La planta de mascarillas de Morcín, al borde del cierre, recibe la estocada definitiva del Sespa
Salud publica un concurso en el que prima el precio de los equipos de protección y evita incluir claúsulas sociales: "es una decepción", afirman desde Fortia

Los dos operarios que quedan en Fortia, con material almacenado a su espalda. | A. Velasco

"Es una decepción tremenda". Así valoraba Carlos Paniceres, responsable de Fortia, la empresa de mascarillas de Morcín, el concurso para la adquisición de estas prendas sanitarias que ha sacado el Sespa, tres años después del último. Y es que la planta ubicada en el polígono de Argame tiene imposible competir contra los equipos que se fabrican en China. El motivo, que en las bases del concurso se prima con el 80 por ciento de puntuación el precio, algo contra lo que la compañía asturiana no puede pelear. "Así es imposible salvar la empresa por mucho que queramos", apuntan Paniceres.
El Servicio de Salud del Principado de Asturias (Sespa) sacaba el miércoles un concurso para la adquisición de algo más de un millón de mascarillas. Que eso sucediese podía ser el último salvavidas para Fortia, siempre, eso sí, que desde el Gobierno regional hubieran planteado unas bases que primeran clausulas sociales o laborales, como se ha hecho en otras regiones del país, por ejemplo, el País Vasco. Sin embargo, la prioridad es el precio, y eso es algo contra lo que Fortia no puede competir. "Las exigencias sanitarias, de calidad y de condiciones laborales distan mucho en España y en China, y eso hace que sea imposible poder dar un precio como el que consiguen intermediarios que luego son los que ganan estos concursos", apunta Paniceres.
El también presidente de la Cámara de Comercio y responsable de Transinsa, la mayor empresa de ambulancias del Principado, recuerda que la planta de Morcín fue un proyecto que salió adelante por una "petición de ayuda y de socorro" por parte de la administración regional. En un momento en el que la pandemia estaba llevándose muchas vidas por delante, "la Consejería de Industria contactó con nosotros pidiéndonos ayudas, y varios empresarios decidimos arrimar el hombro", recuerda Carlos Paniceres. Lo hicieron sabiendo del riesgo de la inversión, pero también con el compromiso del Gobierno regional de que no los iban a dejar atrás: se articularían concursos con claúsulas sociales y se declararía el sector como estratégico. No ha ocurrido ni lo uno ni lo otro. "Siempre hemos tenido buenas palabras pero ni una buena acción, y eso nos deja en la situación en la que estamos", apunta el responsable de la planta de mascarillas de Argame.
Porque lo que reclaman en Fortia, dice Paniceres, no es nada ilegal ni que no se haya hecho en otros lugares. "Solo queremos competir en igualdad de condiciones, y hay mecanismos suficientes para que una empresa en Argame, o en otro punto de España, pueda concursar con los productos que vienen de China. El problema es que no los ponen en marcha", afirma. "No se prima que seamos un centro especial de empleo, ni las condiciones de trabajo o del material, ni siquiera las exigencias de calidad", apunta el responsable de la planta de Argame. De hecho, en el concurso del Sespa se valorará en un 80 por ciento la oferta económica, con un 10 por ciento que las mascarillas lleven el logotipo del Sespa, y con otro 10 por ciento que sean elaboradas a partir de materiales reciclados y reciclables.

Máquinas paradas, con la tela de las mascarillas engarzada. | A. Velasco
Paniceres ha explicado que ya se han puesto en contacto con sus servicios jurídicos y con el clúster de material sanitario del que forman parte para analizar las posibilidades de impugnar las bases del concurso, algo que también ve complicado. Lo que sí pide este empresario asturiano es sensibilidad por parte del Principado: "apelamos al Gobierno de Asturias a que reflexione, a que aprendamos de los errores del pasado y valoremos si queremos tener y salvar una planta de mascarillas en la región, o incluso de otro punto de España, o seguimos sin aprender de los errores del pasado y seguir dependiendo de China". "De no ser así, ahí quedarán las máquinas, y la planta tendrá que cerrar", explica.
Porque aunque ganar el concurso no fuera una solución definitiva a la situación que atraviesa Fortia, si servía para tomar algo de aire. Un aire que no llega, y cada vez queda menos tiempo para que la empresa de mascarillas de Argame eche el cierre para siempre.
Parada
Actualmente la planta de Morcín se encuentra casi parada. Y es que de los más medio centenar de trabajadores que tuvo la fábrica, apenas quedan dos operarios, y actualmente realizan otras labores más allá de la fabricación de mascarillas. En la planta se puede ver material almacenado: telas, gomas... Y las máquinas sin funcionar. Pese a ello, la intención de Fortia es presentarse al concurso del Sespa, se cambien o no las bases de la licitación, aunque son conscientes de que es imposible que se lleven el contrato sin esos baremos que ayuden a competir contra China.
"Nadie pide nada ilegal", insiste Paniceres, que indica que en estos contratos hay posibilidad de incluir determinadas cláusulas, desde sociales a territoriales, y que pueden llegar a sumar hasta un 90 por ciento de puntuación. En este sentido, desde premiar a un centro especial de empleo, hasta los materiales o incluso la fecha de fabricación y caducidad, pueden ser aliados de las empresas españolas, no solo de Fortia. Pero por el momento, la situación deja a las claras que la supervivencia de la compañía de Morcín sería, a día de hoy, un milagro.
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