División de opiniones por las nuevas peatonalizaciones de Mieres entre vecinos y comerciantes del mercado semanal

Mientras que unos creen que el traslado temporal les afectará en las ventas, otros respaldan una medida que ven "normal"

Vecinos llenan la calle Doce de Octubre durante el mercadillo dominical. | A. Velasco

Vecinos llenan la calle Doce de Octubre durante el mercadillo dominical. | A. Velasco

Andrés Velasco

Andrés Velasco

Es enfilar la calle Doce de Octubre desde su cruce con Carreño Miranda y un olor a asado hace llegar directamente al puesto que regenta Juan Ángel Navarro. Una gran cola espera por recoger el pollo que se llevarán a la boca en la mesa. El de Navarro será uno de los casi 10 puestos que el próximo domingo ya estarán en la calle Manuel Llaneza, debido a la peatonalización de las dos calles que dan a la plaza de Abastos. Entre los comerciantes hay dudas de como les irá en su ubicación temporal. Y los vecinos asumen una medida que viene a "hacer realidad lo que venía sucediendo, que ya eran calles por las que no se podía circular".

Las obras para peatonalizar las calles Doce de Octubre y Escuela de Capataces en el entorno de la Plaza de Abastos arrancarán este lunes. Lo harán por la primera de las calles, y la solución para los comerciantes que se instalan habitualmente los domingos en este vial es el traslado a Manuel Llaneza, una de las calles principales de Mieres desde donde hace un par de años, y coincidiendo con la pandemia, ya hay algunos puestos instalados. Se llevaron allí para respetar los espacios de seguridad entre comerciantes, y en esas ubicaciones se han quedado desde entonces. Algo que no sucederá con los puestos que se trasladen ahora, que volverán a su lugar asignado previamente, una vez que las calles luzcan su nueva cara peatonal.

Uno de los afectados es el mismo Juan Ángel Navarro. Su asador de pollos recibe cada domingo a decenas de mierenses. "Llevamos aquí más o menos un año, y la verdad es que nos va bien", apunta este comerciante. El cambio temporal de ubicación les genera algunas dudas. "Aquí vamos a estar unos enfrente de otros, y en mi caso tengo que levantar la tapa del camión para la venta de pollos y no se que espacio va a quedar de paso", apunta Navarro, que sin embargo tampoco se molesta mucho por la ubicación de los próximos cuatro meses. "Vamos a estar en otra calle céntrica de Mieres, así que no creo que vaya a ser malo, pero a partir del próximo domingo lo veremos", apunta.

Vecinos por la calle Manuel Llaneza, donde se trasladarán los puestos afectados por las obras. | A. Velasco

Vecinos por la calle Manuel Llaneza, donde se trasladarán los puestos afectados por las obras. | A. Velasco

Tanto en su puesto como en el de todos los vendedores de esta calle Doce de Octubre se ha colocado un cartel avisando del cambio de ubicación. Es el caso del puesto de Joaquín Ramos, que vende aceitunas, encurtidos, dulces o patatas fritas. "Yo llevo en la plaza de Mieres desde 1994, y ya me tocó cambiar de ubicación cuando la pandemia. Es verdad que las primeras semanas lo noté, pero luego la gente sabe perfectamente donde estás", asegura. Además, se muestra comprensivo con las obras: "No queda otro remedio, las cosas evolucionan, las calles hay que mejorarlas y repararlas, con lo cual es algo razonable". Además, la ubicación alternativa tampoco le desagrada: "Estaremos en una calle céntrica, al lado del mercadillo....". Aún así, es consciente de que "los cambios siempre cuestan, esperemos que este cueste poco para que la gente se habitúe".

Por la plaza da un paseo Felipe García, un vecino de Mieres que suele ser un habitual del mercado dominical. "A mi lo de peatonalizar las calles no es algo que me guste demasiado, pero en realidad estas obras vienen a dejar curiosa una zona donde ya no podían pasar los coches desde hace años", señala. "Al final, no vamos a poder andar con el coche por Mieres porque no hay calles para circular, van a tener que ir volando", afirma, bromeando.

Juan Ángel Navarro, en su pollería, con vecinos paseando por la calle Doce de Octubre a su espalda. | A. Velasco

Juan Ángel Navarro, en su pollería, con vecinos paseando por la calle Doce de Octubre a su espalda. | A. Velasco

Pocos metros más adelante, Javier Juárez juega con su hija pequeña, Andrea. "Desde guaje me traían a la plaza, y ahora con la nena yo hago lo mismo", indicaba este vecino del valle de Turón. Coincide con García en que "para circular con los coches cuando bajas a Mieres es una faena que peatonalicen las calles". Pero en su caso, Juárez introduce un matiz: "Ahora bien, como padre estoy encantado, porque es un espacio más en el que la pequeña puede correr sin ningún peligro, más que el de tener cuidado con los vehículos que pasen a las cocheras, que ya de por sí deberían de estar alerta al pasar por una peatonal", asegura. Y en su caso, pesa más la paternidad que la circulación.

Joaquín Ramos, en su puesto, con el cartel informativo para los clientes. | A. Velasco

Joaquín Ramos, en su puesto, con el cartel informativo para los clientes. | A. Velasco

En la calle Escuela de Capataces, donde todavía faltan unos meses para que los puestos vayan a desplazarse hasta Manuel Llaneza, se ubica el puesto de productos textiles de Josué Bizarra. "Llevo toda la vida como comerciante, y la verdad es que dudamos del resultado que nos de el cambio temporal de ubicación", explica. "La gente ya sabe donde estamos, y que cuando nos saquen de aquí nos da cierto miedo el resultado", señala.

Josué Bizarra, en la calle Escuela de Capataces, en su puesto de textil. | A. Velasco

Josué Bizarra, en la calle Escuela de Capataces, en su puesto de textil. | A. Velasco

Por el momento, las obras arrancan este lunes por la calle Doce de Octubre. El proyecto global tendrá un coste de algo más de 1,2 millones de euros, y el plazo de ejecución es de ocho meses. Feriantes y vecinos tendrán que acostumbrarse a la nueva situación. Aunque en unos meses todo volverá a la normalidad, eso sí, con una nueva cara para las calles peatonalizadas.

Suscríbete para seguir leyendo