La insonorización de la autovía llega al centro urbano de Mieres, con dos años de obras aún por delante
La actuación, que conlleva el corte de un carril en la calzada en sentido Oviedo, arrancó en mayo y tiene 31 meses de plazo de ejecución

Una máquina trabajando a la altura de la estación de Feve. / David Montañés
Las obras para la insonorización de la autovía de Mieres ya se extienden por gran parte de la travesía urbana de la A-66. Los trabajos arrancaron hace ya cinco meses a la altura de Ujo y Figaredo, en la calzada en sentido a Oviedo. Recientemente, las labores para perforar los asentamientos de las futuras pantallas de protección acústica se han ampliado con trabajos en las inmediaciones del puente de Siana, afectando por tanto ya a las zonas más pobladas y próximas al centro de la ciudad. Con todo, el proyecto solo está cogiendo impulso, ya que las obras se prolongarán muy probablemente a largo de otros dos años, según recoge el contrato de adjudicación.
La instalación de las pantallas acústicas en la autovía de Mieres se adjudicó con un coste de 10,8 millones de euros y un plazo de ejecución de 31 meses. Quedan por delante aún dos años de trabajo. La actuación que se realizará en la autovía es de gran calado. La Dirección General de Carreteras apuntó al inicio de las labores que se colocarán pantallas entre los kilómetros 46, 1 y el 53, 8. Esto significa que se intervendrá entre Ablaña y Ujo, pasando por toda la travesía urbana de Mieres del Camino. La instalación de pantallas de protección a lo largo de estos casi 8 kilómetros conllevan un gasto concreto de 10.839.343 euros. El coste es financiado por la Unión Europea (Next Generation).

Los primeros soportes de las pantallas, a la altura de Figaredo. / David Montañés
Los vecinos de Figaredo son lo que hasta ahora han sentido más de cerca los trabajos de instalación de las pantallas antirruido. No tienen queja: «Es una obra muy aparatosa, pero no se generan grandes problemas”, apuntan los portavoces de la localidad. El tráfico sí se está viendo notablemente afectado, con el corte de un carril en dirección a Oviedo entre Ujo y Santullano. Las restricciones, que empezaron en mayo, se han visto recientemente ampliadas, con cortes de carril desde hace unos días también en las inmediaciones del puente de Siana. «La verdad es que está todo perfectamente señalizado y desde que levantan las restricciones los fines de semana no hay grandes problemas, al menos no tenemos constancia de ellos», señalan portavoces de la Agrupación Vecinal de Mieres.
Por la autovía de Mieres pasan unos 12.000 vehículos al día. Al inicio del pasado verano el cierre de un carril y la limitación de velocidad a 60 kilómetros por hora provocó retenciones kilométricas los domingos por la tarde coincidiendo con el regreso a Asturias de miles de familias. Este problema se solventó una vez el Ministerio comenzó a cumplir con el compromiso inicial de levantar las restricciones los fines de semana.
Con dos años de obras aún por delante, los problemas de ruido en la autovía de Mieres están próximos a silenciarse tras décadas de protestas. El recorrido de la A-66 por la comarca del Caudal entró en servicio en 1993, con la inauguración de los túneles del Padrún, la obra de mayor magnitud. Muchas de las viviendas que se encuentran junto la calzada –en medio se encuentra, además, el trazado de la antigua Feve hasta Collanzo, en Aller– son mucho más antiguas. «Los barrios estaban ahí mucho antes de que se construyera la autovía y que no se contemplase la insonorización desde un primer momento es algo inaceptable», han venido denunciando las asociaciones vecinales hasta que se conoció la intención del Gobierno central de sacar a concurso la obra que ahora está en ejecución.
La presión municipal
La presión del Ayuntamiento de Mieres para lograr la insonorización de la autovía se intensificó en 2005, cuando comenzaron a mandarse escritos al Ministerio. Desde entonces las reclamaciones no pararon de sucederse. A lo largo de los últimos veinte años el movimiento vecinal ha convocado movilizaciones y protestas de manera recurrente. Y es que la travesía urbana de la autovía A-66 a su paso por Mieres es –junto a la SE-30 en Sevilla, la M-40 en Madrid y la autopista Costa del Sol– uno de los cuatro puntos de la red de carreteras más afectados por la contaminación acústica, según estableció el Defensor del Pueblo en 2016.
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