Castaños y pinos para atrapar dióxido de carbono: así es el proyecto europeo que se probará en las Cuencas

El programa busca determinar los tipos de árboles y suelos más efectivos como sumideros de carbono

Toma de muestras en los terrenos de Pumardongo, propiedad de Hunosa. | Grupo de investigación «SmartForest».

Toma de muestras en los terrenos de Pumardongo, propiedad de Hunosa. | Grupo de investigación «SmartForest». / Julio Vivas

Julio Vivas

Julio Vivas

La Universidad de Oviedo, a través del grupo de investigación "SmartForest", lidera un proyecto enmarcado en el programa europeo Life que pretende mejorar la gestión de la captura de dióxido de carbono en la atmósfera a través de los bosques y pastos. Una iniciativa que cuenta con un presupuesto de 4,3 millones de euros y que utilizará como laboratorio natural las 4.000 hectáreas de masa forestal que tiene Hunosa en las comarcas mineras.

Por delante quedan seis años de investigación que finalizarán con la creación de una web donde los propietarios de tierras podrán localizar su parcela y, en función de sus características, obtener una serie de recomendaciones de gestión para que disponga del modelo óptimo de sumidero de carbono. Si sigue ese proceso, podría inscribirse en el registro de carbono y comenzar a vender derechos de emisiones que podrán comprar las empresas para reducir su huella de carbono. De este modo, obtendrán un beneficio que hasta ahora no tenían.

El proyecto acaba de comenzar con la realización de un inventario donde se analizará cuánto dióxido de carbono hay en los terrenos de Hunosa para tener estos datos como base. Sobre los terrenos se aplicarán diversas técnicas y, en el plazo de varios años, volverá a analizarse el terreno para ver cuánto se ha incrementado esa captación de dióxido.

Pero, ¿cómo se cuantifica el carbono que tienen estos terrenos? La investigadora principal del proyecto y exdirectora de la Escuela Politécnica de Mieres, Asun Cámara, señala que "hay varias formas en función de lo que vamos a analizar". En el caso del suelo, se toman unas muestras para enviar a laboratorio, donde se medirá su contenido de carbono, "que se produce por la incorporación de materia orgánica a lo largo del tiempo". Cada muestra de suelo irá asociada a una ubicación concreta, donde estarán definidos todos los parámetros ecológicos. En este aspecto, Cámara diferencia entre el suelo que ha sido restaurado, como es el procedente de antiguas escombreras o minas a cielo abierto, del suelo natural. En el primero, "el contenido de carbono va a ser más bajo que en los suelos naturales".

Además de medir el carbono en el suelo, también se mide en la vegetación. "Aquí el proceso es más sencillo, se calcula la cantidad de madera que tiene un árbol o una especie concreta y, en función de eso, hay modelos ya establecidos que calculan el carbono que corresponden a la cantidad de madera acumulada", destaca.

Tras obtener los datos iniciales del carbono, la iniciativa pasará por mejorar estas zonas, tanto las naturales como las restauradas, con modelos de gestión forestal que multipliquen la absorción de carbono. "Cuanto más rápido crezcan, más dióxido de carbono cogerán. El ser humano, a través de la gestión forestal, puede intervenir acelerando esos procesos naturales". Es más, el potencial de mejora "es mayor en las zonas artificiales, porque tienen mayor capacidad de llevar a cabo diferentes procesos. En las zonas naturales tienen que buscar modelos forestales que ya estén testados en otros sitios de Asturias".

En este sentido, "se puede hacer una restauración forestal con una densidad elevada de árboles que van a ayudar a sujetar mejor el terreno y las copas de los árboles dificultarán los procesos de erosión que pueden venir motivados por la lluvia". Eso sí, señala que "también hay que tener en cuenta que cuando crecen los árboles, estos entran en competencia y frenan su crecimiento, así que hay que hacer una gestión interviniendo para determinar qué cantidad de árboles tengo que cortar para que crezcan adecuadamente en función de nuestro objetivo". El objetivo, en este caso, es convertirse en sumideros de carbono pero, como apunta Cámara, "también se pueden obtener otros beneficios con el aprovechamiento para la madera".

Hunosa

¿Por qué se utilizan los terrenos de Hunosa? La investigadora señala que, después de estudios previos, "apreciamos que son un reflejo de la estructura que se encuentra en el resto del territorio de las comarcas mineras". Aquí hay hayedos, castañales, zonas de prao, "una representación muy importante de lo que hay en otros lugares". Otro aspecto a destacar es que "se trata de un territorio muy grande -4.000 hectáreas- que se encuentra bajo una única propiedad", Hunosa, que también es socio del proyecto. La experimentación se centrará, en principio, en veinte hectáreas de terreno donde se aplicarán diversos modelos de gestión y analizarán cuáles funcionan mejor para exportarlos al citado portal web donde el propietario de terrenos podrá comprobar si puede sacar rendimiento a sus parcelas como sumideros de carbono.

Al respecto de esto último, Cámara da cuenta de un aspecto relevante. "La legislación actual solo reconoce como sumidero de carbono a las repoblaciones forestales, pero es que los bosques que ya existen también son sumideros de carbono, con lo que este estudio servirá para que el Principado pueda hacer modificaciones en el registro y considerar este tipo de actividad que ahora mismo no está incluido. Y están abiertos a que eso sea una posibilidad", subraya.

A la hora de hablar de especies, la investigadora señala que el eucalipto "es la especie que más rápido crece y la que más dióxido de carbono absorbe, con lo que se prima respecto al roble, que crece de forma más lenta, pero queremos ver si se pueden introducir parámetros que primen repoblaciones con especies autóctonas que se consideren sumideros de carbono rentables. Se trata de favorecer las repoblaciones con especies autóctonas y que no se vean penalizadas por su lentitud de crecimiento". Y de este modo, se podría favorecer por, ejemplo, que en el concejo de Caso, donde no se puede plantar eucalipto, se acojan al sumidero de carbono con otras especies de crecimiento más lento y no se vean perjudicados frente a los propietarios costeros donde está focalizado el sector forestal productivo. De esta forma, "das oportunidad a otros entornos rurales".

En el proyecto también se utilizarán especies como el pinar y el abedul, que son útiles para repoblar zonas degradas porque no necesitan un suelo muy fértil. "Pero tenemos empeño especial en los castañares, que tienen una representación altísima en las Cuencas y existe una deuda pendiente con ellos porque la gestión forestal en ellos es muy reducida. Son montes que se aprovecharon mucho antaño y pondremos el ojo en ellos porque su madera tiene mucho valor, el residuo de las cortas intermedias tiene poder calorífico y tiene un crecimiento relativamente rápido", destacó la investigadora de la Universidad.

Tampoco lo quitarán el ojo al bosque mixto de frondosas, "que son la regeneración natural en zonas donde antes había pastos y, tras abandonarlo, se colonizan por un bosque mixto que cada vez es más abundante, además de estar en zonas accesibles que podrían tener más objetivos, como la producción de madera de calidad, con un potencial económico importante, pero también la prevención de los incendios".

Por último, al hablar de gestión forestal, a veces se hace complicado explicarlo. "Son trabajos que se realizan para que la permanencia de los bosques sea continua, obteniendo un beneficio que puede ser un servicio o un bien, desde madera, papel, la caza o el sumidero de carbono", señala. La gestión forestal "dice qué tengo que cortar, cuánto o qué tengo que dejar para obtener el beneficio ansiado, pero garantizando siempre la regeneración del bosque, que puede ser de manera natural. Es decir, cuando los árboles llegan a la madurez los corto pero garantizo que su propia semilla haga nacer un nuevo árbol. O utilizo la selvicultura, donde corto y vuelvo a repoblar".

En función de la especie, también se hacen diferentes acciones. Con el eucalipto, "lo cortas y brota la cepa", pero los pinos "no brotan del tocón, los tienes que cortar y volver a repoblar". Y, por supuesto, "no todas las operaciones se ejecutan a la vez, hay una planificación con una estructura cíclica que te permite tener una renta cada año"

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