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El reto de criar a un niño con autismo: una madre de Langreo denuncia la falta de recursos, "está en juego su desarrollo"

A Miriam Merchan le prometieron un aula de apoyo para el pequeño, de tres años, que ahora ya no tiene plazas, "no quieren contratar personal"

Miriam Merchan, en Sama. | C. M. B.

Alan dejó de comunicarse cuando tenía un año y medio. Ni contacto visual, ni las palabras que había aprendido. Nada. Su madre, Miriam Merchan, le cogió de la mano y le llevó de consulta en consulta. Un rosario de preguntas y pruebas. Hasta que les dieron un diagnóstico: Trastorno del Espectro Autista (TEA) de grado 2. 

“El proceso de aceptación fue duro, porque nadie ofrece ayuda a la familia”, apunta Miriam Merchan, luchadora y joven mamá (25 años) de Langreo. Poco después del diagnóstico, empezó a buscar un colegio para el niño. Ella quería el Gervasio Ramos, pero la cambiaron al José Bernardo porque es el único centro de Langreo con un aula abierta especializada. Se trata de un recurso de apoyo intensivo para alumnado con necesidades especiales. A día de hoy, medio año después del inicio de curso, Alan no ha pisado este recurso: “Nos dicen que está ya cubierto, pero no es cierto; podría dotarse de una plaza más, pero no quieren contratar personal”, lamenta la madre del niño.

Los recursos a los que accedería Alan se acordaron ya antes del inicio del curso, a través del servicio de Atención Temprana (AT) -el servicio para los niños con necesidades especiales antes y durante su escolarización-. Su madre, Miriam Merchan, tiene varios compromisos de la Consejería de Educación por escrito. El primero; que el pequeño tendría el apoyo de una AL (docente especializada en Audición y Lenguaje) y una PT (Pedagoga Terapéutica). El segundo, y el que los informes establecen como prioritario, su integración en el aula abierta especializada. 

De lo escrito, no hay nada. Merchan asegura que el niño no tiene las horas de atención específica -con especialista y pedagogo- que estaban inicialmente previstas. Lo que es peor: al aula abierta especializada ni siquiera ha accedido. “Hay cinco plazas, y las cinco están cubiertas”, señala la madre. Una modificación legislativa del año pasado obliga a ascender hasta las seis plazas en este recurso, en caso de que fuera necesario. “No lo hacen porque no quieren contratar más personal”, denuncia la madre. 

El aula abierta especializada cuenta con tres docentes para cinco alumnos. Esto supone una atención constante y una educación personalizada. “Es el único servicio con los recursos que Alan necesita”, matiza Miriam Merchan. Por ejemplo, pictogramas. Unas fichas con dibujos para poder comunicarse. También es muy importante para los niños diagnosticados de TEA el “preadelanto”: que se le explique con detalles qué es lo que va a ocurrir, especialmente en una jornada extraordinaria -por ejemplo, una excursión-.

“Fuera del colegio ya me tiene a mí como referencia. Lo que necesito para Alan, es que tenga un referente dentro de la escuela”, señala la madre. Reconoce que se pasa los días preocupada, teme que el niño llegue a autolesionarse o que la situación afecte gravemente a su desarrollo. “No es culpa de la comunidad educativa, las familias y los niños son geniales con nosotros. Pero, ahora mismo, mi hijo está en una clase con otros dieciséis compañeros; él necesita otra cosa”. 

El grado 2 es regresivo y el menos predecible de todos los diagnósticos de autismo. Es decir, con el apoyo correcto Alan podría tener un desarrollo prácticamente ordinario. Lo que más preocupa a la madre es que el pequeño no puede hablar, no puede verbalizar lo que necesita en la escuela. “Es totalmente vulnerable”. Acude a LA NUEVA ESPAÑA tras haber solicitado ayuda a la Consejería en dos ocasiones: “La última fue hace un mes, me dijeron que me llamarían en una semana. Nadie se puso en contacto conmigo”.

Le preguntan si se había imaginado así su maternidad. “Yo siempre digo que ha sido como planear un vuelo a Italia y, de repente, aterrizar en Holanda. Lo que sé es que no puedo quedarme pensando en lo que tenía previsto, porque me perdería todo lo que tengo por delante”. 

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