Entrevista | Alejandro M. Gallo Escritor, presenta en Ciaño «La Matanza de Atocha, 1977. Caso abierto»

"La investigación del crimen de Atocha aceleró el proceso democrático"

"Los sospechosos se creían tan impunes por ser afines al régimen de Franco que dejaron el lugar del crimen lleno de casquillos"

Alejandro M. Gallo con su última novela. | LNE

Alejandro M. Gallo con su última novela. | LNE / David Orihuela

David Orihuela

David Orihuela

Alejandro M. Gallo tiene un afortunado lapsus al hablar de su escritura y se refiere a la "memoria negra". En realidad quería decir memoria histórica pero mezclado con la novela negra surge ese subgénero que él se ha sacado de la pluma y que bien podría definirse así, "memoria negra". Gallo volverá hoy a Langreo, donde fue comisario de Policía para presentar su último libro "Matanza en Atocha, 1977. Caso abierto", sobre el asesinato de los abogados laboralistas de CC. OO. Será en la Casa de la Buelga de Ciaño a las 20.00 horas en un acto organizado por la asociación Cauce del Nalón con la colaboración de LA NUEVA ESPAÑA.

–Vuelve a Langreo.

–A uns sitio muy especial. Hace ma´s de 20 años, cuando estaba destinado en Langreo, me apunté a los talleres de escritura que dirigía Benigno del Coto y que organizaba Cauce en la Casa de la Buelga. Todos los que empezamos allí seguimos escribiendo.

–"Matanza en Atocha, 1977. Caso abierto". ¿No se ha escrito suficiente sobre aquel asesinato de los abogados laboralistas?

–Se ha hablado desde lo político, lo sindical, lo social, lo económico y de cómo lo vivieron los supervivientes. Después de haber estudiado todos los hechos creí que había algo que faltaba. En ese mundo de la memoria negra, perdón memoria histórica y novela negra por el que me gusta transitar, me pareció que quedaba algo en el tintero.

–¿El qué?

–La investigación policial. Quería contar cómo aquellos policías, sin medios tecnológicos, ya no hablo de Pegasus sino sin internet, sin geolocalización y sin nada, sacaron adelante la investigación, una investigación muy rudimentaria que se hizo con mucha profesionalidad. Cuento como sin tener pistas absolutamente de nada resolvieron el caso en dos meses. Cuando llegaron al escenario del crimen ya se habían llevado los cadáveres, solo había sangre y casquillos y solo con eso los policías lograron reconstruir el crimen y llegar a los autores en dos meses; eso sí, dos meses sin descanso.

–Buenos policías.

–Yo digo que eran policías de raza. Incluso renunciaron a la recompensa que había por capturar a los asesinos. Con resolver el caso ya se daban por satisfechos. Fueron 33 policías dirigidos por el comisario Francisco de Asis, jefe de la brigada.

–¿Recibirían muchas presiones para resolver el caso... y para no hacerlo?

–Sí, pero el gobierno de Adolfo Suárez necesitaba que se resolviera porque si no quedaba en entredicho el proceso democrático que se había iniciado. En Madrid había dos brigadas, la que resolvió el caso, que se conocía como la criminal; y la político social, a la que no se le encargó nada del caso, incluso se cortocircuitó toda conexión entre las dos brigadas.

–¿Cuál fue la clave para llegar a los asesinos de los abogados laboralistas de Atocha?

–Los policías tenían pruebas y tenían a los sospechosos pero estos mostraban una tranquilidad pasmosa. Les seguían y veían que no habían cambiado nada sus hábitos. Tras un mes de seguimiento a los policías les entra la duda de si es que se han equivocado o es que los asesinos se sienten completamente impunes al ser afines al régimen de Franco. Entonces lanzan un órdago. Utilizan a la prensa para publicar el bulo de que los van a detener en 48 horas cuando ni siquiera habían hablado con el juez, Los asesinos se empiezan a poner nerviosos y al final los detuvieron. Imagínese cómo era su sentimiento de impunidad que habían dejado el escenario lleno de casquillos, que es la pista principal de toda investigación.

–¿Qué significó la matanza de Atocha y la captura de los asesinos?

–La investigación marcó un antes y un después en el proceso democrático. Las manifestaciones de repulsa, el multitudinario entierro, marcaron un antes y un después. La resolución del caso aceleró el proceso democrático en España, nos miraba toda Europa.

–¿Usted, como Policía, estará orgulloso de aquellos compañeros?

–A ellos está dedicada la novela. En estos 45 años han sido los grandes olvidados. Trabajaron durante dos meses en turnos de doce horas haciendo seguimientos a pie de calle, hicieron un gran trabajo, eran policías de raza.

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