Entrevista | Gregorio Rabanal Presidente de Hunosa

Gregorio Rabanal, presidente de Hunosa: "La térmica de La Pereda generará electricidad con biomasa en 2025"

"Tenemos un proyecto fotovoltaico muy avanzado que posiblemente sea el mayor de Asturias" | "Es factible una empresa sin carbón"

El presidente de Hunosa, en la sede central de la compañía en Oviedo.

El presidente de Hunosa, en la sede central de la compañía en Oviedo. / IRMA COLLIN

Andrés Velasco

Andrés Velasco

Oviedo

Gregorio Rabanal (Santa Lucía, León, 1964) lleva cuatro años al frente de Hunosa. En julio de 2018, llegaba a la presidencia de la emblemática compañía y lo hacía en una situación complicada, ya que en pocos meses tenía que afrontar el cierre de dos pozos y la negociación de un plan de empresa. Desde entonces, ha venido trabajando en dar a la hullera pública un giro en su actividad que garantice su supervivencia. Eso sí, deberá ser lejos del carbón. 

–Han pasado cuatro años desde su nombramiento. ¿En qué se parecen la Hunosa actual y la que se encontró a su llegada?

–Se diferencian en el peso de la actividad minera. Cuando yo llegué teníamos tres pozos en producción y en este momento queda uno, con los otros en fase de desmontaje. Y se parece sobre todo en el enfoque de futuro. Cuando llegué no se sabía muy bien cuál iba a ser ese futuro porque había incertidumbres y no había una política energética definida perfectamente. Hoy ya la hay, pero hay un enfoque de futuro orientado hacia las energías renovables.

–La empresa tiene varios proyectos en marcha, pero comencemos con lo más reciente: la central de La Pereda. ¿Cómo va a ser ese proceso de hibridación?

–Le hemos llamado hibridación, pero en realidad es una transformación porque la central de La Pereda va a ser una central de biomasa. Hemos ganado la subasta, lo que nos otorga un marco de funcionamiento estable durante 20 años al amparo de la legislación sobre energías renovables. Tenemos la declaración de impacto ambiental y estamos pendientes de recibir la autorización ambiental integrada. Y ahora se abre una fase mucho más gris y menos espectacular, que es la licitación de los contratos para acometer esta transformación. Además, como es un proyecto complejo, estamos seguros de aquí lo será también el proceso de licitación, porque lógicamente las compañías que aspiren a realizar la obra se van a tomar su tiempo. 

–¿Qué plazos manejan para tener la instalación en funcionamiento?

–Esa fase de licitación nos va a llevar seguro hasta finales del próximo verano. Luego llegaría una fase algo más espectacular, que es la parada de la central y el comienzo de las obras de transformación, que van a llevar, aproximadamente, entre nueve meses y un año. Esto nos situaría en el entorno del final del verano de 2024. Y luego tendrá que haber, como es habitual también, una fase de unas pruebas de funcionamiento antes de sincronizarnos con la red, lo que nos llevaría a principios de 2025, que es cuando la central ya estaría empezando a producir energía eléctrica como central de biomasa.

–Técnicamente, ¿cuáles son los pasos a seguir?

-Hay que hacer una cierta reforma de la caldera, que aunque ya se diseñó en su día para combustibles de baja calidad, debe reformarse, ya que el porcentaje de gases que la biomasa emite es superior al que emite el carbón. Luego hay que hacer una reforma más importante del sistema de depuración de fases, ya que las especificaciones de emisiones que vamos a tener van a ser mucho más estrictas que las actuales. De algunos contaminantes vamos a poder emitir una décima parte de lo que estamos emitiendo ahora. También vamos a hacer una reforma, no porque haya que hacerla, sino porque nos interesa hacerla para ganar en eficiencia, de las torres de refrigeración de la central, que tienen unos 30 años y que con las tecnologías actuales podemos hacer mucho más eficientes. Y también hay que hacer una reforma importante en el sistema de manejo de combustible. Aunque hay una parte que es aprovechable, no es lo mismo manejar carbón que biomasa.

–¿Qué supondrá para la térmica esta transformación?

–Por lo pronto, una seguridad de funcionamiento durante los próximos 20 años, al menos durante 7.500 horas al año. A nivel laboral, se mantendrá el empleo en la central con un pequeño incremento, poco significante. Pero lo que sí que es determinante es la creación de empleo derivada en el sector forestal, que en el centro de Asturias no está muy desarrollada como pudiera estar en el occidente por la presencia de Ence. Los expertos con los que hemos consultado, estiman en el entorno de al menos 200 personas en el sector forestal y de la biomasa, que tiene un enorme potencial en las comarcas mineras.

–También abordan un proyecto para reducir las emisiones de la central térmica. ¿En qué consiste?

–Nosotros tenemos una planta experimental de captura de CO2 en La Pereda, que estaba concebida hace 15 años y con un sentido que era el que se le daba entonces, que era el de prolongar la vida de las centrales de carbón. Ahora eso ha cambiado, con la descarbonización nadie piensa en la captura de CO2 para prolongar la vida de una central de carbón, pero sí como la obtención de un producto que puede ser materia prima para procesos industriales relevantes. Y además, para su aplicación en sectores no descarbonizables como la producción de cemento o algunas fases de la siderurgia. Aquí reformaremos esa tecnología de CO2 que tenemos, y que desarrollamos junto al INCAR, para que utilice energías renovables en su funcionamiento. Es un proyecto importante, con una inversión global de 15 millones de euros, del que formamos parte con otras empresas.

–¿Ve un nicho de negocio en la venta de esta ingeniería de captura de C02 que desarrollarán en La Pereda?

–Lo estamos estudiando. El hecho de que La Pereda tenga un futuro garantizado como central de biomasa supone que ha ser un foco de producción de CO2, pero no de cualquier tipo, sino biogénico, que en términos climáticos sería neutro. Ese dióxido podría ser materia prima para otros productos. Por ejemplo, para la generación de combustibles biogénicos para transporte marítimo, aéreo… Esto está abriendo posibilidades de cara el futuro desde que ganamos la subasta de las renovables. Antes éramos conscientes de este potencial, pero ahora es ya una realidad como posibilidad.

–¿Qué les diría a los que temen daños ecológicos por la quema de residuos en la central?

–Les diría que confíen. Que cuando vean la autorización ambiental integrada, con las condiciones de emisión de gases que nos van a imponer, eso va a hacer que sean unos gases mucho menores que ahora, y muchísimo más limpios de los que nunca haya tenido una térmica en Asturias. Una vez que la central se transforme a una central de biomasa, esas emisiones serán mínimas. Para que se hagan una idea, el 40% de los fondos para la transformación de la central son para los sistemas de depuración. 

–Hunosa es la única empresa que aún tiene un pozo abierto, Nicolasa. ¿Qué futuro le espera?

–En abril de 2019, firmamos un plan de empresa para el periodo 2019-2027 y ahí, sobre el pozo Nicosala, se dice que este pozo extraerá carbón para suministrar a la central térmica de La Pereda mientras la regulación y la legislación le permita a la central de La Pereda quemar carbón.

–El cambio de modelo de una empresa minera a energética es imparable. ¿Es factible una hullera sin carbón?

–La hullera quedará en el nombre. Es factible una empresa sin carbón. El nombre está en la tradición de la empresa y nosotros no renegamos de nuestro pasado. Y de hecho estamos muy orgullosos de él porque es el que nos ha hecho llegar hasta aquí. Pero esto no nos puede atar las manos de cara al futuro.

–Recientemente han creado un clúster de la biomasa. ¿Cuáles son los objetivos?

–Los objetivos son contribuir al desarrollo de ese sector en la cuenca central asturiana. Nosotros, además de nuestra actividad propia, tenemos una actividad de promoción de actividad económica alternativa en estos territorios. Y esa promoción se puede establecer a partir de varios instrumentos. Tradicionalmente era el de financiar proyectos empresariales, pero entendemos que ahora el futuro no pasa por ahí, por la financiación de un proyecto empresarial concreto, sino por brindar ayuda a todo un sector a desarrollarse. El objetivo de ese polo de la biomasa es ayudar al sector forestal a desarrollarse desde un punto de vista tecnológico, medioambiental, de sostenibilidad…. De forma que pueda ser un sector relevante en la economía de las Cuencas, que hoy en día no lo es.

–En cuanto a la geotermia, ¿Cómo va el proyecto de Langreo Centro?

–Estamos en la segunda fase de la red de calor del pozo Fondón. En este momento se está desarrollando el proyecto para presentar a una convocatoria de ayudas que está abierta. Tenemos la red en el pozo Barredo, en Mieres, que se han hecho en dos fases, más la primera fase del Fondón. Además, la segunda fase de este proyecto está repotenciada por una red de calderas biomasa. El motivo es que la potencia que suministra una red de geotermia está condicionada por la cantidad de recursos hidráulicos que tenga el pozo, pero esto no se muere ahí, porque el planteamiento son las redes de calor comunitaria, que permiten hacer más eficiente la producción de energía térmica para calefacción y agua caliente. Y en este momento, el reto es hacer esas redes de calor con energías renovables. La geotermia es el primer paso, pero una vez que se explota hasta el máximo de potencia que te puede dar, eso no se agota, sino que se puede potenciar como digo a través de la biomasa o incluso del aprovechamiento del calor de procesos industriales, como estamos planteando para la planta de hidrógeno del Fondón, en la que también aprovecharíamos el calor residual de la producción de hidrógeno para repotenciar la propia red.

–¿Hay alguna otra iniciativa en marcha?

–Hay otras en estudio. Pero el desarrollo de esta red está vinculado a la inundación de los pozos y en este momento no hay ningún otro pozo que haya alcanzado el nivel óptimo para poder desarrollarlo.

–Hunosa tiene un enorme patrimonio y están surgiendo proyectos para diversos pozos cerrados. ¿En Santiago se están planteando la creación del centro nacional de entrenamiento en rescates?

–Para Santiago se están explorando muchas opciones. Esa que menciona y otras. Algunas incluso que todavía no se pueden lanzar porque están en una fase demasiado tierna. En concreto, el centro nacional de Rescate. Estamos absolutamente abiertos, pero no depende directamente de nosotros. Se tiene que integrar en una red mucho más grande, en la red nacional de Protección Civil, que no depende ni siquiera del Gobierno del Principado. Ahí tiene que dar el primer paso adelante esa red de Protección Civil y, si le interesa el proyecto, nosotros estamos totalmente abiertos. Pero como le digo, no es el único proyecto, y además todos serían compatibles.

Rabanal, durante la entrevista.

Rabanal, durante la entrevista. / IRMA COLLIN

–¿Habla del centro de supercomputación o una red de cultivos bajo tierra?

–En cuanto al centro de Supercomputación, está en manos de la Universidad. Nosotros hemos ofertado las instalaciones del pozo Santiago, que incluso han visitado, pero son los expertos en Big data y supercomputación quienes deben valorarlo. Santiago tiene una ventaja que es el agua, ya que estos centros necesitan una gran cantidad de agua para la refrigeración de los equipos. Ahora está en manos de ellos, porque también han visitado otras instalaciones, pero la nuestra está sobre la mesa. Y en el caso de los cultivos, podemos decir que alguna experiencia piloto se va a hacer. Es cierto que nuestros pozos no son fáciles: son profundos y con unas condiciones de humedad y de atmósfera difíciles. Se han hecho experiencias de este tipo en otras ubicaciones, pero con otras características. Pero sí que haremos alguna experiencia piloto en el ámbito del foro Agrocarrio.

–Ahora que lo menciona, tiene una gran potencialidad.

–Desde luego que tiene una absoluta potencialidad para el desarrollo del sector agroganadero y de la producción de alimentos sostenible y eficiente. Hay muchas empresas interesadas. La idea es trabajar en el desarrollo de un plan estratégico de desarrollo que podamos presentar en fechas no muy lejanas. 

–La empresa cuenta también con un innumerable patrimonio industrial. ¿Cómo se puede abordar un aprovechamiento sostenible del mismo?

–Es complicado, porque el patrimonio es enorme. Hay algunos enclaves que ya tienen un uso definido, pero nos gustaría reutilizarlos todos. Pero además, en la medida de lo que sea posible, en el desarrollo de proyectos que generen actividad económica. AgroCarrio es un ejemplo, en el que se van a utilizar las instalaciones de una mina para un proyecto generador económico en un sector completo. Nuestra idea es que el aprovechamiento pueda generar empleo y riqueza. Está bien el aprovechamiento cultural del pozo Sotón, el Fondón o el pozo Santa Bárbara, que tenemos cedido al Ayuntamiento de Mieres, pero no todo se puede quedar en el aprovechamiento cultural, sino que hay que atraer actividad económica.

–En cuanto al pozo Sotón y tras la pandemia, ¿se ha recuperado el ritmo de visitas?, ¿es sostenible a largo plazo este tipo de museo o se necesita redefinir el sistema?

–No solo se recuperó, sino que se está superando. Este año vamos a cerrar con unas 4.000 visitas. Para una instalación que no es un museo, y que roza más el sector del turismo de experiencia y de aventura, y con unas características especiales, llegar a esa cifra es muy importante, lo que casi duplica el mejor año que habíamos tenido hasta la fecha. Además, también ha influido que podamos abrir los fines de semana y los puentes festivos, algo que ha incrementado las visitas notablemente.

–Volviendo al patrimonio de la empresa y a los proyectos energéticos. ¿Cómo va el estudio para instalar una minicentral hidráulica en Polio?

–Estamos estudiando varias minicentrales hidráulicas. La mejor ubicación la determinarán los estudios que estamos haciendo. Además, estamos retomando con alguna gran compañía eléctrica proyectos que se hicieron hace años para aprovechar algún pozo como instalaciones de almacenamiento de energía como instalaciones de bombeo reversible. Estamos avanzado en ese camino. 

–También se puso sobre la mesa la posibilidad de instalar aerogeneradores en algunos montes propiedad de Hunosa. ¿Lo ve viable?

–En este momento no. Nosotros venimos haciendo mediciones de recursos eólicos en nuestros terrenos desde hace aproximadamente 20 años. En aquel momento no eran viables por falta de recursos eólicos y esperábamos que el avance en la eficiencia de los aerogeneradores hiciera que en un momento dado pudiera haber recursos. A pesar de los avances, todavía no es viable para aprovechar el recurso eólico en nuestra zona. Habrá que seguir esperando. Es curioso porque el recurso eólico en Asturias es muy abundante en el Occidente, pero del centro de la región y hacia el Oriente, ya no lo es tanto. En nuestro caso, hemos estado mirando los datos con algún gran constructor de aerogeneradores y todavía no podían brindarnos un modelo, ni entre los más avanzados que tienen, para poder aprovechar el recurso eólico en nuestro territorio. 

–Dibuje el futuro que ve a Hunosa a medio plazo.

–A medio plazo, el futuro pasa por la energía y los recursos energéticos, y también por los recursos medioambientales. Y yo diría que tres grandes pilares: uno es la central de La Pereda y la biomasa. Otro, las redes de calor, con la geotermia, pero también con biomasa. Otro de los puntos de futuro es la energía fotovoltaica, ya que si bien la tecnología de los aerogeneradores no ha avanzado lo suficiente como para aprovechar el recurso eólico, la tecnología de los paneles solares sí ha avanzado como para aprovechar el recurso solar del centro de la región. Evidentemente, no será Almería, pero ya empiezan a cuadrar los números. Y la otra gran pata, es la producción de hidrógeno renovable, donde tenemos un acuerdo con Duro Felguera, Enagás y con Alsa. Estamos planteando ya una primera planta para el pozo Fondón. Luego tenemos que explorar las posibilidades a futuro de, una vez consolidada La Pereda como central de biomasa, la utilización industrial del CO2 producido por esta central y por lo tanto la explotación industrial de la captura de CO2.

–Ha hecho mención a los proyectos fotovoltaicos. ¿Cómo va su desarrollo?

Tenemos uno muy avanzado, de 12,8 megavatios de potencia que seguramente sea el mayor de Asturias en este momento y que iría en la escombrera de Pumardongo. En ese proyecto somos los promotores, pero tenemos más socios. 

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