El Descenso Folklórico desborda el Nalón con 39 embarcaciones y 7.000 navegantes en la fiesta lavianesa

Decenas de miles de personas asisten en Laviana a la gran celebración del verano en el Valle, una fiesta "increíble" con récord de participación

VÍDEO: Laviana se lanza al agua: así ha sido el Descenso Folklórico del Nalón

Jimena Aller / David Orihuela / Luisma Díaz

David Orihuela

David Orihuela

Pola de Laviana

"No pensaba que esta fiesta fuese tan increíble". Las palabras de la madrileña –"con hipoteca en Cangas de Onís"– Begoña Sánchez resumen el sentir de los que se acercaban por primera vez al Descenso Folklórico del Nalón, la gran folixa del verano en la Cuenca del Nalón. Sánchez mostraba su asombro en Puente d’Arcu mientras veía a los miembros de las peñas meter las embarcaciones en el río y dirigirse al puente de La Chalana, un kilómetro más abajo. Pero la madrileña con hipoteca en Cangas llevaba en Laviana desde las diez de la mañana. "Lo he visto todo, he visto las carrozas en la calle a primera hora y me ha impresionado cómo son capaces de recorrer todo el pueblo tirando de ellas hasta aquí", explicaba. "Es todo muy profesional", resumía no sin antes añadir que "la gente del pueblo es maravillosa, lo he pasado genial así que estoy segura de que volveré y lo haré trayendo a mis amigos". Finalmente, la embarcación ganadora de la preciada "Sopera" fue la de la peña LDP, "Poseidón y los guardianes del Nalón".

Esa es una de las claves del Descenso, que cada persona que lo vive, una cifra que este sábado alcanzó las 40.000, según la organización, se convierte en el mejor embajador posible. El Descenso es una de esas fiestas que hay que vivir, que no se pueden contar. Es de las fiestas que dejan huella, en muchos casos literalmente. Son muchos los "navegantes" que salen del agua con "heridas de guerra", como las llamaba ya en el prau de la Chalana Ainhoa García de la Peña Tolivia, que mostraba sus piernas magulladas por los golpes contra los regodones. Aún así, afirmaba la de Tolivia, "es la mejor fiesta del mundo". Tiene que serlo para pasar el día tirando de una embarcación sin motor por las calles de Pola de Laviana, meterla en el río confiando en su flotabilidad y llevarla hasta el puente de La Chalana "surcando" las gélidas aguas del Nalón, crecidas tras soltar los embalses. Solo había que ver como temblaban los cuerpos de muchos de los peñistas al salir del agua.

Pero lo importante era pasarlo bien y eso se logró. Alba García, capitana de la peña Frente las Tolvas, que presentó una de las embarcaciones más aclamadas y de mayor tamaño, "Obélix, campeón de tiru regodón, hoy baxa p’el Nalón", explicaba minutos después de llegar a la meta que en su peña lo habían pasado muy bien. Se quitaron la espina del año pasado, cuando no pudieron echarse al río. "Este año lo pasmos muy bien y tampoco nos fijamos si el río tenía mucha o poca agua porque el Descenso consiste en bajar tenga el agua que tenga el Nalón".

Según los más expertos, los comentaristas a orillas del Nalón, las condiciones fueron mejores este año que el pasado. Eso sí las primeras embarcaciones en meterse en el agua lo tuvieron un poco más complicado con las piedras.

Las primeras peñas tuvieron que sufrir un poco más ya que minutos después de las cinco de la tarde, cuando las primeras grandes embarcaciones entraron en el río había muchas piedras. Al poco, el nivel del agua subió y mejoró el "calado". La navegación fue, de nuevo según los ribereños, mucho más rápida que otros años. De hecho en el Frente las Tolvas se metieron en el a las cinco y diez la tarde y a las seis y media ya estaban comentando la jugada en el prau de la Chalana. "Creo que sí, que ha sido rápido pero no sé ni qué hora es", confesaba la capitana. Cuando alguien la puso en hora confirmó la opinión general, que la cosa había ido bastante fluida. "Si son las seis y media, nosotros teníamos encargada la paella para las siete y media". Habían llegado con casi una hora de adelanto sobre sus cálculos.

Barbón y Ayuso, unidos por un "ave de caleya", rivalizan con Trump y el "gochu" de Los Berrones

Al igual que Obélix también bajaron el río numerosos personajes conocidos, ya sean reales o de ficción. Entre ellos el presidente del Principado, Adrián Barbón, vecino de Laviana, que asistió como espectador y protagonizaba una de las embarcaciones, una que hace alusión a su relación con la presidenta madrileña, Isabel Díaz Ayuso, en clave de humor. Ambos aparecen montados en el "ave" de Laviana, un gran "pitu caleya", que corre gracias a una mazorca de maíz. Barbón no dudó en posar ante la carroza, de la peña "El Otero Team", ganadora de la pasada edición. Tras la jocosa foto, el presidente se percataba de que otra de las embarcaciones llevaba también su rostro. El retrato del presidente aparecía en una de las ventanas del camión de bomberos de la peña "El Cuélebre".

Barbón y Ayuso no tuvieron fácil ayer lo de llevarse los votos del publico. Tuvieron que vérselas políticos internacionales de la talla de Obama y Donald Trump. La embarcación "Make Llorío great again" fue una de las más aplaudidas. Además de la calidad de su fabricación, la puesta en escena llegó al punto de que justo cuando llegaban al puente de La Chalana aparecieron en la orilla varios encapuchados haciendo ondear banderas palestinas.

La reivindicación también estuvo presente en la propuesta de la peña de Tiraña. Su carroza lucía en un lateral un cartel en el que se podía leer "Salvemos Peñamayor", en referencia a los sondeos mineros que se están realizando en la zona. El Descenso tiene mucho de identitario y allí estaban los de Tolivia con el "gochu" de "Los Berrones" para reivindicar el agrorock.

El Descenso deja espacio para la lucha social pero por encima de todo está la fiesta y la celebración y este año fue aún más intensa que en ediciones anteriores.

La organización introdujo varias novedades que fueron del agrado de los peñistas. Lo primero fue el "parque cerrado". Como si de una competición automovilística se tratase, las embarcaciones "aparcaron" desde las diez y media de la mañana en Pola de Laviana. Eso facilitó que el público pudiese disfrutar de las creaciones de las peñas. Otros años se acudía directamente al desfile y las embarcaciones no hacían su aparición hasta alrededor de la una de la tarde. Además, se aprovechó ese parque cerrado para poner una suerte de control de gálibo. Las embarcaciones debían pasar por un arco con unas determinadas medidas de alto y ancho. Así se evitaron problemas clásicos del desfile desde La Pola a Puente d’Arcu, cuando era habitual que alguna de las embarcaciones quedase atascada debido a sus grandes dimensiones. Ayer todo fue más rodado, algo que destacaba Maikel Castillo, de la peña El Cuélebre el asegurar que "este año el Descenso está muy bien organizado". El "marinero" no solo aplaudió la posibilidad de ver el trabajo de las peñas en el parque cerrado sino el nuevo festival de música "Regodón" y ese control de medidas.

Y claro, el Descenso tiene un lema, "si llueve, que llueva", pues llovió, y bastante, pero a los lavianeses y visitantes no les importó demasiado. Ya lo decía en el desfile la vallisoletana Claudia Repressa, que participó en el Descenso con la peña La Picarota, en homenaje a la histórica pista de Pajares. "Sí, ha llovido y nos hemos mojado pero con la música y eso lo hemos pasado muy bien. Ahora ya estamos secos pero da igual porque nos vamos a volver a mojar al meternos en el río".

Esa es la actitud, "si llueve, que llueva" y si hace sol, pues se bebe algo fresco, que de eso en el Descenso también hay mucho.

Lo dicho, una fiesta "increíble" que se ha ganado a golpe de regodón el título de Fiesta de Interés Turístico Nacional.

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