Las cicatrices que quedan por cerrar en Mieres: Oñón, Sierra de Máximo y el solar de Oteypsa

Las obras ejecutadas o en marcha han permitido regenerar 40.000 metros cuadrados de suelo urbano en dos años, pero aún quedan bolsas sin uso

El entorno de la Sierra de Máximo en Mieres.

El entorno de la Sierra de Máximo en Mieres. / D. M.

Un parque, cinco zonas de aparcamientos y el nuevo cuartel de la Guardia Civil (en obras) han permitido dar uso a grandes parcelas que se habían descolgado de las diferentes fases de ensanche urbano que se vienen abordando en la villa desde principios de siglo, en especial los de la Mayacina y Oñón. De esta forma, son ya únicamente tres las cicatrices urbanas que aún permanecen abiertas. Se trata de la Sierra de Máximo, de la zona norte de Oñón y de la parcela de la Mayacina situada frente al colegio Lastra.

Las actuaciones ya ejecutadas o en marcha que han permitido integrar en el casco urbano 40.000 metros cuadrados de suelo hasta ahora estéril han contribuido a reducir el polvo y la maleza que aún abundaban en Mieres hasta hace bien poco. En apenas unos meses Mieres dejará de ser una ciudad rebosante de descampados de tierra y matorrales. Pero aún quedan tres retos pendientes.

La última parcela de La Mayacina que queda por urbanizar. | D. M.

La última parcela de La Mayacina que queda por urbanizar. | D. M.

El Ayuntamiento de Mieres y el Principado pactaron hace dos décadas poner en marcha el plan integral de Oñón, con más de 220 viviendas. El primer paso se abordó en 2009, con el derribo de lo poco que quedaba de este popular barrio mierense. Lo que parecía el inicio del segundo ensanche de Mieres, tras la urbanización de la Mayacina, ha terminado desembocando en 13 años de mala suerte. La crisis primero y el aparente desinterés político después han provocado que lo único que se haya hecho en casi tres lustros sea un aparcamiento. La zona norte permanece sin uso y es utilizada también como un parking en precario.

Se trata de los terrenos que en 2016 fueron utilizados por el Consistorio para almacenar residuos. Un informe de la Consejería de Medio Ambiente reveló que el asfalto que había apilado el Ayuntamiento en la zona, procedente de las obras de la A-66, era contaminante. Los residuos generaron una enorme controversia política y finalmente tuvieron que ser retirados sin poderse reaprovechar en la ejecución de arreglos de carreteras locales, como pretendía el gobierno local. También es objeto de quejas el deterioro que sufre el polideportivo de Oñón.

Más al este de la ciudad, colindando con el trazado férreo, se encuentra la conocida como Sierra de Máximo. Una parte importante de la finca debería haberse destinado a edificación dentro del plan Vasco-Mayacina. Pero la actuación lleva más una década parada. El paso de un colector por la parcela en la que la constructora OCA debería desarrollar la promoción de cuarenta viviendas, paralizó el proyecto. La tubería es el conducto general de Ujo que va a la depuradora. El futuro de estos pisos quedó pendiente de un acuerdo entre la constructora y Sepes, pero nunca llegó.

En la Mayacina, tras la obra del nuevo parque y la construcción de aparcamientos, ya solo queda por actuar en una parcela. Se trata de la finca cuyo desarrollo urbanístico lleva bloqueado una década por la quiebra de la constructora (Oteypsa). La última novedad sobre esta parcela fue su venta a unos inversores que de momento no han hecho públicos los planes que tienen para los terrenos. Lo único claro es que la finca lleva ya desde 2010 abandonada. Al ser propiedad privada el Ayuntamiento no ha podido actuar. Los vecinos, con todo, se han quedado en varias ocasiones de que al menos no se actuará sobre el entorno. En el interior de la propiedad la maleza hace ya años que se ha adueñado del espacio.

El estado actual de la parcela que debía edificar Oteypsa es «deplorable», según denuncian los vecinos. Las quejas se han venido repitiendo a lo largo de los años. Así, el gobierno de Mieres tomó en 2014 la decisión de cerrar al tránsito peatonal la acera de la calle Valeriano Miranda que linda con la obra paralizada. El paso sigue cortado desde entonces, obligan a los viandantes a transitar por la calzada, con el consiguiente riesgo de atropello.

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