Los ecologistas piden cárcel "efectiva" en casos como el de las vacas tiroteadas en Lena

Las asociaciones protectoras de animales también exigen condenas más duras: "Sigue existiendo demasiada tolerancia"

Dos de las reses acribilladas a tiros en Parana.

Dos de las reses acribilladas a tiros en Parana. / David Montañés

El movimiento ecologista y las asociaciones protectoras de animales reclaman una "efectiva" pena de cárcel para el autor del brutal tiroteo que este fin de semana se saldó con siete reses acribilladas hasta la muerte en la localidad lenense de Parana. A expensas de que la investigación abierta por la Guardia Civil aclare la implicación del por ahora único sospechoso, colectivos como la Asociación Nacional para la Defensa de los Animales o la Coordinadora Ecologista de Asturias reclaman una aplicación "más contundente" del Código Penal, con condenas "efectivas" de cárcel. Estos grupos perciben que aún late una "excesiva tolerancia" hacia el maltrato animal y que la Justicia no está aplicando la legislación de manera que pueda ejercer un impacto social de alcance disuasorio.

"En este caso concreto se percibe una clara dejación de funciones por parte de la Administración, y la Fiscalía debería haber intervenido hace tiempo", apunta Fructuoso Pontigo, portavoz de la Coordinadora Ecologista de Asturias. Lamenta que este tipo de delitos no encuentren, en su opinión, una respuesta rápida y rotunda por parte de las fuerzas del orden y de los juzgados: "Estos casos suceden con más frecuencia de lo que parece; aún recuerdo el de un ganadero allerano que también se dedicó hace unos años a matar ganado con una pistola". Pontigo critica que "todos los delitos relacionados con la naturaleza terminan derivando en penas pequeñas". Advierte, además, que el maltrato animal "muchas veces termina generando riesgo también para las personas del entorno".

Eso es lo que ha pasado en Parana. Y es que el macabro ataque a las vacas es solo el último de una larga lista de hechos violentos que se han saldado con gallinas decapitadas, yeguas envenenadas y perros desaparecidos. La familia propietaria teme que la agresividad del presunto autor se vuelva tarde o temprano contra ellos. El lunes, la citada familia presentó una denuncia en el cuartel de la Guardia Civil de Lena acusando de los hechos a un allegado que, sostienen, les lleva haciendo la vida imposible unos cuatro años. El sospechoso tiene en estos momentos la condición de investigado. De momento se ha negado a declarar ante la Guardia Civil. Será citado para tomarle declaración por el Juzgado de Lena. De poder demostrarse los cargos, se enfrentaría a graves consecuencias legales. El actual Código Penal contempla penas de hasta 18 meses de cárcel por causar la muerte de un animal. En este caso, entre gallinas, perros, yeguas y vacas, el balance ronda la veintena. Además, han aparecido incendiadas dos cabañas propiedad de esta familia.

La Asociación Nacional para la Defensa de los Animales (ANDA) valora el hecho de que la legislación española haya calificado como delito el maltrato animal, con penas de hasta los ya citados 18 meses de prisión. "Hemos avanzado mucho, pero ahora es necesario que las sentencias se endurezcan y que este tipo de delincuentes entren de una vez por todas en la cárcel", señala Encarna Carretero, portavoz del colectivo. "El problema es que se están dictando sentencias de un año como mucho, que en la práctica no llevan aparejada la encarcelación. Además, es frecuente que las condenas se permuten por trabajos sociales en favor de la comunidad".

Desde el citado colectivo de ámbito nacional se defiende abiertamente que casos graves de maltrato animal, como el acaecido en Parana, deben llevar aparejadas penas de prisión. "Es importante que la sociedad visualice que ahora hay unas responsabilidades penales en este tipo de actos". Los responsables de ANDA apuntan igualmente que los responsables de hechos así son un grave problema para la sociedad desde un punto de vista general: "Hay estudios que señalan que las personas que agreden a los animales tienen hasta cinco veces más de posibilidades de cometer también violencia de género, por ejemplo", apunta Encarna Carretero.

Las pérdidas

El matrimonio formado por Gregorio García y Mariluz González es el más afectado por los continuos ataques contra los animales que crían en Parana, una pequeña y acogedora aldea situada en las primeras estribaciones del puerto Pajares. "Las pérdidas superan los 30.000 euros", apuntan intentando traducir en balance monetario el daño sufrido. Ahora bien, otros integrantes de la familia dejan claro que en ningún caso lo económico es lo que más les duele: "Vivimos en una tensión constante y cada vez que suena el teléfono piensas que algo malo ha sucedido".

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