Tres incendios provocados en apenas dos semanas

Máxima vigilancia en Palaciós (Lena) para "pillar" al pirómano nocturno

La Guardia Civil intensifica la presencia de patrullas en la zona nLos vecinos reconocen estar alerta y dispuestos a organizar guardias durante las noches

Dos vecinos de Palaciós observan el primer inmueble que ardió en el pueblo, al fondo de la imagen. | D. M.

Dos vecinos de Palaciós observan el primer inmueble que ardió en el pueblo, al fondo de la imagen. | D. M.

David Montañés

"Cada vez que me levanto de la cama por la noche, lo primero que hago es mirar por la ventana". Gabino Fernández vive en Palaciós, un pueblo de Lena con fantásticas vistas a la Cordillera. Pero estos días no es el paisaje nocturno lo que mueve a los vecinos a levantar la vista, sino el miedo a ver arder alguna de las casas de la aldea. En apenas dos semanas se han registrado tres incendios, localizados en una vivienda, una cuadra y un pajar. Los fuegos –todo lo indica así– fueron provocados. La Guardia Civil ha abierto una investigación e intensificado la vigilancia en los alrededores. Los vecinos no tienen queja alguna de la actuación policial, pero están valorando completarla con patrullas ciudadanas nocturnas. "Hay quien ha propuesto incluso contratar serenos, ya que no somos muchos en el pueblo y hay bastante gente mayor", señalan los portavoces de la comunidad.

"Esto puede acabar en tragedia", perciben los vecinos de Palaciós. En el pueblo hay pleno convencimiento de que los incendios han sido provocados por un pirómano. "Esto solo puede ser obra de un loco", señalan. Pero no aciertan siquiera a intuir quién pueda ser el responsable. "Ha puesto en peligro muchas vidas. Lo que ha sucedido aquí no es ninguna broma", recalcan en la aldea lenense.

El incendio más reciente se registró hacia las ocho de la mañana del martes. Y fue precisamente el ya citado Gabino Fernández el que, al asomarse a la ventana, vio el humo salir de una vivienda de piedra deshabitada y propiedad de Carlos Prieto, natural del pueblo pero residente en Oviedo. El humo no tardó en trocarse en llamaradas que acabaron calcinando casi por completo el inmueble. Dos semanas antes, pasado 19 de enero, Gabino Fernández ya había tenido que llamar a Carlos Prieto para decirle que la cuadra en la que guardaba dos vacas estaba quemando. Uno de los animales murió. "No entiendo quién me ha podido hacer esto. Yo me llevo bien con todo el mundo", dice, perplejo, Prieto. Al igual que su esposa, tras lo sucedido es partidario de estar un tiempo sin pernoctar en Palaciós. La familia tiene otra vivienda a unos 50 metros de la antigua casa de la abuela de Carlos Prieto, de la que no se ha podido salvar nada: "Si un incendio de estas características te pilla dormido y tardamos en darnos cuenta, puede arder medio pueblo", señalan los portavoces de la comunidad.

El tercer incendio en Palaciós se produjo el 25 de enero. Lo vecinos vieron arder un pajar en medio del pueblo, propiedad de otra familia local. Era también temprano, aún de noche. "Tuvimos suerte. Nos dio tiempo a sacar la hierba y con una manguera que tenemos para emergencias logramos sofocar rápido las llamas. Si hubiéramos tardado un poco más en reaccionar podía haber ardido parte del pueblo", indican los vecinos.

Los bomberos han encontrado indicios que apuntan a que los fuegos fueron provocados. Los vecinos no tienen ninguna duda al respecto. En el pueblo cunden la inquietud y la preocupación. "Estamos valorando incluso hacer vigilancias nocturnas por si el pirómano vuelve y poder así sorprenderlo", reconocen en la aldea.

Más allá de la disposición de los vecinos a implicarse en la protección del pueblo, la Guardia Civil está investigando lo sucedido. Se han supervisado cámaras privadas en busca de pistas y se hablado con los testigos. Para dar mayor tranquilidad a los vecinos, las patrullas han intensificado su presencia en la zona. En Palaciós valoran el esfuerzo de la Guardia Cicil, así como las actuaciones de los bomberos del Servicio de Emergencias del Principado de Asturias (SEPA). "Han acudido con gran rapidez cuando los hemos llamado, pero controlar lo que pasa cada noche es complicado", asumen en el pueblo. Con todo, lo sucedido les obliga a estar vigilantes: "Esperemos que esta pesadilla se haya acabado".

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