Obituario

Morcín llora a Nicanor, su vecino más longevo: hijo de una viuda minera, empezó a trabajar a los 12 años

El centenario bisabuelo, de 102 años, comenzó a trabajar con 12 al ser el primogénito de los cuatro hijos menores de una viuda minera

Suárez, el pasado noviembre. | FERNANDO DELGADO

Suárez, el pasado noviembre. | FERNANDO DELGADO

Fernando Delgado

Fernando Delgado

La Foz (Morcín)

Su privilegiada y precisa memoria contrastaba con la fragilidad de su debilitado cuerpo. Morcín está de luto por el fallecimiento de su vecino más longevo, Nicanor Suárez Fernández, de 102 años, cuyo funeral tendrá lugar esta tarde. "Canor, el del Lugar de Arriba", nació en La Foz de Morcín el 8 de agosto de 1922. En su último cumpleaños afirmaba a LA NUEVA ESPAÑA: "Sabes una cosa que estuve pensando, que cada vez vienen menos amigos a verme porque ya murieron casi todos y la juventud de ahora ya no me conoce".

A pesar de su afirmación, Nicanor fue un auténtico referente para todos los vecinos que le admiraban y le respetaban, no sólo por ser la persona de mayor edad del concejo, sino también por su ejemplaridad moral, llena de humildad, como integrante de esa generación de la posguerra que trabajó duro y con sacrificio en unas condiciones muy difíciles para sacar adelante a sus familias.

El centenario recordaba con gran precisión los momentos más relevantes de su dilatada trayectoria personal y profesional. Comenzó a trabajar con 12 años en Hulleras de Riosa, después de que su padre Manuel falleciese en 1932 sepultado por un derrabe de carbón cuando contaba 29 años. Su madre Amparo no obtuvo ninguna compensación económica al quedar viuda y, con cuatro hijos menores de edad, sólo le otorgaron "el privilegio" de que su hijo mayor Nicanor, el primogénito de los cuatro hermanos, fuera contratado por la empresa carbonífera para que hubiera, al menos, una fuente de ingresos en la huérfana familia.

Carnet del trabajador Nicanor Suárez, de 12 años, en Hulleras de Riosa, emitido el 7 de enero de 1935  | | REPRODUCCIÓN DE FERNANDO DELGADO

Carnet del trabajador Nicanor Suárez, de 12 años, en Hulleras de Riosa, emitido el 7 de enero de 1935 | | REPRODUCCIÓN DE FERNANDO DELGADO

"Como quedamos sin paga, mi madre fue a hablar con el ingeniero jefe y me mandó que fuese a verle a la oficina de La Pereda. Cuando llegué allí, yo levantaba poco más de la mesa en la que él estaba y me dijo que era una pena que no fuese a escuela", recordaba Nicanor.

"De aquella salíamos del colegio como ceporros, sabía poco más que leer y escribir y echar alguna cuenta. Entonces me metieron en la mina para que estuviese en la puerta 11 del nivel 91 en la que trabajaban 14 caballistas con unas mulas que rompían mucho les pates. Allí estuve hasta que estalló la guerra. Comencé ganando 24 reales", rememoraba con suma precisión el centenario bisabuelo.

"Luego trabajé como enganchador, fogoneru, oficial de tercera, de segunda y de primera. Cuando reparaba les calderes ganaba 8,5 pesetes", rememoraba. Nicanor se jubiló en 1987, en el pozo Montsacro de Hunosa con la categoría de vigilante de mantenimiento y con una pensión de 84.000 pesetas. En total, trabajó 52 años en las minas de carbón que cambiaron de titularidad de Hulleras de Riosa a Ensidesa y finalmente a Hunosa. "Cambió la empresa, pero yo no me moví del mismo sitio", señalaba sonriente.

Salud

"Los tirones que dimos encarrilando vagones me desficieron les caderes, pero la memoria la tengo muy bien. Lo de antes téngolo todo grabado. Hay que entender que fuimos niños de la posguerra y ahí habría mucho que contar", sentenciaba.

Nicanor nunca pensó que llegaría a los 102 años "tenía pensado morirme a los ochenta. De la cabeza estoy bastante bien y me acuerdo de muchas cosas que pasaron. El esplendor de esta comarca fue cuando Ensidesa compró las minas y profundizó el pozo Montsacro porque había una gran riqueza en el subsuelo. En 1953 vi pintar con cal en el suelo el círculo donde se comenzó a profundizar y también vi como cerraron la explotación en 2014", recordaba con pesar.

"No hice más que trabajar sin parar. También puse muchas calefacciones de gasoil por las casas cuando salía de trabajar en la mina.", señalaba con mucho orgullo.

Inventor

"A veces quedaba algún fulminante en el fondo de los vagones y entonces inventé una máquina ‘picavagones’. Funcionó y los dejaba muy limpios. Traté de registrar la patente en 1976, pero no me dejaron por ser empleado de una empresa pública. Siempre aprendí sobre la práctica, nunca sobre los papeles", sentenciaba.

Suárez, el pasado noviembre, con el reportaje que publicó LA NUEVA ESPAÑA tras cumplir 102 años unos meses antes. | FERNANDO DELGADO

Suárez, el pasado noviembre, con el reportaje que publicó LA NUEVA ESPAÑA tras cumplir 102 años unos meses antes. / FERNANDO DELGADO

Familia

"A mi padre, que falleció picando carbón cuando yo tenía 9 años, siempre le oía decir que no quería que sus hijos entrasen en la mina porque sabía bien lo que había dentro. Le respeté la palabra en vida, pero no tuve otra opción que meterme dentro con 12 años para mantener a la familia ya que era el mayor de los cuatro hermanos que nos sacábamos dos años cada uno. Al final, sus tres hijos varones fuimos mineros".

Nicanor se casó con 22 años con Maximina Bardio Cachero, vecina también de Lugar de Arriba y gran compañera de vida hasta que falleció en 2019. Deja dos hijas, cinco nietos y cinco bisnietos.

Condujo su Renault Clio hasta los 93 años. "De memoria estoy muy bien porque siempre utilicé boina y gorra para protegerme la cabeza", afirmaba con gran sentido del humor.

Al finalizar la entrevista de su 102 cumpleaños el pasado mes de agosto, Nicanor, lector diario de LA NUEVA ESPAÑA desde hace varias décadas, trasladaba la siguiente sugerencia: "Diles a los del periódico que amplíen un poquitín la letra pequeña, con un milímetro bastaría, porque ya me cuesta un poco leerla. Imagino que les pasará igual a otros muchos que son mayores como yo". Palabra de Canor, el del Lugar de Arriba, el centenario bisabuelo de Morcín referente de una modélica, humilde y sabia generación. Descansa en paz, amigo.

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