"No vi al agente hasta que impacté con él", afirma en el juicio el repartidor que atropelló mortalmente a un guardia civil en Mieres

El acusado, que afronta hasta 3 años y 8 meses de cárcel por homicidio imprudente, reconoce que estaba "buscando una emisora" en la radio

El juicio que se celebra en Oviedo, con el acusado de espaldas.

El juicio que se celebra en Oviedo, con el acusado de espaldas. / A. V.

Andrés Velasco

Andrés Velasco

"No veo al agente hasta que impacto con él". Así se manifestaba así el autor del atropello mortal del Guardia civil mierense Ángel Antonio Ambrosio, "Tono", en un accidente en enero de 2021, en el que también resultaron heridos otros dos compañeros. Tras la suspensión del juicio el pasado noviembre, la vista se está celebrando en el Juzgado 2 de lo Penal de Oviedo tras no haber acuerdo entre las partes. 

El acusado fue el primero en declarar, reconociendo los hechos, y justificando su desatención de la carretera en la manipulación de la radio. "Al salir del túnel vi que tenía distancia de seguridad con el coche de delante y me puse a buscar una emisora" explicó ante la juez.

El rapartidor acusado, R. M., de 50 años de edad, se enfrenta a una pena que podría oscilar entre los 15 meses de prisión, que solicita el Fiscal, y los 3 años y ocho meses de privación de libertad que pide la acusación particular.

La defensa del repartidor que se saltó el control de tráfico habilitado en la Autovía Minera alegó antes del juicio que el mortal siniestro responde a “una distracción desgraciada con unos resultados aún más desgraciados”. El abogado Guillermo Calvo insistió en que pese a la “gravedad” del desenlace todo se debió a “unos segundos distracción manipulando un elemento de la propia furgoneta, como es la radio”. “Reconocemos la imprudencia, pero no estaba manipulando el móvil ni ningún dispositivo prohibido al volante”. El letrado también valoró la situación emocional de su defendido. “Se vio muy afectado”. En este sentido, indicó que desde el trágico accidente “no ha podido volver a conducir pese a que es su forma de vida”. Dicho esto, Guillermo Calvo quiso matizar que “sabemos que él no es la víctima, por supuesto, pero ha pedido perdón por un hecho desgraciado”. 

El abogado defiende que su representado intentó una “maniobra evasiva” cuando se percató de la existencia del control, pero con la maniobra no evitó el atropello de Tono Ambrosio, un mierense enormemente apreciado en el municipio y que recientemente ha sido distinguido como “Mierense del año” a título póstumo por su compromiso con los necesitados, destacando como activista en favor de los animales abandonados. 

El Ministerio Fiscal considera al conductor responsable de un delito de homicidio por imprudencia. La acusación pública sostiene que el acusado, de 50 años y que trabajaba en aquella fecha como repartidor de paquetería, inició un viaje en Gijón para llevar mercancía a Madrid. Al llegar a la Autovía Minera, sobre las seis y cuarto de la tarde, atravesó un túnel, momento en el que comenzó a buscar una emisora de radio. Al no tratarse del vehículo que conducía habitualmente, invirtió más tiempo del acostumbrado en encontrar el dial que quería, instante en el que apartó la vista de la carretera, “sin prestar la atención mínima imprescindible para la conducción”. Por ello, no se percató con la debida antelación de que, a la salida de ese túnel, había establecido un control de la Guardia Civil, perfectamente señalizado.

Sin atención suficiente

La Fiscalía percibe un comportamiento negligente al volante. El Ministerio sostiene que al salir del túnel, el acusado, “por no estar atento a la conducción”, no vio el control con la suficiente antelación como para frenar y aminorar la velocidad para evitar estrellarse contra los vehículos que estaban detenidos y realizó “una maniobra de evitación, desviándose por el arcén derecho de la calzada”. No obstante, en el arcén se encontraba el agente fallecido, el cual, ante el impacto de la furgoneta, que en ese momento rodaba una velocidad estimada de 85 kilómetros por hora, salió despedido por el aire, para luego caer sobre el parabrisas del propio vehículo y terminar atrapado en sus bajos. Tras arrollar a este guardia civil, el vehículo que conducía el acusado colisionó con un todoterreno oficial, que con la violencia del impacto giró en su posición 180 grados, alcanzando a su vez a un segundo agente, que salió proyectado hacia el arcén izquierdo de la vía. 

La furgoneta siguió avanzando por la inercia de la velocidad que llevaba y atropelló a un tercer agente, para finalmente impactar contra el turismo que había sido parado por los guardias civiles en el control y cuyo conductor se hallaba en su interior. 

La acusación particular subraya la gravedad del proceder del acusado. “Pensamos que la fiscalía ha hecho un mal cálculo de la pena”, explicó en noviembre el letrado Javier Moura. La familia reclama 3 años y ocho meses de privación de libertad. “Tres años como autor de un delito de homicidio con imprudencia grave y cuatro meses más por cada uno de los dos agentes que también resultaron heridos”, puntualizó Moura.

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