamiento de Mieres financia para varios centros y dotado con una partida superior a los 20.000 euros.

Explica Fernández que "para los niños es un aprendizaje muy positivo, y lo que nosotros hacemos es tratar a cada uno de forma muy individualizada, porque las necesidades son diferentes en cada persona, y aunque vayamos trabajando por grupos, la atención es personalizada". Y, siempre, subraya y puntualiza, en colaboración con las profesoras del centro educativo, "que son realmente las profesionales que saben lo que necesitan los niños".

Amelia trabaja con «Sagu», con la guía de Alicia Fernández. | A. Velasco

Al Colegio Especial de Santullano acudieron ayer "Sagu" y "Piña", dos perros muy diferentes, pero que iban a hacer las delicias de los más pequeños. "Nosotros tenemos dos sesiones al mes, una con los alumnos más dependientes y otra con los más autónomos", explica Alicia Fernández. Ayer tocaba con los chicos y chicas que requieren más ayuda. Entre ellos estaba Amelia, una niña que se desvivió nada más ver a "Sagu". Con ella, trabajaron la motricidad y la "deambulación guiada".

Así, la pequeña fue paseando al animal por los pasillos del centro, además de acariciarlo y recibir unas muestras de cariño recíprocas. Mientras, "Piña" trabajaba también con otro niño del centro. Y así, monitoras y animales iban desplazándose por las aulas mientras duraba la actividad. Cada vez que los animales entraban en una clase, la sonrisa de los pequeños era mayúscula. Alicia Fernández y Sara García acercaban a los dos perros a los niños, que comenzaban con unas caricias para familiarizarse y saludar, para continuar después con los ejercicios programados: paseos y actividades de motricidad.

Un programa que ayer quiso seguir de cerca el director general de Ordenación, Evaluación y Equidad Educativa del Principado, David Artime. "Esta es una actividad, la terapia asistida con animales, que a estos niños con necesidades especiales les viene muy bien a nivel de estimulación sensorial o de trabajo motriz, por ejemplo", explica Artime, que también visitó el resto del centro para recoger las peticiones de la dirección: "Siempre nos trasladan sus inquietudes, y las recogemos para intentar mejorar esos pequeños detalles en los centros, donde, como en este caso, hay un muy buen trabajo en el aula con los chavales". También la concejala de Derechos Sociales de Mieres, Teresa Iglesias, fue a comprobar de primera mano cómo se trabaja con los más pequeños en esta terapia y tomó nota de otras necesidades de mantenimiento del colegio.

"La terapia con los perros es una actividad muy positiva para los niños", explica la directora del colegio especial, Carmen Estrada Muñiz. Señala que el propio centro sufraga una de las dos sesiones que se ofrecen cada mes. "Queríamos que todos los niños pudieran disfrutar de la terapia, y estamos viendo que el resultado es muy bueno", señala la docente.

Mientras tanto, los adultos visitaban las clases y a los niños, y "Piña" y "Sagu" se iban dejando querer por los alumnos. Porque, si bien es cierto que estos perros van al colegio a trabajar, no lo es menos que van recibiendo y repartiendo cariño por donde pasan. Y, en el caso del Colegio de Santullano, un cariño mucho más especial.

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