Toñito, "el mejor conserje del mundo"

Emotivo homenaje a José Antonio Fernández Santiago en el colegio de Morcín, que le dedica una parada de autobús al jubilarse tras 38 años

José Antonio Fernández, «Toñito», muy emocionado durante el acto de homenaje, con toda la comunidad educativa del colegio de Morcín detrás. | F. Delgado

José Antonio Fernández, «Toñito», muy emocionado durante el acto de homenaje, con toda la comunidad educativa del colegio de Morcín detrás. | F. Delgado / Fernando Delgado

Fernando Delgado

Fernando Delgado

Toñito ya tiene parada fija en el colegio público de Morcín después de 38 años de servicio como conserje del centro. José Antonio Fernández Santiago descubrió una placa de parada de autobús con su nombre el pasado miércoles, durante el homenaje que le rindió toda la comunidad educativa de Morcín, un acto en el que afloraron lágrimas de emoción al recibir los intensos aplausos de alumnos, padres y profesores que siempre le valoraron y le tuvieron como referencia para solucionar cualquier problema que pudiera surgir en las instalaciones del colegio.

La placa reza: "Parada Toñito, cuarenta años haciendo más fácil, segura y feliz la entrada al cole. Gracias por tu labor". Este conserje todoterreno, además de velar por la seguridad de los escolares, también freía los frixuelos durante el Antroxu, encendía la calefacción a las siete de la mañana, asaba las castañas en el amagüestu, arreglaba los grifos, decoraba la Navidad, instalaba el escenario del festival de fin de curso y ejercía como abuelito de todos los niños, incluida su propia nieta, que también es alumna del centro. Conoce por su nombre a los 130 escolares actuales, a sus padres y todos los entresijos de los tres edificios que integran el colegio, ya que el propio Toñito trabajó como peón durante las obras de su construcción en el año 1973.

Este gallego-asturiano, hijo de Antonio y Concepción, nació en Vivero el primer día del año 1955 y se trasladó a vivir a Las Mazas de Morcín el 18 de marzo de 1963, con 8 años, después de que su padre entrase a trabajar en las Minas de Otura y más tarde en el pozo Montsacro, que había profundizado Ensidesa y que posteriormente se integró en Hunosa.

Toñito era el cuarto de diez hermanos que compartían vivienda en el piso bajo derecha del número 23 de Las Mazas de Morcín. No pudo ser minero como su padre y comenzó a trabajar en la construcción y en una cantera de piedra en la que sufrió un grave accidente el 1 de junio de 1983. Sufrió una fractura de cráneo y el desprendimiento de un ojo. Tras dictaminársele una invalidez total, se incorpora en febrero del curso 84/85 como conserje del colegio y, en agosto, también del centro polideportivo municipal, ubicado al lado. Gran aficionado al fútbol, jugó como delantero centro en un filial del Vetusta y luego en el Grisú de Oviedo y en el Club Deportivo Riosa. Asimismo, fue uno de los pioneros del fútbol sala asturiano en los años ochenta.

Toñito mantiene recuerdos muy positivos de sus 38 años como conserje y recuerda como momentos más complicados de gestionar el atragantamiento de una niña durante la comida en el colegio y otra con un dónut. En su dilatada trayectoria profesional ha trabajado junto a diez directores, 300 maestros y más de 5.000 alumnos. Actualmente, el centro está integrado por 17 maestros que dan clase a 130 escolares, quienes le agasajaron con regalos que ellos mismos habían confeccionado. Y le definieron así: "El mejor conserje del mundo y una gran persona, por hacer del colegio un lugar muy agradable y acogedor".

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