El precoz alcalde que impulsó la red de aguas de Mieres y mejoró el hábitat minero

Guillermo Lorenzo, fallecido a los 90 años, fue nombrado regidor en 1964 con solo 31 años, encarando un enorme programa de servicios públicos

Guillermo Lorenzo, en el centro, con su uniforme de alférez de complemento de Infantería.

Guillermo Lorenzo, en el centro, con su uniforme de alférez de complemento de Infantería. / A. Vega / D. Montañés

A. Vega / D. Montañés

Guillermo Lorenzo Suárez ejerció toda su vida de orgulloso turonés. Con apenas 31 años, en 1964 fue nombrado alcalde de Mieres. Por entonces ya había ejercido como pediatra tras estudiar en Valladolid medicina. Dejó la alcaldía en 1970 para asumir durante dos años la presidencia de la Diputación Provincial. Ahí se acabó su precoz carrera política, dedicándose a partir de entonces al desarrollo de una también exitosa carrera profesional dentro de la medicina. Recientemente fallecido, Guillermo Lorenzo dejó una gran huella en Mieres como gestor eficaz y persona muy cercana más allá de una vinculación con la dictadura franquista que desde la actual exigencia democrática no debería tiznar su legado.

Guillermo Lorenzo, durante su etapa como alcalde de Mieres.

Guillermo Lorenzo, durante su etapa como alcalde de Mieres. / A. Vega / D. Montañés

"Fue una buena persona y un gestor muy capaz, muy amante de Mieres y en particular de Turón", señala un veterano militante de izquierdas nacido también en el valle turonés. "Mito", como era conocido en su juventud Guillermo Lorenzo, nació en Turón el 5 de mayo de 1933. Desde pequeño destacó por su seriedad y capacidad para los estudios. Cursó el bachillerato en Mieres y se licenciaría años después en Medicina en la Universidad de Valladolid, con la calificación de sobresaliente, especializándose en Pediatría. Al tiempo ocupó diversos cargos en la capital castellana, donde fue nombrado jefe del SEU (Sindicato Español Universitario).

El precoz alcalde que impulsó Mieres

El precoz alcalde que impulsó Mieres / A. Vega / D. Montañés

Guillermo Lorenzo retornó a Asturias a los 24 años, siendo designado Delegado Provincial del Frente de Juventudes y del Consejo Provincial. Fue elegido, además, diputado provincial. En 1964, a los 31 años, fue nombrado alcalde. "Una de sus mayores preocupaciones fue lograr buenos caminos para los pueblos, agua para todos, un alumbrado público decoroso y modernas y funcionales escuelas", explican algunos de sus allegados.

Durante sus seis años de mandato como alcalde realizó la puesta en marcha de las obras del abastecimiento integral de aguas, que daba servicio a más de cien pueblos del concejo. También impulsó la red de comunicaciones comarcal, la Escuela de Ingeniería Técnica de Mieres, el pabellón polideportivo y las Casas de Juventud, el edificio de Correos y Telégrafos y el plan de construcciones escolares, siendo quizás una de sus grandes obras la escuela de necesidades especiales de Santullano, aún en servicio. Fueron muy frecuentes sus visitas a los alumnos del centro.

Como alcalde tuvo que hacer frente al trágico accidente que acabó con la vida de seis mujeres de Turón durante un desplazamiento a Santiago en un autobús. Ocurrió en la carretera de Vegadeo a Pontevedra. El vehículo acabaría despeñándose por un terraplén de más 200 metros. De inmediato se desplazó al lugar para visitar a las heridas y para disponer lo necesario para los funerales y entierros.

Medalla a Franco

A nivel cultural, refundó el Orfeón de Mieres. Gestionaría el plan de mejora del hábitat minero de Asturias, que pretendía una mejora en el bienestar de las gentes de los pueblos mineros con obras de saneamiento y equipamientos, construcción de caminos o la realización de parques infantiles. Ese plan dejaría en Mieres obras como el polideportivo de Oñón. En 1967 participó en la concesión a Francisco Franco de la Medalla de Oro de Mieres, distinción que fue revocada hace unos años. En 1972 dejó definitivamente la política para dedicarse a la medicina. Aún no había cumplido los 40 años.

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