Mieres asea su centenaria plaza de La Pasera, deslucida por el desgaste y el vandalismo

La rehabilitación de la iglesia de San Juan se sumará a la restauración del monumento de Teodoro Cuesta y la mejora del parque infantil

La plaza de La Pasera, con el monumento de Teodoro Cuesta en primer término y con la zona de juegos también vallada por las obras. Al fondo, la iglesia de San Juan. | D. M.

La plaza de La Pasera, con el monumento de Teodoro Cuesta en primer término y con la zona de juegos también vallada por las obras. Al fondo, la iglesia de San Juan. | D. M. / David Montañés

La plaza de La Pasera es uno de los pocos espacios urbanos que conectan el Mieres actual con su eclosión como ciudad a principios del pasado siglo XX. El histórico enclave, aun con transformaciones, ha sobrevivido a los sucesivos ensanches de la población sin dejar de asumir un papel de centralidad, de punto de encuentro para la ciudadanía. El viejo lugar afronta un nuevo proceso de mutación, aunque sin alterar su actual morfología. Con la restauración del monumento dedicado a Teodoro Cuesta ya muy avanzada, acaban de arrancar las obras de renovación de la zona de juegos. Para acabar de regenerar este enclave, el Arciprestazgo del Caudal tiene intención de acometer próximamente la rehabilitación de la iglesia de San Juan, que envuelve la plaza y que presentado un avanzado deterioro.

El vandalismo y el desgaste propio del paso del tiempo habían sumido a la plaza de La Pasera en un deslustre tan evidente como indecoroso. Las quejas de los vecinos se hicieron patentes y hasta los descendientes del escultor Arturo Sordo, autor del momento de Teodoro Cuesta, protestaron. Fue su nieto, Fernando Sordo, también artista, quien alertó el deterioro de la escultura, en buena parte debido al vandalismo.

El Ayuntamiento de Mieres se ha hecho eco de la necesidad de renovar la plaza de La Pasera y la actuación ya está en marcha. El primer paso fue la restauración de la majestuosa obra de Arturo Sordo. La actuación ya está casi concluida y ha ido mucho más allá de eliminar las impropias pintadas que deslucían el monumento. Y es que la obra presentaba un deterioro ligado al desgaste que supone llevar décadas expuesta a las inclemencias del húmedo clima asturiano. La lluvia ácida y el humo de los coches habían acabado de erosionar una talla que rinde tributo a una de las personalidades más destacadas de la historia del concejo, conocido popularmente como el poeta del bable. La obra data de 1931 y actualmente se ubica en la plaza de La Pasera, muy cerca de la casa en la que nació Teodoro Cuesta. Previamente estuvo en la plaza Consistorial y en el parque Jovellanos, hasta su traslado definitivo en 1978.

El saneamiento del monumento dedicado a Teodoro Cuesta ya solo está pendiente del arreglo de los adornos vegetales que están en su base. "Queremos poder lucir mejor está zona, ya que tiene bastante valor artístico", explican los responsables del proyecto. Esta última intervención deberá esperar unos días, ya que las labores se han suspendido temporalmente para que se puedan celebrar en la plaza en los próximos días actuaciones musicales. Esta medida afecta también a las obras de ampliación de la zona de juegos infantiles anexa a la escultura. Las tareas arrancaron hace unos días con un presupuesto que ronda los 100.000 euros.

Unos cien mil euros es también la cantidad que el Arciprestazgo del Caudal estima que tendrá que invertir para abordar una rehabilitación integral de la fachada de la iglesia de San Juan. El templo suma ya 90 años de vida y no tiene grandes problemas estructurales, pero las cicatrices que sufre el edificio resultan evidentes. En el frontal que mira precisamente hacia la plaza de La Pasera rezan infinidad de pintadas y grafitis que causan un indecoroso impacto visual. Todas las paredes sufren desconchados, grietas y oquedades. El conjunto provoca un enorme menoscabo estético a la iglesia más representativa de Mieres. "Es una pena el estado de abandono en que se encuentra el edificio, ya que más allá de su función religiosa, no deja de ser un símbolo urbanístico de la ciudad", apuntan los fieles que acuden, cada vez en menor número, a los ritos programados en el nonagenario templo.

El arcipreste y párroco de San Juan, Miguel del Campo, no es ajeno al deslustre que sufre el edificio sacro. Su visión es además global. Miguel del Campo apunta que no se quiere cargar a los parroquianos con más obligaciones, por lo que la institución religiosa prepara una actuación que acometerá con fondos propios: "Al final siempre pagan los mismos y no considero oportuno hacer una cuestación".

Un valioso conjunto

De momento, la rehabilitación parece no estar lejana, aunque no hay fechas. El objetivo es abordar una intervención de gran calado que permita que la iglesia vuelva a lucir distinguida. "Se trata de un edificio con encanto y que es muy llamativo por su ubicación, ya que se encuentra en una de las zonas más visibles y céntricas de la ciudad", apuntan los parroquianos. El templo integra junto a Requejo y La Pasera un conjunto estrechamente vinculado a la imagen de la ciudad. Esta última plaza lucirá en breve totalmente remozada para seguir ampliando su centenaria historia.

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