La gestión del gran pastizal que Mieres posee en León

Pinos, la "guerra" de pastos de los cien años: un siglo entre vacas y abogados

Los ganaderos de Mieres han constituido una junta de productores para disponer con un nuevo modelo de acceso a los pastos que el concejo posee en Babia

Ganaderos de Mieres, el verano pasado, soltando sus vacas en el Puerto Pinos. | A. V.

Ganaderos de Mieres, el verano pasado, soltando sus vacas en el Puerto Pinos. | A. V.

Mieres del Camino

La «guerra» de pastos que desde hace décadas libran en el Puerto Pinos ganaderos mierenses y leoneses hace tiempo que ha pasado a ser una batalla jurídica en la que los desencuentros tienen más carácter político que vecinal. Tras la reciente sentencia Tribunal Superior de Justicia de Castilla y León que acota cualquier competencia de Mieres para administrar actividades en el monte que compró en 1926, los ganaderos del municipio que trasladan cada verano sus reses a Babia se han quedado sin vía de acceso a los irreemplazables pastizales. El colectivo, integrado por más de un centenar de productores, se han constituido en junta ganadera. Como tal ya trabajan en el alquiler del monte de los Hidalgos, anexo a Pinos. Es la llave más fiable para poder abrir de nuevo la puerta de acceso a los pastos de León que llevan usando casi un siglo.

La nueva sentencia contraria a los intereses del Ayuntamiento de Mieres defiende el «interés legítimo» de las juntas vecinales leonesas —San Emiliano, Candemuela, Pinos Villargusán—, y de la Federación Leonesa de Entidades Locales Menores, a la hora de «poner fin a la reiterada extralimitación competencial y territorial» ejercida por la administración local asturiana en territorio leonés. El origen del pleito tiene como fundamento impedir la organización de la pequeña fiesta ganadera veraniega que organiza el ayuntamiento asturiano, pero en lo sustancial ata de manos a Mieres para ejercer cualquier potestad administrativa como dueño de los terrenos. A los ganaderos les afecta de lleno. Lo primero, al no poder contar con el Consistorio como puente, tendrán que encontrar una nueva formula para conseguir las «guías» (permisos) necesarias para desplazarse a León. La naciente junta ganadera ya trabaja en esta dirección, con el alquiler de los Hidalgos como primer paso. De lograr la autorización, deberán asumir que una vez en Babia carecen del servicio de guardería que tradicionalmente ha puesto el Ayuntamiento para el control de la actividad. A estas alturas lo consideran un mal menor.

«Lo que está claro es que no podemos quedarnos sin pastos en León, ya que no hay alternativa posible», puntualizan los ganaderos de Mieres consultados en este periódico e integrados en la nueva junta local. «No vemos motivo para no poder desplazar los animales a León, como siempre hemos hecho. De no ser así nos mandan a la ruina», subrayan. También apuntan que la relación personal con sus homólogos de León es, en general, buena. «En un colectivo tan amplio siempre hay roces, pero hay amistad en ambos frentes y muchas veces los desencuentros son ente dos vecinos de León o dos ganaderos asturianos».

Más allá de relaciones personales, la estrategia de la Federación de Entidades Locales Menores de Babia y Luna hace tiempo que se ha decantado por la vía judicial. Y los resultados han sido buenos para sus intereses. Hace ya un lustro lograron cerrar Casa Mieres, el refugio que simbolizaba la propiedad asturiana de Pinos. Desde entonces tomaron una clara ventaja estratégica en la «guerra de pastos de los cien años», como hay quien la ha bautizado. «Ha quedado claro que Mieres está cometiendo una clara ilegalidad y lo único que ahora pueden hacer es intentar retrasar lo inevitable», apuntaron ya entonces los portavoces de la citada plataforma.

Aún no parece inevitable que los ganaderos de Mieres se queden este verano al norte de la Cordillera, pero es innegable que cuando menos están inquietos y que les toca mover ficha si quieren regresar un año más a León, como llevan haciendo desde hace casi un siglo. Si ahora son los tribunales los que parecen empujar a Mieres fuera del Puerto Pinos, en 1926 se puede decir que ocurrió lo contrario. Un año antes, en 1925, una sentencia judicial prohibió a los ganaderos del concejo llevar sus animales a los montes de Lena, como hacían desde que ambos territorios se segregasen en 1837. En aquel momento, como ahora, no había alternativa en toda la comarca del Caudal. La solución apareció de Babia, donde la Fundación Sierra Pambley había decidido vender sus pastos en subasta pública. El entonces alcalde de Mieres, José Sela, decidió sacrificar el presupuesto municipal y entrar en la puja. El 20 de agosto de 1926 el Puerto de Pinos pasó a ser mierense por la cifra de 415.600 pesetas de entonces, una cantidad más que respetable que actualizada a día de hoy sería imposible de asumir por la mayor parte de los ayuntamientos españoles.

La expropiación

El TSJ de Castilla y León concluye en su reciente sentencia que de persistir la actual situación y valorando la naturaleza patrimonial del entorno, conllevaría «sin duda la expropiación en beneficio del Ayuntamiento de San Emiliano». La Federación de Entidades Locales Menores de Babia y Luna lleva tiempo reclamando esta medida. Es aquí donde el Ayuntamiento de Mieres se muestra enérgico. El gobierno de local de IU, con el apoyo ya expresado del PP, ve «evidente» que «estamos ante una estrategia de sobreactuación exagerada para intentar justificar una medida absolutamente excepcional que no tiene sentido en este caso». La expropiación de Puerto de Pinos, sostienen los gestores municipales, «no tiene ni pies ni cabeza». El Ayuntamiento de Mieres recuerda que es «el legítimo propietario» del puerto y afirma que ha defendido siempre sus derechos e intereses «en el marco del Estado de derecho, y así lo seguiremos haciendo en el futuro, con responsabilidad y lealtad a los intereses del municipio». n

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