El arreglo de la carretera de Moreda a Boo y Bustillé, en Aller, avanza a buen ritmo

Los trabajos tienen un presupuesto que supera los 2,5 millones de euros

L. Camporro

Tras más de dos décadas de proyectos y reivindicaciones, la carretera de Moreda, Boo y Bustillé empieza a ser toda una realidad, gracias a una inversión de más de 2,5 millones de euros y unas obras que avanzan a buen ritmo. La empresa adjudicataria, Arposa, dispone en total de un plazo de dos años para la realización de los trabajos, que consisten en el ensanche y la mejora de la vía, con con objetivo de optimizar su seguridad y la visibilidad, eliminando "puntos negros" como los de Planín y Villahonga, con un gran estrechamiento de la calzada en ambos puntos.

Las obras dieron comienzo en el pasado mes de setiembre, afectan a un recorrido de más de 2,7 kilómetros y servirán para que desde Moreda a Boo la carretera tenga una plataforma de entre 6 y 6,3 metros de ancho, y que el ramal que llega a Bustillé pase a tener 5,35 metros de anchura. En estos momentos ya se han ejecutado varias escolleras y muros, así como canalizaciones de aguas de escorrentía (para evitar la entrada de balsas de agua a la calzada), y se trabaja en la zona de Labayos en la construcción de una nueva escollera, que servirá para sostener la ladera. Unas obras que, de momento, parecen colmar las aspiraciones de los vecinos, que entienden los cortes puntuales que se están produciendo.

Todavía está endiente de abordar el tramo comprendido en el el tramo urbano desde la Casanueva a Villanueva, una zona con viviendas a ambos márgenes, lo que dificulta el ensanche de la carretea, de manera especial en la zona del cementerio municipal y del tanatorio, donde la acera está reducida a poco más de 30 centímetros de ancho, lo que hace que aquí el tránsito peatonal sea peligroso.

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