La recreación de un sanatorio minero, nuevo atractivo del Ecomuseo de Samuño

Una donación del Adaro permite reproducir un quirófano, una habitación y una sala de curas de traumatología de la época dorada del carbón

David Orihuela

David Orihuela

En 1910, la gigante, todopoderosa y paternalista empresa Duro Felguera ponía en marcha un pequeño dispensario médico con diez camas y una suerte de botiquín. Cuatro años más tarde, aquello ya se parecía a un centro sanitario. El 12 de febrero de 1914, con 16 camas hospitalarias, abría en Sama el Sanatorio Adaro y ahí sigue, más de un siglo después, cuidando la salud de los vecinos de las Cuencas.

El Adaro es memoria de la industria y de la minería. En lo sanitario «llegó a ser el mejor centro de Europa en traumatología», aseguró ayer su gerente, Gabriel Menéndez Zurita. Lógico, en el Adaro se cuidaban las heridas (físicas) de la mina «y su gravedad y complejidad solo las superaban las heridas de guerra».

Una pequeña muestra de lo que fue el Adaro para las comarcas mineras asturianas se puede visitar desde ayer en el Ecomuseo minero del Valle de Samuño, en Langreo, en las instalaciones del pozo San Luis, declarado Bien de Interés Cultural en 2013. El Adaro ha donado material histórico, y así la visita a las instalaciones del Ecomuseo se completa con un hospital que reproduce distintos espacios del histórico sanatorio. El visitante podrá ver cómo era una habitación, un quirófano o la sala de documentos del centro sanitario de los mineros en los años de apogeo de la minería del carbón.

Sobre estas líneas, José Lobo muestra los serruchos de la sala de curas de traumatología. A la izquierda, monitores del quirófano. | D. O.

Sobre estas líneas, José Lobo muestra los serruchos de la sala de curas de traumatología. A la izquierda, monitores del quirófano. | D. O. / David Orihuela

Los serruchos de traumatología

Tal vez lo que más llame la atención sea la sala de curas y rehabilitación. El Adaro fue referente en traumatología. Los facultativos, entre los que siempre destacó el doctor Vicente Vallina, conocían muy bien la disciplina, sabían más que nadie de fracturas y de cómo tratarlas. En esa sala de curas se muestra parte del material que se utilizaba en el servicio. Ahí están las radiales o los serruchos. «Esto lo utilizábamos para cortar las escayolas», explicaba ayer, serrucho en mano, José Lobo Lombardía, durante décadas fue jefe de enfermería del Adaro. «Eso es lo que usabais si fallaba la electricidad para la radial», bromeaba Marcelino Martínez, alcalde de Sobrescobio, que acudió a la inauguración.

La visita a esos cuatro espacios del hospital-museo del Adaro en Samuño es no solo retorno al pasado sino también «un testimonio vivo de solidaridad y unión», en palabras del alcalde de Langreo, Roberto García. El regidor se remontó a su etapa de sacerdote para explicar su vinculación con el Adaro. «Acompañé en sus últimas horas a muchas personas ingresadas en el Adaro y enterré a muchos que murieron allí», recordó.

El Alcalde destacó la importancia de la unión de dos instituciones tan importantes en el concejo como son el Sanatorio Adaro y el Ecomuseo del Valle de Samuño, principal equipamiento turístico del concejo junto al Museo de la Siderurgia (Musi). «Esta sala es un tributo a la dedicación da la salud de los trabajadores de la minería», subrayó el Alcalde, y apuntó que de este modo «el legado del doctor Vicente Vallina permanece aún más en la memoria».

La encargada de presentar los nuevos elementos expositivos del Ecomuseo fue Dulce Vega, directora general de Sadim , empresa vinculada a Hunosa que, dentro de la UTE Sadim-Global, gestiona de manera conjunta del Ecomuseo Minero del Valle de Samuño y el Museo de la Siderurgia de Asturias, en La Felguera.

Vega dijo que el de ayer era el último acto oficial del año del décimo aniversario del Ecomuseo del Valle de Samuño, así que no pudo más que celebrar que la exposición permanente de este centro turístico se complete con la enfermería. La responsable de Sadim recordó la figura de Adolfo Hevia, natural de Ciaño y que desarrolló la práctica totalidad de su vida laboral como sanitario en el pozo San Luis. De él son parte de los materiales que se pueden ver en la muestra. Dulce Vega hizo un repaso a la historia del Adaro y del Ecomuseo y aseguró: «La minería es de dónde salió el estado del bienestar en el que hoy vivimos». «La Nueva, el Valle de Samuño y toda la cuenca minera fueron un referente de desarrollo tecnológico y social durante la Revolución Industrial», añadió.

Gabriel Menéndez Zurita, director-gerente del Adaro, era ayer un hombre feliz, y así lo dijo: «No sabéis lo contento que estoy de que estos materiales formen parte de la exposición y no se queden guardados en un húmedo almacén». Zurita agradeció el trabajo de José Lobo Lombardía y del ATS Armando Menéndez, que recopilaron los materiales.

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