Así será la transición energética en la central mierense de La Pereda: caldera, sistema de depuración y eficiencia

Hunosa ultima los pliegos de condiciones para convertir la térmica, que pasará de quemar carbón a biomasa, en la "menos contaminante de la historia"

Andrés Velasco

Andrés Velasco

Hace ya tiempo que Hunosa viene tintando su futuro. Lo hace pasando del negro carbón que dio de comer a las Cuencas durante más de un siglo, al verde esperanza, pero también al verde de las energías limpias y la sostenibilidad. Si hay un proyecto que abandere este cambio de modelo, es el de la transformación de la central térmica de La Pereda en una instalación de biomasa, que debería de entrar en funcionamiento, si se cumplen los plazos, en 2025. Una iniciativa con una inversión de más de 40 millones de euros y que lleva consigo varios trabajos para adaptar la térmica al nuevo combustible.

Tal y como explicó el propio presidente de Hunosa, Gregorio Rabanal, en una entrevista concedida a LA NUEVA ESPAÑA, la obra técnica, la transición ecológica de La Pereda, es compleja y conlleva varios cambios importantes. Por una parte, una reforma de la caldera. Rabanal apuntaba que aunque en su momento ya se había diseñado para combustibles de baja calidad, ahora se requiere una reforma ya que "el porcentaje de gases que la biomasa emite es superior al que emite el carbón".

Y precisamente en cuanto a las emisiones, es donde llegaría la segunda gran modificación de la térmica mierense. "También hay que realizar una reforma mucho más importante en el sistema de depuración de gases, ya que las especificaciones de emisiones que vamos a tener que cumplir van a ser mucho más estrictas que las actuales", señalaba textualmente Rabanal. No en vano, el presidente de la hullera explicaba que en determinados gases contaminantes, la nueva central verá reducidos los permisos a un diez por ciento sobre lo que se estaba emitiendo a la atmósfera con la central de carbón.

Este punto, el de la contaminación y las emisiones, siempre ha levantado mucha polémica entre los vecinos de la zona, y más aún al tener la instalación permiso para quemar CSR (Combustible Sólido Recuperado). Sin embargo, el discurso de la empresa otrora hullera es tajante: "La de la Pereda va a ser la central más limpia que nunca haya tenido Asturias", asegura Rabanal, conminando a los incrédulos a revisar la Autorización Ambiental Integrada en cuanto se publique. "Podrán ver que vamos a estar sujetos a una normativa muy estricta con las emisiones", indicaba el presidente de Hunosa, para pedir confianza a esos vecinos.

Pero siguiendo con las reformas de la central, aún quedarían, a groso modo, dos cambios por realizar dentro del proyecto de transformación hacia una caldera de biomasa. Por una parte, el sistema de manejo de combustible. Y es que aunque se podría aprovechar una parte, "no es lo mismo manejar carbón que biomasa". Por otro lado, Hunosa también quiero hacer una reforma en las torres de refrigeración de la central térmica. "No es algo que tengamos que hacer o que estemos obligados, pero queremos ganar en eficiencia, y estas torres tienen unos 30 años", señalaba el presidente, para aclarar que con la tecnología actual "podemos hacerlas mucho más eficientes".

Captura de CO2

La transformación de la térmica de La Pereda en una central de biomasa no va a quedarse ahí, ya que Hunosa va a desarrollar paralelamente un proyecto de captura de CO2 bajo una perspectiva diferente a la que tenía la planta experimental de La Pereda. "Antes, estos proyectos se concebían con el fin de alargar la vida de las centrales de carbón, pero eso hoy no tiene cabida", señalaba a este diario Gregorio Rabanal. Por eso Hunosa, afronta el proyecto desde otro prisma: obtener un un producto que puede ser materia prima para procesos industriales relevantes y su aplicación en sectores no descarbonizables como la producción de cemento o algunas fases de la siderurgia. Para este proyecto, Hunosa cuenta con varios socios, entre ellos el INCAR, y cuenta con una inversión global de 15 millones de euros.

El desarrollo de esta nueva tecnología abre una puerta a su comercialización hacia otras industrias. "El hecho de que La Pereda tenga un futuro garantizado como central de biomasa supone que ha ser un foco de producción de CO2, pero no de cualquier tipo, sino biogénico, que en términos climáticos sería neutro", señala el presidente de la empresa pública, para aclarar que ese gas podría convertirse en materia prima para biocombustibles, lo que abre una puerta a la venta de estos productos o de la propia tecnología

Suscríbete para seguir leyendo