"Ella era todo bondad; me hubiera gustado 'pillar' al que lo hizo antes que la Policía", dice el hermano de la mujer a la que mataron en Mieres

El detenido por los hechos, el langreano D. H. R., vivía en casa de la fallecida y decía ser "su sobrino" | Tenía una "estrecha amistad" con el hijo de la víctima

Detenido el joven acusado de matar a una septuagenaria en Mieres

C. Basteiro

C. M. B. / R. G.

La vida no había tratado bien a María del Carmen García Suárez, pero nadie en su entorno esperaba un final así. La mujer, de 61 años y vecina del barrio de Santa Marina (Mieres), apareció el jueves por la tarde muerta en su vivienda. La mataron a golpes. El piso, en el número 21 de la calle Río Caudal, estaba en el punto de mira de las fuerzas de seguridad por presuntos "trapicheos". Un joven langreano, cuya identidad se corresponde con las iniciales D. H. R., ha sido arrestado este mediodía en Ciaño por su presunta implicación en los hechos. Fue trasladado a la Comisaría de Policía Nacional de Mieres, que dirige la investigación. "Estaba de okupa en la casa, decía que era sobrino de ella pero no es verdad", han afirmado familiares de la víctima. Fue visto saliendo por la ventana del piso cuando la mujer ya había muerto. No se descartan más detenciones en los próximos días. El hermano de la víctima, Luis García, sentenció que "me hubiera gustado encontrarlo a mí antes que la Policía".

Porque María del Carmen, explicó su afectado hermano, no "hizo mal a nadie en su vida". La mujer, según su entorno, estaba en tratamiento por un trastorno mental. Tiene dos hijos, uno de ellos también está diagnosticado y estaba ingresado poco antes de los hechos. Vivía intermitentemente en el piso de la calle Río Caudal y fue localizado este mediodía por la investigación. Se espera que preste declaración en las próximas horas por su estrecha amistad con D. H. R.

Para entender lo ocurrido en esa vivienda del barrio obrero de Santa Marina, que ha estado custodiada por efectivos de la Policía Nacional y permanece precintada, hay que retroceder unos años en el tiempo. Explicó Luis García, en un bar junto a la Comisaría de Mieres, que su hermana vivió "una temporada" en Ciaño. Tanto ella como su hijo menor estaban integrados en la vida social de la localidad. Fue entonces cuando se hicieron "amigos" de D. H. R. La salud mental de la mujer se deterioró. Terminaron por mudarse todos juntos a Mieres, según la investigación.

Empezó la cuenta atrás en la vida de la mujer. "Yo no sé exactamente lo que pasaba en el interior del piso, pero suponía que nada bueno. Yo le decía a ella (a María del Carmen) que lo echara (a D. H. R.), pero no me hacía caso". Las sospechas del hermano de la víctima, según fuentes conocedoras del caso, eran ciertas. En el piso de la calle Río Caudal no pasaba "nada bueno". "Había trapicheos", afirmaron. No solo de sustancias ilegales -que, según la investigación, también- sino de realquileres. "Venía gente de muchos sitios, había trajín", ha apuntado un conocido de la víctima y del detenido. Se ofertaban habitaciones en ochenta euros, pero había problemas. Cuando los inquilinos intentaban empadronarse, les decían "que no podía ser, porque la casa estaba embargada".

La calle Río Caudal, en el que fue encontrada sin vida María del Carmen.

La calle Río Caudal, en el que fue encontrada sin vida María del Carmen.

La situación siguió degenerando en ese ir y venir de gente, y habían "pinchado" el suministro eléctrico de la comunidad. María del Carmen, según los vecinos, se fue a vivir a otra casa con una pareja que tenía. "Es que ella, la pobre, era a la buena", señaló su hermano. Siguieron en el piso D. H. R. y el hijo menor de la mujer, afirman los vecinos. Cuando le preguntaban a D. H. R. qué relación tenían con la víctima y por qué estaba en esa vivienda aseguraba que María del Carmen era su tía. "No es verdad, somos poca familia. Él no era nada de ella; no eran parientes", han matizado los familiares.

Hace tres semanas, todo saltó por los aires. Según fuentes conocedoras del caso, hubo un altercado en la casa. No fue uno de tantos que habían escuchado anteriormente en el barrio. "Fue un descontrol". Acudieron efectivos de la Policía, también bomberos y una ambulancia. Los vecinos siguieron con cautela la intervención, aunque prefirieron no preguntar qué estaba pasando. Saben que, después de aquella tarde-noche de principios de marzo, ya no veían a D. H. R. por el barrio y María del Carmen García había vuelto al domicilio. La "okupación" había finalizado.

El móvil

Se cree que este "desalojo", según las primeras hipótesis de la investigación, pudo ser el móvil del crimen. El piso ya no podía ser "sede" de "trapicheos". Parecía que los realquileres se habían terminado. En los últimos días, María del Carmen García estaba por el barrio con más asiduidad. Parecía tranquila, según sus vecinos. "La última vez que la vi fue el martes por la tarde, yo creo", aseguró una joven que se encarga de limpiar uno de los portales de la barriada.

Le quedaban horas de vida. En la tarde del jueves, en torno a las 16 horas, D. H. R. fue visto saliendo por la ventana de la vivienda de la víctima. Está en un primer piso, así que tuvo que deslizarse hasta el suelo por un canalón. Todo apunta a que la mujer yacía ya muerta en el interior de la vivienda. La Policía Nacional, atendiendo a la llamada de un vecino, entró poco después en la casa. Encontraron una vivienda muy revuelta, y el cuerpo de la mujer cerca de la puerta.

Un hombre del barrio, que frecuentaba el piso con relativa asiduidad, fue interrogado en un primer momento. Quedó libre sin sospechas. El cuerpo de María del Carmen fue trasladado al Instituto Anatómico Forense de Asturias, donde le practicaron la autopsia. Fue víctima de una agresión brutal. Tenía golpes en todo el cuerpo, algunos más recientes que otros. Los que recibió en la cabeza fueron mortales de necesidad.

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