¿Por qué se apuntaron seiscientos solteros al "First Dates" asturiano? Psicólogos y sociólogos explican el éxito de las citas a ciegas de un bar de La Felguera

La soledad y el hartazgo de las aplicaciones móviles "para ligar" son algunas de las claves que explican el tirón de la iniciativa

Blanca Loza, Olaya González y Andrea Salcedo. C. M. BASTEIRO

Blanca Loza, Olaya González y Andrea Salcedo. C. M. BASTEIRO

La historia empezó así: un establecimiento hostelero de La Felguera convocó a solteros y solteras de toda Asturias para encontrarse en citas a ciegas. Se anunció como una versión en vivo del programa "First Dates", que se emite diariamente en Cuatro. Prometían "encontrar a la media naranja" a través de un test de compatibilidad. La respuesta desbordó a los propios organizadores: más de seiscientas personas se inscribieron. Las cenas "First Dates" se celebran ahora todos los martes.

La pregunta es casi obligada: ¿Dónde está el éxito de esta iniciativa? Según el sociólogo Jacobo Blanco, decano del Colegio de Sociólogos y Ciencias Políticas de Asturias, la respuesta masiva está ligada a "la fascinación que sigue ejerciendo la televisión" y también a los "rituales de cortejo" que están en la propia naturaleza humana. La psicóloga Eva Parrilla añade otro factor: la necesidad de "conexión" entre personas y el desgaste de las aplicaciones "de ligar" online, como la conocidísima Tinder.

Como fuera, el caso es que en el establecimiento están "a tope" todos los martes. Cada semana, acuden al "restaurante del amor" unas treinta parejas. "Lo que está claro es que la televisión sigue fascinando", apunta Blanco. Tanto, que muchos son incapaces de resistirse a una "reproducción en vivo" de uno de los programas más populares: "A pesar de las plataformas de pago, esta es una muestra del éxito de un medio tradicional", señala.

¿Y qué hay del amor? Según Eva Parrilla, "los seres humanos tenemos necesidad de conexión. Bien sea romántica, sexual o sexual y romántica". "Hay cierta necesidad de conectar, de gustar, de tener algún tipo de interés; un 'refresquín', como siempre se llamó en Asturias".

Así que el "First Dates" en vivo puede ser una buena forma para encontrar esa conexión. No solo por la comodidad, apunta Blanco, sino también por la rapidez. "Tenemos la necesidad de tener las cosas ya. También en las relaciones humanas", asegura. La figura del "Pagafantas", el eterno "amigo" que espera por la chica de sus sueños mientras la invita, "no gusta". Así que estos eventos "prometen la posibilidad de un cortejo rápido". Una cena para decidir si hay chispa o no.

Aún más rápidas, eso sí, son las aplicaciones "de ligue" online. Tinder promete poder conocer a alguien especial eligiendo en un carrusel de fotos. "Sí, eso está bien y puede parecer a simple vista que es fácil", destaca Parrilla. Pero la realidad parece ser otra: "Resulta que no es tan fácil ligar con algoritmos de por medio. A juzgar por el resultado de este tipo de eventos, cada vez gusta más la vuelta al tradicional cara a cara en las citas".

Conexión

Una advertencia para los que de verdad buscan a Cupido: "Es posible que muchas personas se hayan apuntado solo por las risas". De hecho, según confirmaron asistentes a la segunda cena "First Dates" en La Felguera, al menos dos chicas se quedaron plantadas esperando porque su pareja se presentara. El problema de apuntarse "por las risas" es que la otra persona sí vaya en serio y con ganas de encontrar el amor. Un consejo para salir con el corazón intacto es acudir con pocas expectativas. Aunque nada está escrito, recuerda Eva Parrilla: "Hay veces que estás cerrado al amor y, de repente, aparece la conexión. Algo así podría ocurrir en estos eventos que, aunque vayas por la diversión, puedes terminar conectando con la otra persona".

El amor, que vuelve el mundo redondo. Por eso, muchos lo buscan sin cansancio. Como último apunte, Jacobo Blanco llama la atención en el perfil de edad que según la organización más se repite: de treinta a cuarenta años y de cincuenta a sesenta. Los primeros, considera el sociólogo, pueden ser los "últimos solteros" de la generación. Los segundos, casi con total seguridad, son personas divorciadas o separadas -o que han salido de una relación larga- y que quieren volver a ilusionarse.

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